Bareyo mejora la senda del Faro de Ajo, que recibió 207.534 visitas el año pasado

La erosión por la climatología y la continua afluencia de visitantes para contemplar el faro multicolor pintado por Okuda habían deteriorado el camino de grava colocado sobre una membrana geotextil, especialmente en los tramos con mayor pendiente. Además, este tipo de superficie no permitía el tránsito de sillas de bebé ya que «se trababan en el terreno, sobre todo cuando llovía» y dificultaba también la accesibilidad para personas con movilidad reducida.

Para mejorar esta situación se ha llevado a cabo una actuación de bajo impacto ambiental, sin alterar su aspecto ni otras características como el drenaje y la escorrentía del terreno. En concreto, los trabajos han consistido en colocar un sistema de geoceldas consistente en una malla no tejida de polipropileno con estructura en nido de abeja, que garantiza una durabilidad de más de 25 años. Sobre la malla se ha aportado una gravilla debidamente compactada por medios mecánicos.

Con esta obra de acondicionamiento se busca mejorar la experiencia de los visitantes que el año pasado acudieron, en masa, a conocer la colorida torre. Este rincón de Ajo cosechó cifras de récord en 2021. Exactamente, se contabilizaron 207.534 visitas, siendo el mes de agosto el de mayor afluencia al registrarse 72.526 entradas. En total, desde que Okuda mudó la piel del faro -a finales de agosto de 2020- han pasado ya por este enclave 280.550 personas. Un dato que podría ser aún mayor, ya que este espacio tuvo que cerrar durante cuatro meses por las restricciones impuestas por la pandemia.

La regidora pone en valor el atractivo turístico que ha generado la obra de Okuda, que ha puesto a la localidad de Ajo en un lugar destacado en el mapa de Cantabria. «Parece imposible que venga tanta cantidad de gente a ver el faro pero ahí están las cifras», apunta. A este respecto, Ruiz incide en que un alto porcentaje de los visitantes procede de la propia región. «Son personas que se han acercado a ver el faro y les ha gustado, y, después, vuelven trayendo a familiares o a amigos de fuera para visitarlo».

Los turistas, señala la alcaldesa, se sorprenden del paisaje y de los imponentes acantilados del cabo de Ajo en el que se alza la torre. «Desde este punto, el más septentrional de la región, hay una vistas espectaculares del mar Cantábrico y se divisa Santander en un día despejado. El entorno es maravilloso».

Para mantener «vivo» el turismo, el Ayuntamiento de Bareyo tiene previsto organizar eventos en el municipio que atraigan a los visitantes y así «mantener la actividad económica de los negocios y hostelería de la zona».

Actualmente, la finca del faro de Ajo está cerrada al público. La idea es volver a abrir sus puertas durante las vacaciones de Semana Santa y, posteriormente, se mantendrán abiertas los fines de semana. La original torre está presente estos días en el expositor de Cantabria en Fitur donde se está promocionando este lugar a través de folletos.

El Consistorio de Bareyo, con la colaboración de la Consejería de Turismo, completó el pasado mes de agosto la actuación artística en el faro con el pintado, a cargo también de Okuda, de seis silos ganaderos en desuso en Ajo con el fin de crear una ruta de arte urbano en el municipio.

En este caso, no es posible contabilizar la presencia de turistas pero la regidora asegura que «se ha notado mucha afluencia de personas en el barrio el Convento, que es al que lleva la propia carretera donde están ubicados los silos». «Algunas personas aprovechan para conocer el convento de San Ildefonso y las ruinas del claustro. Es un barrio alejado del centro de Ajo, que tiene mucho encanto y, ahora, se está descubriendo».