Arnuero encarga el proyecto para la demolición y regeneración de La Arena

Cuanto estén listos los apartamentos - de su ejecución se encarga el Gobierno de Cantabria y se prevé que eso ocurra para finales de este año o principios del próximo -, aún faltará por acometer una segunda fase de urbanización en Bocarrero y de demolición y regeneración ambiental en La Arena, todo a cuenta del Ayuntamiento de Arnuero. La actuación costará 1,5 millones de euros con cargo al remanente de tesorería. «El proyecto se ha encargado ya a la empresa Planea - «la misma que nos redactó el Plan General aprobado por sentencia firme -, para poder acometerlo cuanto antes», apunta el alcalde de Arnuero, José Manuel Igual, consciente de que en este asunto no se puede perder más tiempo para dar cumplimiento a lo dictado por un juez y acabar con el calvario de los afectados. «El Plan General estuvo recurrido seis años y, eso, es lo que más nos ha retrasado».

De cara a esta segunda fase, lo más prioritario son los trabajos de urbanización que restarían por hacer en la parcela de Bocarrero. «A petición de los vecinos se va a proceder a instalar un cierre perimetral de la zona de las casas». La idea es instalar un vallado vegetal alrededor.

También está comprometida la construcción de un nuevo vial de doble sentido por el barrio de Barenilla para que la urbanización disponga de un acceso directo - tanto en coche como para peatones y bicicletas - a la playa del Sable, en Quejo. «Y se habilitará, igualmente, un paseo peatonal y de bicis, que ahora no existe, en la carretera que lleva a la playa de La Arena». Con esto, quedaría concluido todo lo referente a las viviendas de sustitución y la adecuación de la parcela en la que se ubican. Será en ese momento, y no antes, cuando, dentro de esta segunda fase, se procederá a derribas los bloques que siguen en pie en La Arena, seguido de la regeneración ambiental de este entorno a la vera de la playa. Es esta última intervención en la que pone más énfasis el regidor, que quiere aprovechar la coyuntura para hacer de este espacio un lugar más natural. Más verde. «Donde hoy están las casas se va a crear un bosque frondoso repleto de encinas autóctonas». En la superficie que quede libre se plantarán 5.800 metros cuadrados más. «Ampliaremos el terreno que había originariamente. El encinar se extenderá hasta la parte más baja yendo un paso más allá con la repoblación», resalta el alcalde.

La actuación se completará con la creación de senderos peatonales y didácticos, que se dotarán de paneles informativos para explicar cómo era este lugar hasta el año 1988, la construcción que se hizo y que fue declarada ilegal por los tribunales a comienzos de los noventa y cómo quedará tras la demolición de las viviendas. Es una apuesta por la educación y sensibilización ambiental. «Será un bosque humanizado con el antes y el después del derribo, indicando lo que no se debió hacer».

Para culminar el 'después' de esta área se mejorará y optimizará toda el terreno adyacente dedicado a aparcamientos públicos «Ahora mismo en el parking se estaciona como le viene en gana a cada uno y vamos a reordenar las plazas y sustituir el suelo de tierra por un pavimento integrado por losas con huecos para dejar crecer la hierba», explica el alcalde. Se emplearán materiales sostenibles y acordes con el entorno.

El objetivo es que el proyecto de la segunda fase esté listo a lo largo de este año para licitarlo y acometerlo en 2025. «Queremos avanzar todo el trabajo para poder desarrollar las obras en cuanto estén listas las casas y sin dejar tiempo de por medio. Y se empezará con la urbanización para que los vecinos la tengan concluida cuanto antes».