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Evaristo Domínguez, el alcalde eterno
Imbatible ·
El regidor de Meruelo encara su duodécima legislatura gracias a la confianza mayoritaria que le han vuelto a dar sus vecinos, que valoran su cercanía y su accesibilidadSecciones
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El regidor de Meruelo encara su duodécima legislatura gracias a la confianza mayoritaria que le han vuelto a dar sus vecinos, que valoran su cercanía y su accesibilidadComo los viejos rockeros, el popular Evaristo Domínguez, se resiste a bajarse del sillón de la Alcaldía de Meruelo. Los vecinos, siguiendo con el símil ... musical, son sus fans más acérrimos y el pasado 28M, le pidieron -por abrumadora mayoría de votos-, que alargara su 'gira' dirigiendo los destinos del Ayuntamiento.
Si la salud le respeta, sumará 48 primaveras sin desprenderse del bastón de mando. Desde que se instauró la Democracia. Será su duodécima legislatura. Y esta sí, la última. Se lo ha prometido a su mujer. Aunque reconoce que le había jurado que lo dejaba al cumplir 40 años como regidor. Pero incumplió su palabra. Unas denuncias de la oposición le empujaron a seguir. No quiere que ningún ciudadano de Meruelo piense que se va por temor. Y, por eso, a sus 75 años -cumplirá los 76 en octubre- se mantiene al pie del cañón.
Por eso, y porque se lo reclaman sus paisanos. Esa, probablemente, es su mayor satisfacción. Orgulloso abuelo de nueve nietos, cuenta que un día paseando por el pueblo con las dos más pequeñas, las crías le preguntaron por qué le saludaba tanto la gente. «Es la mejor sensación de que he sido una persona accesible, abierta y normal con todos». Que ningún otro alcalde busque fórmulas mágicas para repetir su hazaña. Es más simple de lo que parece. «Que vean que te gusta lo que estás haciendo y que le dedicas tiempo». Tratar siempre a la persona que tienes enfrente con el «máximo respeto» al margen de lo que cada uno vote; y ya, si posible, «resolver sus peticiones».
Recalca el factor cercanía. Para hablar con Domínguez se puede pedir una cita en el Consistorio, aunque si te le encuentras tomando un café o el blanco en cualquier bar y quieres comentarle alguna cuestión, él no se opone. «Salimos fuera del bar y que me lo cuente. ¿Qué me cuesta escuchar a un vecino unos minutos?», se pregunta. Y si puede ayudarle pone en marcha lo necesario inmediatamente. No siempre es así, «a veces hay que decirles que no, o que están haciendo algo mal e intento explicarles cómo es el camino correcto para proceder». El negar algo a un amigo o vecino es lo peor que lleva del cargo, pero «no siempre las peticiones son razonables»,
De carácter templado tanto en los buenos como en los malos momentos, de primeras, Domínguez da una imagen de persona seria. Es un hombre que difícilmente se altera y huye de polémicas. Llegó a la política por casualidad. Oriundo del barrio de Ancillo (Argoños) se casó con sus esposa en el 70, estableciéndose en Meruelo. «Mis suegros tenían una panadería y repartían piensos y nos quedamos con el negocio». Vecinos del pueblo querían formar un nuevo partido y al ir a pedir consejo a un anterior alcalde, este les animó a ir a buscar a 'Evaristo, el panadero', porque «entiende de esto». Domínguez les habló de la importancia de la participación de los jóvenes. Acordaron celebrar una reunión en el camping de Ajo, abierta a todos. En una pizarra escribieron los nombres de los que querían integrarse en el proyecto. Por votación de los asistentes, de allí salió una lista del partido Agrupación Independiente de Meruelo encabezada por Domínguez. Dice que le motivó el querer arreglar los caminos vecinales. «Cuando iba a repartir con el pan y llovía un poco era imposible circular». Tenía 31 años y buenas dosis de ilusión.
Compaginó los madrugones para elaborar el pan con la gestión municipal hasta que se jubiló. A veces la reuniones se prolongaban hasta la tarde por lo que agradece eternamente el apoyo de su mujer para sacar adelante a la familia. Si mira hacia atrás cree que antaño se tenía «un poco más de respeto» por los cargos públicos. «Los políticos históricos, de cualquier partido, trabajaron con mucha fe para sacar adelante la Democracia de la que disfrutamos hoy».
Aquella Agrupación Independiente por Meruelo derivó en Alianza Popular para, finalmente, liderar el PP de su municipio. 44 años dan para mucho. Cuando arrancó su primer mandato, en el pueblo, eminentemente ganadero, había 819 vecinos. Actualmente, la población se ha triplicado y ronda los 2.300.
A este espectacular crecimiento contribuyó la construcción en los años 80 de viviendas sociales en régimen especial, la creación de una pequeña zona industrial y el acuerdo con el Gobierno de Cantabria para albergar la planta de reciclaje «cuando nadie quería saber nada de ello». El esfuerzo por acoger esta infraestructura trajo obras «muy interesantes» en compensación, empleo -cerca de 240 vecinos de Meruelo operan en la planta- y un canon económico que fortalece las arcas municipales para prestar mejores servicios.
Domínguez encara la que se supone será su ultima travesía con el timón del barco insuflado por la «savia nueva» de los jóvenes que se han incorporado al equipo. Casi la mitad de la lista tienen entre 18 y 25 años. «Ha sido una agradable sorpresa». Entre los proyectos que ha recogido de las nuevas generaciones está la creación de una playa de río, en algún punto del Campiazo, y la construcción de un macrocentro cultural en la antigua mueblería Abascal. Son las promesas que luchará por sacar adelante. Sin olvidarse de su objetivo de ensanchar el mayor número de caminos vecinales. «Tengo la 'espinita' de no haber conseguido ampliar más carreteras pero cuesta convencer a los propietarios».
El tiempo que le queda libre por las tardes lo aprovecha para la lectura y jugar al tute con su esposa. Sin ella, sin Rosa, el currículum del alcalde más longevo de Cantabria «hubiera sido imposible»
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Ana del Castillo
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