La flota cántabra arranca el viernes la costera del bocarte con más cuota

El sector afronta la campaña con «optimismo». El Total Admisible de Capturas (TAC) es el más alto desde el cierre del caladero en 2005. El cupo para este año asciende a 31.615 toneladas, que son 1.432 toneladas más que el pasado ejercicio. «No ha subido la cuota, sino que se ha añadido el excedente de bocarte que no se pescó en la pasada campaña», explica el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, César Nates.

Esta excelente noticia viene reforzada por los estudios de los científicos que corroboran que la biomasa de la especie sigue siendo «buena». Al hilo, Nates recuerda que, en la costera de 2023 se descargó un alto porcentaje de anchoa grande, lo que alzó el precio medio de venta. El deseo es que en los próximos meses esos ejemplares de calidad den la cara cerca de la costa. «Los pocos barcos que han salido estas semanas a por sardina en la zona de Francia han señalado algo de bocarte», apunta el presidente. Un buen presagio, aunque ningún hombre de salitre se atreve a realizar previsiones. Y es que, dicen, «hablar de la mar es equivocarte».

Lo único seguro es que a partir de la medianoche del viernes se abre la pesquería. A día hoy, los partes meteorológicos no acompañan por lo que, si no cambian, es probable que la flota espere hasta el lunes para levar anclas. «Hay muchas ganas. Al no poder pescarse chicharro y que dejó de haber anchoa a partir de agosto, los barcos pararon antes de tiempo. La sardina también estaba agotada, así que no teníamos a qué ir a la mar. Llevamos parados desde mediados de noviembre», relata Nates. Excepcionalmente, algunas embarcaciones han enfilado hacia aguas francesa en busca de la sardina para poder hacer algo de caja y sobrellevar el invierno.

Desde la Cofradía de Santoña, Miguel Fernández, asegura que afrontan con ilusión la inminente costera, pero tiene claro que hay que esperar a ver cómo se presenta. «Esperemos que sea similar a la del año pasado». Al igual que en la campaña precedente, en el primer semestre la flota podrá pescar el 85% de la cuota disponible, reservando el 15% restante para la segunda mitad del año. Con esta decisión, se pretende favorecer a los barcos de cerco que no salgan a bonito y que, además, se encuentran con la prohibición, por segundo año consecutivo, de pescar chicharro, salvo de forma accidental. «Con ese porcentaje de anchoa que se deja, se pretende que tengan algo para pescar». Durante el primer mes, las embarcaciones podrán subir a cubierta 8.000 kilos por día, mientras que en abril, mayo y junio podrán descargar hasta 10.000 kilos. En cuanto al tamaño, se mantiene el criterio del sector de capturar un bocarte por debajo de 60 granos ( número de unidades por kilo).

Lo que se da prácticamente por hecho es que la anchoa volverá a adelantarse al verdel. Viene ocurriendo desde 2019 y ha dejado de ser una excepción. El cambio climático es más que palpable en la mar. Y los ciclos se han desdibujado. La campaña de caballa está abierta desde primeros de año para la flota de cerco, pero no han ido en su búsqueda porque no hay ni rastro. «Suele aparecer a mediados de marzo. El año pasado se agotó en una semana». Los de anzuelo están a la espera de la resolución que dicte la apertura de esta especie».