El castro celta del monte Cincho, bajo la lupa de una exploración arqueológica

A fin de determinar su alcance real, el Consistorio ha contratado, con un coste de 2.400 euros, la realización de una prospección arqueológica en este monte. Los trabajos de exploración superficial -en ningún caso habrá excavaciones- se centrarán en el entorno de la cima, una meseta casi plana, donde se localiza la existencia de los restos del antiguo castro celta. Así lo ha recogido el trabajo del arqueólogo Leopoldo Fernández Agüero, que publicó un artículo sobre el castro del Cincho en el libro 'Castros y Castras en Cantabria', editado por la Asociación Acanto. En él, habla de cómo se observan claramente, en alguna zona de la senda, restos del derrumbe de la muralla.

Esta información despertó el interés del director de Planificación del Ayuntamiento de Arnuero, Ramón Meneses, consciente de que esta sierra, por su enclave, puede haber tenido un papel fundamental en la historia de los pobladores de Arnuero. Recientemente, cuenta, en una reunión con el arqueólogo Rubén San Cristóbal Ruiz, de la empresa Arqueología y Patrimonio Cultural, surgió este tema y «me informó sobre la posibilidad de que nos encontremos ante uno de los castros más importantes del litoral cántabro, planteando realizar una prospección arqueológica».

El alcalde de Arnuero, José Manuel Igual, dio su visto bueno a la propuesta, que ha cristalizado en una adjudicación a San Cristóbal, que se encargará tanto de la prospección visual -en un terreno de 45 hectáreas- como de una prospección geomagnética (permite explorar los primeros metros del subsuelo), en una superficie más concreta de 10 hectáreas. Una labor necesaria para «determinar el alcance real del yacimiento, la posibilidad de existencia de restos y conformar las posibles características del castro desaparecido». La prospección permitirá afinar la datación histórica del castro que Fernández Agüero, en su artículo, sitúa «en algún momento de la Edad Media».

Tras la toma e interpretación de datos y la geolocalización de los restos de la zona amullarada, se plasmarán los resultados en un proyecto y en un estudio tipológico, que permita crear, en una segunda fase, documentación en tres dimensiones. «El objetivo no es aflorar los posibles restos arqueológicos, ya que nos encontramos en un espacio natural protegido, en el que no se puede ni talar las encinas, ni realizar una reproducción 'in situ' del castro», aclara Meneses. El objetivo final es recrearlo a través de la realidad virtual. «Se encargará a una empresa la elaboración de una herramienta digital informativa para, a través del móvil, visualizar una simulación del castro en tres dimensiones». Lo mínimo es documentar «el perímetro de la muralla y la distribución interna del castro, con sus zonas para vivir y espacios comunes».

La idea inicial que se baraja es señalizar «dos o tres puntos». Se colocarán unas placas con información y códigos QR, que permitirán ver el castro celta en realidad aumentada. «Uno de los puntos puede reproducir la zona amurallada y el poblado entero, otro recrear cómo eran las casas entonces y un tercer punto explicaría cómo se organizaban socialmente, si tenían una plaza o foro». La prospección se realizará el próximo otoño -se requiere antes un permiso de Patrimonio-, por lo que los resultados se conocerán en 2025. «En el caso de que afloraran vestigios relevantes para la arqueología, se podría plantear una excavación en un espacio pequeño que no cause afección ambiental». Está por descubrirse.