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Por las venas del santoñés Pedro Hernández – conocido como Willy – corre salitre. El mar ha sido su lugar de trabajo durante sus más de 40 años como pescador y ahora, ya jubilado, es su fuente de inspiración como pintor. Sus obras han salido a la ... luz en la celebración del Día del Marinero, durante las pasadas fiestas patronales. A las tradicionales maquetas de barcos que expone la peña Juan de la Cosa, en la plaza de San Antonio, se sumaron este año los cuadros de este artista, que acapararon todas las miradas por sus espectaculares dibujos de embarcaciones de la villa.
Su familiares y amigos ya sabían de su destreza con las pinturas; de hecho, Willy a menudo regala los cuadros que realiza a su entorno –, pero, ahora, sus trabajos son conocidos por todo el municipio. La oportunidad de exponer surgió casi por casualidad. «El concejal, Fernando Palacio, vio mis cuadros en el garaje – que hace las veces de su taller – y me planteó que se podían mostrar en el Día del Marinero. La idea me pareció bien. Entonces, le mandé unas fotografías y lo debió de comentar en el Ayuntamiento. Ya, después, Félix, el presidente de la peña Juan de la Cosa, que es mi primo, se encargó de recoger los cuadros y los colocamos esa mañana en San Antonio».
Reconoce que fue un «orgullo» poder exhibir en público sus trabajos. «Estuve un rato por allí hablando con la gente y, después, me senté en la terraza de un bar de la plaza a tomar algo y contemplarlo todo», cuenta.
Las obras que más llamaron la atención son en las que ha plasmado con todo tipo de detalles los barco de cerco locales como el Nuevo Paquita, en el que faenó como sotapatrón durante más dos décadas, o el Ermita Pilar, un cuadro que regaló al armador del pesquero, Pablo Argos, y que este le cedió para que esa jornada también estuviera en la muestra. Los trabajos, explica Willy, están realizados en soportes de cartulina y ocume. «Primero hago los dibujos a lápiz para poder borrar si hace falta porque me gusta hacerlos lo más perfectos posibles. Después, los repaso a bolígrafo y les doy color con pinturas de madera o pintura al agua». Cuando la base es de madera, los cubre con barniz para «que le dé brillo y proteja».
Los dibujos de los pesqueros los completa con la rosa de los vientos, timones, salvavidas y el escudo de Santoña. Y, peces, muchos peces, como los que él ha capturado desde cubierta y otras especies marinas, como la famosa ballena, entre otros, y pájaros que recrea a partir de unas enciclopedias que atesora. En algunas láminas también escribe las coordenadas exactas a las que estaría situado el barco en el agua y la leyenda ‘Santoña, la mar’.
Willy dice que retrata todo lo que tenga que ver con el mundo de la pesca porque es «lo que llevo dentro». No obstante, también ha pintado en ocume los escudos heráldicos de su familia y ha realizado cuadros sobre el sector de la mecánica y del motor para regalárselos a su sobrino por su cumpleaños.
Entre los trabajos a los que guarda un especial cariño está el dibujo de una embarcación inventada a la que ha puesto el nombre de su progenitora: ‘Madre Victoria’. El pesquero está pintado amarrado a la escollera del puerto de Santoña, con Montehano de fondo, las rederas trabajando, las gaviotas y perros merodeando por el muelle y aparece hasta la caseta de combustible de gasoil. Y es que son los pequeños detalles los que dan valor a sus diversas creaciones, en las que tampoco falta el faro del pescador, goletas, barcos de recreo, el monumento a Juan de la Cosa o la embarcación de Fuenterrabia en la que faenó en sus años de juventud. Y hasta pone nombres a las velas: el de sus nietos, mujer y sobrinos.
Actualmente, está inmerso en un dibujo que será un homenaje a los pescadores senegaleses que integran la tripulación de las embarcaciones. «Cuando estuve en el Paquita, tuve varios compañeros senegaleses y les he querido mucho». En un largo ocume ha plasmado dos barcos – «que han salido de mi mente» – con las banderas tanto de Santoña como de Senegal y con varios pescadores y un niño de este país africano a bordo. En el texto que ha escrito destaca que son «muy buenos marineros y amigos». Willy mientras describe el cuadro incide en un detalle. «Entre los peces se puede ver dos manos que se estrechan: una negra, con la bandera de Senegal, y otra, blanca, con la bandera de Santoña», poniendo de relieve la unión de todos los hombres de la mar. Este proyecto lo expondrá el año que viene.
Desde pequeño el dibujo siempre ha sido la gran pasión de Pedro. En la escuela, los profesores ya le decían que tenía un «don», pero no pudo formarse y la vida le llevó a ser pescador desde los 14 años. Un mundo duro al que él se ha entregado en cuerpo y alma hasta su retirada. La mar le tira tanto que aún sale como hobby a pescar por la bahía con una pequeña embarcación de recreo llamada el Rompeolas II. Mientras estuvo en activo apenas tuvo tiempo libre para dedicarse al dibujo. Ha sido al jubilarse hace una década – tiene 66 años – cuando está desarrollando de lleno esta afición.
No obstante, explica, que cuando trabajaba llegó a presentarse a los concursos de carteles de los carnavales de Santoña y Noja y del Sauga Folk de Colindres, aunque, lamenta, que «solo se da valor a los que se realizan por ordenador». Ahora, está todas las mañanas y tardes pintando en el garaje porque «se me pasan las horas volando y me siento feliz». Otra de las cosas que más le llena es hacer felices a los niños. «Los dos nietos de un amigo de Bilbao, Fernando, querían tener una pecera en casa pero sus padres no les dejaban. Les pregunté que peces les gustaban y me dijeron que las tortugas y los delfines. Les regalé un cuadro con estos peces pintados y les encantó».
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