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El monumento dedicado al almirante Carrero Blanco, ubicado en el Pasaje de Santoña, ha aparecido con pintadas de los colores de la bandera republicana, rojo, morado y amarillo. El acto vandálico se ha hecho coincidir con el 50 aniversario de su muerte en un atentado ... de la banda terrorista ETA, el 20 de diciembre de 1973.
No es la primera vez que el enorme monolito es cubierto con grafitis antifascitas y reclamando su demolición. En el año 2017, pintaron en la base de piedra inferior mensajes como: «Más cultura. Monumento a la ignorancia. Fascismo» y «Monumento al Fascismo ilegal. Más cultura. Derribo».
Desde Vox Santoña, su concejal Salvador Sarabia ha registrado en el Ayuntamiento un escrito pidiendo que se proceda a retirar las pintadas del monumento así como a la limpieza de las piedras y las estatuas que representan los cuatro puntos cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
El monolito es obra del escultor Juan de Ávalos y fue construido en 1976 en honor al almirante Luis Carrero Blanco, nacido en Santoña, y que fue presidente de España durante la época franquista. El monumento nunca ha sido inaugurado oficialmente. La villa, además, tiene una avenida con el nombre del exmilitar.
Mucho se ha hablado en los últimos años de si este monolito y la calle incumplen la nueva Ley de Memoria Histórica. El último pronunciamiento fue el del exalcalde Sergio Abascal, en noviembre de 2022, que indicó a este periódico que si el Ayuntamiento recibía alguna carta del Gobierno de Cantabria en aplicación de la nueva ley regional para eliminar los símbolos franquistas existentes, solicitaría un informe al secretario municipal para que resolviera si la escultura y la avenida con su nombre cumplen o no con la ley. Y, si procedía la aplicación, dijo que tendría que llevarse al Pleno municipal cualquier acuerdo que implique un cambio de nombre y la designación de una nueva denominación.
Abascal siempre expuso que el monumento –que no tiene ningún elemento de simbología franquista– no se iba a demoler, sino que se procedería a cambiar su denominación. Si la carta llegó o no, nunca ha trascendido pero el asunto no fue a más. El posible derribo ya se debatió también en el pleno en el año 2007, a raíz de la aprobación de la anterior Ley de la Memoria Histórica, acordándose entonces su conservación. El resto de calles con nomenclatura franquista sí se modificaron
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