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Ana del Castillo
Santander
Lunes, 15 de junio 2020, 10:41
Desde el pasado 28 de mayo, cuando Okuda y Miguel Ángel Revilla presentaron el proyecto de intervención en el faro de Ajo, se ha levantado una oleada de protestas de distintos colectivos.
El presidente de Cantabria, cuestionado en varias ocasiones por el asunto, lo ha dicho por activa y por pasiva: «Me encanta el diseño de Okuda. Este gran artista cántabro, que tiene obras en grandes ciudades de todo el mundo, quiere dejar plasmada en su tierra una obra emblemática como la proyectada en el faro de Ajo. Para gustos están los colores, y en este caso hay muchos colores, pero vamos ni es un monumento histórico, ni es nada, es un faro de hormigón».
El Diario Montañés publicó la semana pasada -el 11 de junio- una consulta digital con la pregunta ¿Qué crees que debe hacerse con el faro de Ajo? Han participado un total de 28.105 personas y el 64% ha respondido a favor de que se quede como está, en color blanco. Un 33% prefiere que Okuda lo pinte de colores y un 3% ha optado por la tercera opción: que el artista lo pinte solo de forma temporal y que dentro de un tiempo recupere su aspecto actual.
Para Okuda, al tanto de la polémica, la controversia generada en torno a su intervención en Ajo no es más que una cuestión de «política e ignorancia». Para el artista internacional, célebre por sus coloristas trabajos e intervenciones que modifican los espacios urbanos, los colores son vida y combaten el racismo: «Es un idioma universal, un instrumento de cambio revolucionario que nos llena la vida de energía. El color puede modificar ánimos y situaciones, hacer el mundo distinto al cambiar esos espacios grises, anodinos y deprimentes por otros llenos de vida».
Sin embargo sus colores y diseños no convecen a algunos sectores y particulares en su tierra, que no han dudado en dejar sus comentarios en la propia consulta digital del periódico del tipo: «Preferir el racionalismo arquitectónico o artístico, es decir, lo diáfano y funcional como razón de ser, no te convierte en un ignorante»; «Creo que hay otros lugares, muros o fachadas que podrían recuperarse con sus pinturas, pero el faro, que se rehabilite si lo necesita, pero sin perder su color de siempre»; «Un faro es un sistema de navegación y como tal debe tratarse. No se puede cambiar su color blanco sin sentido»... Pero los lectores de El Diario Montañés también han dejado mensajes de admiración al arte del cántabro: «Pintar el faro va a suponer un gran atractivo turístico. Para completar más la obra, yo optaría por añadir una escultura a la composición, al igual que hizo en La Habana».
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