Las carabelas portuguesas ya han llegado a Cantabria
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De momento se han localizado siete ejemplares en playas de Laredo, Santoña, Noja y San VicenteSi frecuenta las playas de Santoña, Laredo, Noja o San Vicente de la Barquera tiene que saber que las carabelas portuguesas ya se hospedan en las aguas de Cantabria. Era de esperar. A principios de esta semana ya se notificaron los primeros avistamientos en el ... País Vasco y, de acuerdo con el régimen de vientos, estaba claro que acabarían llegando a la costa cántabra. De momento se han visto siete; tres en Berria (Santoña), dos en Trengandín (Noja), una en La Salvé (Laredo) y otra, un poco más alejada, en Merón (San Vicente de la Barquera). Eso sí, afortunadamente todavía no se han producido picaduras.
No son medusas, aunque coloquialmente se piense que sí por la similitud física. «Pertenecen al mismo grupo zoológico, pero no son de la misma familia. Digamos que son parientes lejanos», explica el biólogo Gerardo García-Castrillo. Y añade: «La medusa es un individuo, un solo bicho, mientras que la carabela portuguesa es una colonia de miles de individuos que viven sujetos a unos hilos muy finos debajo del órgano flotador». Por eso, la presencia de carabelas portuguesas poco tiene que ver con la aparición de las medusas. En el caso de las primeras atienden a tres factores: el viento, las corrientes y la temperatura del agua. «Tienen un órgano que está lleno de aire -neumatóforo- y flotan. Son como bolsas de plástico de color violeta grisáceo, casi transparentes, y son impulsadas hasta llegar a las costas», detalla el biólogo. Depende del viento dominante. «Estos días de calor ha soplado viento nordeste y las mueve desde Francia, por eso se han visto primero en la costa vizcaína. Si el viento viene del norte o del noroeste, las carabelas suelen venir de la zona de Asturias, pero es más raro que eso pase».
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Lo mismo ocurre con las corrientes marinas, que arrastran a las falsas medusas hacia la orilla. La temperatura del agua también influye. «Aunque en los últimos años ya se hayan visto carabelas portuguesas en el mes de julio, lo habitual es que aparezcan en septiembre, que es cuando el agua del mar está más caliente, pero debido a los cambios de temperatura que estamos sufriendo era de esperar que estas cosas empezaran a ocurrir», asegura Gerardo García-Castillo. Aun así, la temperatura del agua no condiciona la llegada de las carabelas portuguesas tanto como el viento o las corrientes. «Afecta más a las medusas», añade. En este sentido, el biólogo advierte de que estas también podrían aparecer en los próximos días en la costa cántabra.
Tras la llegada de las carabelas portuguesas y a la espera de que las medusas hagan su visita anual a nuestra comunidad, la Cruz Roja ya tiene montado su operativo de prevención y actuación frente a la presencia de estos ejemplares. «Las siete que hemos localizado son bastante pequeñas en comparación a su tamaño habitual», cuenta Agustín Salán, director de Emergencias de Cruz Roja Cantabria, que hace unas semanas ya preveía la llegada temprana de las carabelas por las condiciones climatológicas. «De momento hemos encontrado siete, pero la cosa puede cambiar de un segundo para otro», asegura. Por eso, todos los dispositivos de la Cruz Roja ya están en prealerta controlando las playas «con embarcaciones inspeccionando el mar».
Hasta ahora la Cruz Roja no ha tenido que atender ninguna picadura, ni de carabela portuguesa ni de medusa. Aunque no pertenecen a la misma familia, lo cierto es que las picaduras produce reacciones similares: dolor, escozor y, a veces, hinchazón o ampollas. «Quizás en el caso de las carabelas es un poco más fuerte, pero si la persona no presenta patologías no suele ir a más», explica Agustín Salán. A la hora de tratar la reacción, el procedimiento también es el mismo. «Lo más adecuado es acudir al puesto de socorrismo o al centro de salud y lavarlo con agua salada». Esto último es importante ya que el agua dulce activa las células urticantes que el animal ha dejado. «Mucha gente va directa a las duchas de las playas y lo empeoran». En caso de que se queden restos de tentáculo en la piel hay que retirarlos, a poder ser, con guantes y con unas pinzas. Eso sí, Salán recomienda acudir al servicio de urgencias en caso de que los síntomas empeoren o vayan a más.
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