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¿Sabías que la anchoa es fruto de una bonita historia de amor entre un siciliano y una santoñesa? El argumento suena a película romántica ... y, nada más escucharlo, se despiertan las ganas de saber más sobre el origen de este exquisito producto. ¿Dónde se conoció la pareja? ¿Cómo surgió el primer filete de anchoa? ¿Siempre se ha elaborado igual?
Las respuestas a estas preguntas se encontrarán en una aplicación de móvil ideada por la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Santoña con el fin de dar a conocer de una manera «amena y divertida» el florecimiento de la industria conservera en la villa.
Experiencia diferentes La nueva herramienta digital combina la geolocalización con la realidad aumentada
La ruta El usuario será guiado por siete rincones de la villa que guardan relacióncon el bocarte
«Desde que llegué al Ayuntamiento tenía claro que quería dar un impulso a la anchoa y llevamos desde septiembre trabajando en este proyecto», cuenta la edil de Turismo, Sara Lagarma. Lo novedoso de esta herramienta digital gratuita es que tendrá como hilo conductor la historia de amor entre el comerciante siciliano Giovanni Vella y la joven santoñesa Dolores Inestrillas. «Está contado de una manera especial para que llame la atención».
La aplicación combinará la geolocalización con la realidad aumentada. Al descargársela, el usuario será guiado por siete rincones del municipio -todos relacionados con la anchoa - y podrá verse a sí mismo en cada enclave acompañado por Dolores, el personaje estrella que protagoniza y pone voz a la ruta digital. El paseo tiene paradas en el puerto pesquero, en el paseo de los sicilianos (muelle), en el tintero y el secadero donde se colgaban las redes para la costera o en los monumentos al bocarte y a la mujer conservera. En cada punto, además de la información virtual que relate Dolores, el visitante tendrá la posibilidad de profundizar con textos e imágenes antiguas de esos emblemáticos rincones. Se aportarán datos curiosos como el récord mundial de descarga de bocarte en un solo día en la lonja santoñesa en 1960 y se pondrá en valor la elaboración artesanal de las anchoas de manos de las mujeres.
El Ayuntamiento de Santoña presentará el próximo jueves en Fitur este nuevo recurso turístico. Será un adelanto a la posterior puesta de largo del proyecto en el municipio, de cara a que esté disponible para vecinos y turistas en Semana Santa. La aplicación llevará por nombre el 'Gran Bocado'. «Es como llamó Giovanni Vella a las primeras latas de filetes de anchoas con mantequilla que elaboró en Santoña», relata la edil.
La aplicación ha sido creada por la empresa Nuage, que ha llevado al mundo digital todo el contenido aportado por las técnico de Turismo de Santoña, Marta Belaustegui y María Ruiz. «Han hecho un gran trabajo de investigación junto con el secretario de la Cofradía de la Anchoa, Pedro Benavent, que nos ha aportado muchos datos», agradece Lagarma.
Y es que pocas veces se ha contado el origen de la anchoa desde un enfoque con tintes románticos. Hay que remontarse a finales del siglo XIX para hablar de la llegada de los comerciantes italianos -principalmente de Napolés, Sicilia o Génova- a las costas cantábricas en busca de bocarte ante la escasez de esta materia prima en su litoral. Venían cada primavera y adquirían grandes cantidades que empacaban en barriles cubriéndolos de sal para enviarlos a tierras italianas.
Uno de esos comerciantes fue el joven siciliano Giovanni Vella, que, en uno de sus viajes a Santoña, en 1883, conoció y se enamoró de Dolores. «Hay quien tiene la idea de que era una trabajadora de la fábrica, pero, realmente, era una joven de la nobleza», apunta Lagarma. De hecho, en la aplicación su personaje está ataviado con un vestido de época. Vella se casó con su amada seis años después y se quedó para siempre en Santoña.
En su fábrica, la primera que se levantó en el municipio, empezó trabajando la anchoa entera en salazón junto a las mujeres del pueblo. De su afán por innovar surgió la idea de limpiar el bocarte, quitándole las espinas y la piel hasta obtener el filete de anchoa, tal y como se consume ahora. Al principio, usó como cobertura mantequilla, pero pronto lo sustituyó por aceite de oliva. Su marca se llamó 'La Dolores' en honor a su mujer. «Nos enseñó una forma nueva de tratar el producto que supuso el resurgimiento económico de la villa», reseña la edil. Es uno de los capítulos más trascendentales del devenir de Santoña. «Tenemos la intención de llevar la aplicación también a los colegios para que los escolares conozcan de primera mano la historia de la anchoa».
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Ana del Castillo
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