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Domingo, 3 de febrero 2019, 08:04
La flota de Santoña cumple con el 100% de los parámetros que se establecen para valorar «el compromiso» con el futuro del mar, tal y como se desprende del informe elaborado por ipd tras el estudio y análisis por muestreo de distintos parámetros en las ... prácticas pesqueras como: capturas accesorias (incluyendo la práctica de los descartes y el slipping) e interacciones con especies protegidas, así como la valoración del compromiso de la flota con aspectos como las tallas de las capturas, la legalidad de las artes de pesca y el respeto al medio ambiente.
Además, la flota santoñesa cuenta con la certificación MSC para las pesquerías de anchoa, bonito y sardina. Esta certificación es un sello de calidad que certifica la sostenibilidad a largo plazo de la pesquería y el respeto al entorno marino.
Para la elaboración de este estudio se analizaron los informes de los observadores que estuvieron a bordo de tres de los 27 buques de la flota santoñesa (11 de los cuales son de cerco y otros 16 de 'artes fijas'), que faenaron en dos pesquerías: la costera del bonito y la campaña de la anchoa.
De este análisis se ha extraído que los barcos santoñeses pescan con artes y aparejos tradicionales, cuya selectividad evita la presencia de descartes e interacciones con especies vulnerables. Así mismo, la trazabilidad de las capturas a bordo y en la lonja permite concluir que las tripulaciones mantienen unos elevados niveles de control de calidad de los peces, además de cumplir con la normativa en vigor.
Así mismo, la flota cumple con la normativa nacional respecto a las medidas de las artes y aparejos utilizados en ambas pesquerías y con la reglamentación europea referida a la obligación del desembarque, que pone fin a las devoluciones al mar de pescado comercializable. Esta práctica es nefasta para las poblaciones de peces y para el entorno marino, así como costosa para los pescadores. Los descartes se producen principalmente en la modalidad de arrastre, que no se practica por ningún barco de Santoña. En la flota santoñesa se producía cuando los pescadores capturaban accidentalmente pescado para el que no tenían cuota, pescado dañado o menos rentable, o pescado por debajo de la talla reglamentaria que no podían vender.
Para permitir que los pescadores se adapten al cambio, la obligación de desembarque se está introduciendo paulatinamente hasta 2019 para toda la pesca comercial y se aplicará pesquería por pesquería.
El informe también concluye, tras el análisis del tratamiento de los residuos que se realiza a bordo, que la tripulaciones están comprometidas con la protección del medio ambiente.
Por último, todo el pescado que se pone a subasta en la lonja de Santoña cumple con estrictos parámetros sanitarios de frescura, ausencia de contaminantes y metales pesados, además de control de parásitos, realizados por el laboratorio independiente Lab Norte, que realiza alrededor de veinte analíticas anuales al pescado capturado por los barcos de Santoña.
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