Aparece varada una cría de ballena en la ría de Argoños

El mamífero ya había sido avistado en la jornada anterior nadando en la bahía frente a Laredo y en los alrededores del puerto de Santoña.

Con la bajamar, la pequeña ballena quedó, finalmente, varada a primera hora de la tarde de este jueves en el espacio de barro de las marismas. En un primer momento se intentó socorrerla, pero tras una valoración en la que se certificó la imposibilidad de mantenerla con vida, una veterinaria le puso una inyección letal, para evitar su agonía.

Esta mañana, coincidiendo con la pleamar, Agentes del Medio Natural de la Consejería de Desarrollo Rural, han retirado el cadáver del cetáceo para trasladarlo al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, ubicado en Villaescusa, para llevar a cabo la necropsia y determinar las causas de que acabara varada.

El cetáceo, según ha explicado Gorka Ocio, responsable de la empresa Verballenas y que ayer estuvo en la zona junto al animal, es una cría de rorcual aliblanco. «Por el tamaño era un bebe lactante, de unos cuatro meses, que todavía tendría que estar con su madre amamantando». El mamífero medía aproximadamente unos 2,7 metros y pesaba más 200 kilos.

El primero que encontró al animal fue un vecino pescador que, de inmediato, dio aviso al 112, y como disponía de un traje y botas de agua, se adentró en la zona de fango para echar sobre el cetáceo cubos de agua de manera continua.

En la zona, casualmente, se encontraba Ocio avistando pájaros, y se acercó el lugar. «Le indiqué que no hacía falta mojar en exceso a la ballena porque ya estaba en un ambiente húmedo, llovía, y que, eso, era más propio hacerlo en verano».

Tras la llamada de aviso, aparecieron en la zona dos efectivos de la Guardia Civil. Dado su peso fue imposible moverla, pero Ocio, como experto en ballenas, les recomendó ponerla derecha. «Estaba varada de costado con el espiráculo (son dos aperturas que tiene encima de la cabeza por las que respira) tocando el barro».

Entre los agentes y el vecino la colocaron derecha y la dejaron tranquila para causarle el menor estrés posible. A dicha tranquilidad, contribuyó que apareciera en una zona de fango, lo que imposibilitó el acceso a curiosos.

Los siguientes en llegar fueron dos responsables de la Red de Varamientos de Cantabria (Tragsatec), junto a una veterinaria, que la cubrieron con toallas húmedas y procedieron a valorar su estado. «Vieron que era una ballena pequeña y que, además, tenía heridas profundas porque había tocado en zonas donde había muchas ostras», ha detallado Ocio.

La perspectiva era que la cría de ballena pasara en la zona de fango toda la noche hasta que subiera la marea y siendo lactante, y sin su madre, las posibilidades de que se mantuviera con vida eran prácticamente nulas. Por ello, le aliviaron el sufrimiento con una inyección letal. «Fue una actuación correcta porque las esperanzas eran prácticamente nulas».

Para facilitar el acceso al animal, fue retirado a la orilla y esta mañana, sobre las nueve, se ha retirado el cadáver.

Por su parte, el divulgador ambiental, Diego de Vallejo, ha detallado que se trata de «la especie más pequeña de todas nuestras grandes ballenas. La más habitual, a pesar de seguir siendo cazada en países como Noruega o Japón». Asegura que se la distingue fácilmente por su pequeño tamaño y por tener una mancha blanca llamativa en cada aleta dorsal. «Estas especies se desplazan en mar abierto alcanzando altas velocidades, como todos los rorcuales. No es normal que entren en el espacio de las marismas, como sí hacen las marsopas o los delfines, por lo que, sin duda, se tratará de un individuo muy joven desorientado por enfermedad».