Un cañonazo por el fin de la ocupación napoleónica
Santoña ha retrocedido este sábado 211 años para recordar un capítulo crucial de historia: el abandono de la tropas francesas y la entrega de los fuertes
Santoña ha retumbado este sábado en honor a su historia. El estruendo de un cañonazo ha traído al presente un capítulo trascendental de la crónica pasada de esta villa: la capitulación francesa. Fue un 28 de mayo de 1814 cuando las tropas napoleónicas tras seis años de ocupación y asedio abandonaron el municipio – entonces conocido como el Gibraltar del norte–, y entregaron el control de las fortificaciones a las autoridades españolas.
De aquella rendición se acaban de cumplir 211 años y para conmemorarlo vecinos y visitantes han retrocedido este sábado en el tiempo con disparos al aire, desfiles de tropas al son de tambores y una salva de cañón, que ha hecho vibrar el suelo del paseo marítimo. El escenario elegido para este homenaje ha sido el entorno del monumento al Bicentenario, con el Fuerte de San Martín como telón de fondo. Allí, una representación de los ejércitos franceses, españoles e ingleses han rememorado al tratado de capitulación que firmaron, entonces, los tres países. Como testigos de excepción, una amplia nómina de concejales de la Corporación local y decenas de curiosos apostados tras las vallas por seguridad.
El acto ha arrancado con un relato del contexto histórico del acontecimiento. El edil de Cultura, Rubén Quintana, ha recordado el tratado que supuso el fin de la guerra y que decía, entre otras cosas, que «la ciudad y los fuertes de Santoña serán evacuados por las tropas francesas y entregados a las tropas españolas».
El siguiente en tomar la palabra ha sido el primer teniente de alcalde, Ricardo Fernández, que ha destacado que «esta conmemoración que celebramos es una oportunidad para mirar atrás, comprender nuestro pasos y reafirmar los valores que nos definen como comunidad». Ha evocado los momentos de «gran incertidumbre» que vivió Santoña durante los años de ocupación. «Las tropas francesas, bajo el mando de Napoleón Bonaparte tomaron nuestra villa por su posición estratégica en la costa del Cantábrico. La bahía, nuestro puerto, nuestras fortificaciones eran de un norme valor militar y por ello, fuimos un enclave codiciado y duramente controlado». Sin embargo, Santoña se resistió «con inteligencia, con paciencia y una fe inquebrantable en la libertad»
Fernández junto con el director de la residencia militar de Santoña, Juan Castroviejo, ha depositado una corona de flores en el monumento al Bicentenario, mientras sonaba el himno nacional. Seguido, los ejércitos han lanzado con sus rifles varios disparos al aire. El momento más esperado ha sido el cañonazo. «De los gordos», se ha escuchado decir entre el público. Una potente explosión de pólvora lanzada desde un cañón de 48 libras traído desde el Museo de la Real Fábrica de Artillería de la Cavada. Para honrar la historia. La recreación culminó con el desfile de las tropas uniformadas con trajes de época por el casco urbano.
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