Quijano, el pueblo que cobra vida en Navidad
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Ana Michelena transforma su hogar en una pastelería mágica con un tren en movimiento y un árbol luminoso gigante como protagonistasCada año, el pequeño pueblo de Quijano de Piélagos, con apenas trescientos habitantes, se convierte en un destino obligado para los amantes de la Navidad. Su transformación comienza gracias a la dedicación de vecinas como Ana Michelena, quien lleva la decoración festiva a un nivel ... extraordinario. Su casa, conocida como La Casa de la Pastelería, es el epicentro de la magia navideña que atrae a miles de visitantes.
Desde hace tres años, los vecinos de Quijano se unieron en una iniciativa propuesta por Esther, una vecina recién llegada, para decorar sus hogares con temáticas navideñas específicas. Hoy, la tradición se ha consolidado y suma más de treinta casas temáticas, entre las que destacan la juguetería, la chocolatería, la librería, y por supuesto, la pastelería de Ana, que ha dedicado años a perfeccionar su vivienda, tanto por dentro como por fuera.
Fotos
Daniel Pedriza
Esta vez su decoración presenta novedades como un tren en movimiento y un árbol de luces aún más imponente. «Este año es una auténtica pastelería», comenta Ana con entusiasmo. «Hemos estado meses trabajando en dulces falsos y todo en el interior simula la repostería. La mayoría de las cosas están hechas a mano y otras son piezas que llevo coleccionando treinta años».
Todo está lleno de detalles únicos. Desde figuras hechas de escayola y cerámica, hasta adornos elaborados con espumas especiales. «Empezamos a trabajar en enero. Mi cocina está colapsada todo el año con brillantina y materiales», admite entre risas. La decoración no es un esfuerzo individual. Toda su familia colabora, desde su nieta de siete años hasta su padre, con 97. «Cada uno aporta su granito de arena, incluso para cosas pequeñas como clavar un adorno. Este trabajo no sería posible sin su ayuda».
Para Ana, lo más gratificante es el impacto emocional que su esfuerzo tiene en los visitantes. «Mucha gente me abraza y me agradece. Me dicen que han recuperado el espíritu navideño o que les he devuelto la capacidad de asombro», relata. Es un trabajo sin ánimo de lucro, pero lleno de significado. Las decoraciones exteriores las puede ver todo el mundo, mientras que las visitas al interior de su casa están reservadas para colegios, asociaciones o amigos. Sin embargo, la magia de Quijano está al alcance de todos los que se acercan.
La idea de Esther de asignar una temática a cada casa fue acogida con entusiasmo. «Al principio éramos unas veinte casas, ahora ya somos más de treinta. El pueblo está lleno de luces y decoraciones, todo hecho de forma privada», explica. Este año, Quijano incorpora además un árbol de los deseos, donde los visitantes pueden colgar sus mensajes navideños, y un puente mágico que, según la tradición, concede deseos si se cruza sin respirar. Todo ello con el sonido de la gaita de Paquito de fondo, otro de los vecinos de Quijano. En su caso, no participa en la temática navideña porque vive lejos, pegado a la montaña, pero le gusta colaborar poniendo melodía a la Navidad de su pueblo.
Tanta es la gente que visita Quijano en Navidad –ha sido una locura en estos últimos años– que para esta edición el Ayuntamiento de Piélagos ha ampliado el servicio de lanzaderas que puso en marcha entre Renedo y Quijano con dos trenes durante las vacaciones escolares.
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