«Los alumnos están totalmente implicados»

Raúl Conde comenzó a dar clases de informática en septiembre de 2006 en el Centro de Formación Profesional María Inmaculada de Santander, pero ahora, un proyecto que ha impulsado junto a dos compañeros le ha servido para ayudar en el lugar en el que reside, Güemes. Gracias a su labor, está ayudando a que las personas mayores de la localidad puedan ir conociendo cómo utilizar un ordenador o un teléfono inteligente, a la vez que sus alumnos van conociendo otra forma de aprender.

Que Conde esté llevando desarrollando ahora mismo este proyecto no es casual, ya que es una idea que ya tenía previamente en la cabeza. «Antes ya había planteado algún proyecto de trabajo-servicio, pero no lo había llevado a la práctica como ahora». Junto con sus compañeros de centro ya habían planteado hacer con sus alumnos un trabajo de reciclaje solidario, pero a principios de año, lo que hasta ahora había sido un planteamiento teórico, empezó a llevarse a la práctica.

También influyó a la hora de preparar esta iniciativa para los alumnos un curso que Raúl hizo e el Centro de Enseñanza del Profesorado (CEP) en el que hablaron del aprendizaje basado en retos. «Por otro lado estaba que el centro en el doy clase nos solicitaba un tipo de enseñanza más participativa de los alumnos». Juntándolo todo, surgió esta idea que Raúl incluyó en su programación de curso, modificando su orden para que los alumnos tuvieran los suficientes conocimientos para participar en el proyecto.

La participación en esta iniciativa ha sido totalmente voluntaria, «pero todos los alumnos han accedido a participar en ella». En su opinión, este tipo de proyectos benefician a este tipo de alumnos. «Tienen un bagaje académico bastante bajo y todo lo que sea estudiar les frustra porque suspenden. De esta manera pueden sentirse útiles con lo que hacen a la vez que ven que van aprendiendo»

En la segunda quincena de enero se vieron los primeros resultados del trabajo de los alumnos de Raúl. En primer lugar, se dedicaron a arreglar ordenadores que no funcionaban bien o que iban a ser tirados a la basura para llevar a cabo su proyecto de reciclaje solidario. «La idea surgió porque en la biblioteca José Luis Casado Soto teníamos tres ordenadores que no funcionaban correctamente». Para poder hacer una sala de informática, necesitaba más aparatos, así que acudió a hablar con el responsable de la Casa Cultura que le dio los que se encontraban en el antiguo telecentro de Ajo. En ese momento fue cuando el proyecto echó a andar. «Se los llevé a mis alumnos para que fueran aprendiendo mientras los arreglaban».

Una vez que ya estuvieron listos, se dio cuenta de que las personas que iban a utilizarlos en su mayoría eran gente mayor que no tenían los suficientes conocimientos para ello. «Mi suegra es la presidente de la Asociación de Mayores de Güemes, así que las piezas del puzle casaban a la perfección». Fue entonces cuando crearon un cuestionario online para determinar cuáles iban a ser las enseñanzas que sus alumnos les iban a enseñar. A partir de éste pudieron organizar unos talleres para los viernes por la mañana que aún se siguen desarrollando.

«Los alumnos se encuentran totalmente implicados y con ganas, aunque las personas mayores al principio eran un poco reacias por no querer sentirse ridículas». Aun así, Raúl no puede estar más satisfecho del trabajo que están realizando todos ellos. «El reciclaje solidario consiste en dar una nueva vida a algo y luego utilizarlo para ayudar. Creo que lo estamos consiguiendo».