Empate a trofeos en Santoña de Diosleguarde y Carlos Domínguez

Diosleguarde abrió la tarde ante un astado muy aplaudido por sus hechuras. Bien rematado y con romana. El salmantino se lució con la capa. Tras brindar al ganadero, comenzó la faena de rodillas. Buenos fueron los pases en redondo ante un novillo noble y bravo. Costó más la tanda al natural. Gusto y temple fueron las virtudes del diestro. Estocada hasta la bola y dos orejas. Gran ovación para el novillo.

A Arturo Gilio le tocó en suerte un astado muy ofensivo de cara, al que recibió por verónicas y dos chicuelinas. Apretó metiendo bien los riñones en el caballo. Pases de rodillas muy ajustados y toreo en las redondo arriesgando mucho. Mejor los que dio con la zurda. Molinetes y manoletinas ceñidos para acabar. Dos pinchazos hondos arriba y estocada atravesada y tres golpes de verduguillo le privaron de trofeos. Aviso y Ovación. Aplausos al novillo en el arrastre.

El tercero le permitió a Carlos Domínguez lucirse con el capote, con cuatro largas cambiadas de rodillas. De igual manera inició la faena de muleta. Bien los pases con la mano diestra y soberbios los que dio con la zurda. Una lástima los desarmes que entorpecieron la labor del pacense. Arrimón final y desplantes para matar de una estocada. Oreja y fuerte petición de la segunda. Aplausos al novillo.

Bonito el cuarto, chorreado y astifino. Distraído pero de embestida larga. Faena por los dos pitones del salmantino, mejor al natural. Arriesgó buscando redondear la tarde. Pinchazo, estocada atravesada y trasera. Aviso y descabello. Ovación al de Espartaco. Diosleguarde dio la vuelta al ruedo.

Gilio tuvo en el quinto un novillo muy bien hecho y con buenas defensas, y también el más deslucido del encierro del de Espartinas. Le cogió de mala manera. Se rehizo y apenas pudo dar dos pases más. Estocada y dos golpes de verduguillo. Fueron ovacionados torero y toro. Saludos.

El último, muy serio, fue de menos más. Domínguez gustó por su templanza. Buena faena del de Badajoz que se recreó antes de finiquitar a su rival de una estocada caída. Oreja y fuerte petición de la segunda que el presidente negó.

Orgulloso se despidió Espartaco, entre felicitaciones de los santoñeses.