«La Tienduca es el pulmón del pueblo». Son las palabras que escribieron los vecinos de Ambrosero en una pancarta que colocaron ayer frente al Ayuntamiento de Bárcena de Cicero donde se concentraron para rechazar la amenaza de cierre que pesa sobre ... el único bar-tienda de la localidad. «Es nuestro punto de encuentro, aquí no hay nada más, y si lo quitan, el pueblo se queda sin vida». Y es que tras más de 60 años abierto, el establecimiento es casi como su casa.
Por eso, no dudaron en acudir para apoyar a Javier Puente, el joven que lo tiene alquilado desde hace ocho años, y pedir al Consistorio que no eche el candado definitivamente.
La denuncia de una vecina, cuya casa está próxima a La Tienduca -el establecimiento está ubicado en los bajos de una vivienda en el barrio Carlos V- es la que ha provocado esta situación, lamenta Puente. La mujer ha denunciado ante el Consistorio el negocio por «ruidos, servir comidas, por el estacionamientos de coches...». A raíz de la queja, los servicios técnicos municipales acudieron al local y «ahora me dice la aparejadora que solo tiene licencia de ultramarinos pero no permiso de bar, y que para dármela tengo que hacer una obras en el interior que me costarían unos 40.000 euros». Un dinero que, dice, no puede invertir porque el edificio está en venta.
«No entiendo cómo hasta ahora nadie ha dicho nada. Siempre ha estado abierto como bar sin problemas»
«El local solo tiene licencia de ultramarinos pero no permiso de bar. Se le ha instado a que lo legalice»
Gumersindo Ranero Alcalde Bárcena de Cicero
Puente no entiende cómo después de ocho años regentando el establecimiento nadie le ha dicho nada de que no tenga permiso y defiende que «otros vecinos lo han tenido alquilado previamente también como bar y no han tenido ninguna problema. Además, si se sigue dando el mismo servicio la licencia no caduca. Cuando lo cogí, lo arreglé todo con la gestoría como bar. Y ahora de repente no figura la licencia en el Consistorio».
El joven explica que hasta la denuncia no tenía constancia alguna de que careciera de permiso y que en el contrato que firmó con el dueño consta un punto que recoge que «el arrendatario destinará el local a la actividad de comercio o taberna de pueblo no pudiendo dedicarlo a otra actividad distinta de la pactada sin autorización expresa del arrendador». Y así lo ha cumplido. Además, en este tiempo ha tenido tanto inspecciones de Sanidad como de Trabajo y «todo lo tengo en regla, incluso la tabla con los alimentos que puedo dar tiene el sello de Sanidad».
El origen del problema con esta vecina, cuenta el chico, viene a raíz de que recuperó la fiesta de San Andrés en Ambrosero y la celebró en La Tienduca. «Traje con un camión para poner música, di panceta y chocolate a la gente. Todo con los permisos del ayuntamiento». Eso, fue en 2016 y al año siguiente «llamó a los guardias para que no hiciera la fiesta y me dijo que iba a ir a por mí, que el bar lo quitaba y que esto iba a ser una zona residencial».
A principios de este mes, Puente ha recibido una nueva instancia del Ayuntamiento, que le ha abierto un expediente por no adoptar las medidas que le han trasladado y le ordena la paralización inmediata de la actividad así como que solicite la licencia. El joven lamenta que se vaya a permitir el cierre del bar «no por mí, que soy joven y puedo buscar otro trabajo, sino porque la gente del pueblo se queda sin su único punto de encuentro. Este bar tiene una función social». Ayer agradeció el respaldo de los vecinos, tanto de Ambrosero como de otros pueblos de alrededor, que acudieron a la concentración e instó al ayuntamiento a que «las mismas obras que me piden a mí en el bar se las solicite a todos los establecimientos. Los clientes, que definen a Javi como «muy buena persona, dijeron que La Tienduca «es lo único que tenemos en Ambrosero que merece la pena. Y si lo poco que tenemos nos lo cierran, ¿qué pintamos aquí?, ¿dónde vamos a ir a comprar el pan?, ¿dónde van a ir los mayores a jugar a la brisca».
Cumplir la ley
El alcalde de Bárcena de Cicero, Gumersindo Ranero, reconoció a este periódico que la «da mucha pena» el cierre, pero explicó que la persona que tiene el local no tiene ninguna licencia a su nombre. A parte de eso, añadió, «el local solo tiene licencia de actividad de ultramarinos y no de bar. La llegó a tener hacer tiempo, pero algún arrendatario dio de baja el permiso de bar». El regidor explicó que tras la denuncia a Puente se le abrió un expediente y se le mandó una carta de que tenía dos meses para legalizar la situación, cosa que no ha hecho. El bar sigue abierto y no ha hecho nada», lamenta. «No me gusta que se cierre, me parece una barbaridad, porque la gente mayor toda la vida va allí, pero hay una denuncia y con la ley en la mano hay que cumplirla».
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