Las ideas y vueltas del Faro de Caballo

Fue en agosto del año 1994 cuando, con el pretexto de que se encontraba en estado ruinoso, la Autoridad Portuaria, sin contar con la debida licencia municipal, decide por su cuenta derribar un símbolo ligado a la historia del municipio: la casa del farero.

En octubre de ese mismo año, y dada la relevancia que había tomado el suceso, encontrándose la mayor parte de la población santoñesa dolida e indignada por la destrucción del edificio, el pleno del Ayuntamiento de Santoña tomó el acuerdo de exigir a la Dirección General de Puertos la reconstrucción de lo derribado, solicitando del mismo organismo la cesión del Faro de Caballo para convertirlo en albergue municipal. Ninguna de esas exigencias o peticiones llegaron a ser tenidas en cuenta por parte de la Autoridad Portuaria, pasando el faro a convertirse con el transcurso de los años en una especie de mirador sin linterna (la torre continúo apagada).

Tuvo que pasar más de una década, hasta marzo del 2006, cuando se estableció un convenio para la rehabilitación y mantenimiento del faro. Gracias a ello se acondicionó la plataforma y se mejoraron los accesos mediante un quitamiedos a lo largo de la escalera, además de recuperar la linterna de la torre. La ejecución la llevó a cabo la Autoridad Portuaria, el mismo órgano que años atrás había destruido una parte de su entorno. Medio Ambiente y el ayuntamiento santoñés se encargarían a partir de entonces del mantenimiento, quedando descartada la ansiada reconstrucción de la casa del farero.

Recientemente, la Consejería de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y Comercio, a través de Cantur, y el Ayuntamiento de Santoña, llegaron a un acuerdo para un nuevo convenio que pondrá en marcha un sistema de gestión de control de accesos al Faro del Caballo mediante reserva previa durante los meses de verano. Recordar que la titularidad del faro sigue perteneciendo a Puertos del Estado y está incluida en la figura de dominio público ligado al servicio de señalización marítima.

El objetivo del compromiso alcanzado, dado el trasiego de turistas y los frecuentes accidentes que se han venido produciendo en la zona, es regular el control de personas para preservar y proteger el patrimonio paisajístico, medioambiental y marino del entorno del faro. Cantur se hará cargo en el futuro de la gestión de visitas, contratando el personal necesario que se encargará de revisar las reservas y la normativa en el acceso al faro, así como de velar por el cumplimiento de las mismas.

Por otro lado, debido a los trámites burocráticos que conllevan, las esperadas obras comenzarían a finales del 2022 o de cara a la primavera del 2023.

El sistema de reserva diseñado al efecto funcionará en los periodos estivales, coincidiendo con la temporada alta de turismo.

Esperemos que el Faro de Caballo, un icono de la historia de Santoña injustamente maltratado, tenga en el futuro la necesaria adaptación que necesita según la evolución que ha ido adquiriendo nuestra sociedad.