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«Es muy complicado darle brillo al respigo. Lo acabo de probar... Y no deja de ser una hierba que comían las vacas toda la vida, pero hay gente que tiene la suficiente capacidad como para hacer que guste. El arte está en sacarle ... el rendimiento que le da la Cofradía del Respigo de Laredo siendo lo que es». José Moll acudió ayer a Laredo como representante de la recién creada Cofradía del Bonito del Norte de Colindres para participar en la décimo quinta edición del Día Internacional del Respigo. Una jornada que reunió un año más a cientos de vecinos y visitantes que no quisieron pasar la ocasión de probar uno de los mayores manjares para los laredanos. El buen tiempo invitó a la gente a sumarse a una fiesta gastronómica con mucha solera -que surgió de la mano del laredano Antonio Arconada 'Antuán'- en la que no faltó la música.
La Cofradía del Respigo repartió alrededor de un millar de pinchos entre los asistentes. Con chorizo, con gulas, con tocino... Este colectivo bien sabe todas las combinaciones posibles para sacarle el mayor partido a este vegetal, que mucha gente lo denomina grelos (como se conocen en Galicia).
Este año, los organizadores del evento han sufrido un percance que, por suerte no afectó a la jornada. Y es que tuvieron un problema eléctrico con uno de los congeladores donde guardan los respigos y tuvieron que tirar parte de lo que tenían almacenado para la degustación de ayer. Por suerte, algunos de los integrantes de este colectivo tienen sus propias provisiones de respigos en casa y, entre unos cuantos, lograron reunir la cantidad suficiente para que la jornada transcurriese con normalidad.
Miguel Ángel Aja, presidente de este colectivo laredano, se mostraba «satisfecho» por la gran afluencia de gente durante la jornada. «Nos vamos a quedar cortos», lamentaba ante la gran presencia de gente, al tiempo que recordaba que antes de la degustación de los respigos, tanto la Cofradía pejina como la de la Anchoa de Santoña, con la que están hermanados desde hace dos años, acudieron a misa y realizaron la tradicional ofrenda con respigos y anchoas.
Los integrantes de la Cofradía de la Anchoa de Santoña destacaron ayer el valor de esta tradicional celebración gastronómica. «Veo muy bien esta fiesta. Es la tradición de un pueblo, que se reúne en este entorno. Me parece fantástico», señalaba Arturo Ibáñez, miembro del colectivo santoñés. «Es importante defender el producto autóctono. Vender lo que hace un pueblo. Elrespigo es menos conocido fuera de Laredo que la anchoa o el bonito, pero es rico».
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