La plaza de toros de Santoña pierde a su más fiel guardián

La muerte de Pepe, de 77 años, ha causado un hondo pesar en los santoñeses que se han enterado de la triste noticia a lo largo de la mañana. Los vecinos le recuerdan como un hombre «bueno, sencillo, cariñoso, amable y sobre todo, entregado en cuerpo y alma a su querida plaza toros«. El mundo taurino era más que su pasión. Era prácticamente su vida.

La figura de Pepe siempre estará ligada a la historia del coso local. Durante casi medio siglo, ha ejercido de forma altruista de conserje de la plaza. Todos los días, hiciera sol o lloviera, Pepe abría el coso y se quedaba en la puerta de entrada esperando la llegada de visitantes para mostrarles con el mayor de los cariños los distintos rincones de la instalación.

Antes de abrir la plaza, pasaba revista al ruedo y al tendido para que estuvieran en perfectas condiciones a la hora de contemplarlo. Y es que, como explicó en una entrevista a este periódico, «siempre hay que arrancar alguna hierba que ha salido en los tendidos».

Tras ello aguardaba pacientemente a los visitantes ataviado con su inseparable gorra y una tarjeta identificativa de conserje que le había hecho la peña taurina local 'Francisco Marco '. A menudo ponía música como pasodobles o rancheras a todo volumen, que era la inequívoca señal de que Pepe ya estaba en la plaza con su alegría. Imposible no escuchar esas canciones cuando se paseaba a la vera del puerto.

Si pasaba algún curioso por la puerta, él no dudaba en invitarle a entrar y le acompañaba por todos los rincones de la plaza explicando su historia: cuándo se inauguró, quienes fueron los primeros diestros que torearon...Y todo sin esperar nada a cambio.

Una encomiable labor que fue reconocida en varias ocasiones por su peña taurina. En las paredes de entrada al coso, desde 2014 hay una placa con su imagen, que pone en valor su desinteresado trabajo y también se le ha reconocido a nivel regional. Así, en 2017, Durán recibió un homenaje en reconocimiento a su labor por parte de la Asociación Taurina de Cantabria en el marco de la gala a los triunfadores de la anterior edición de la Feria de Santiago. En el acto, que tuvo lugar en el Hotel Chiqui, recibió los aplausos y agradecimiento del mundo del toro de Cantabria que le tenía alta estima. Allí, rodeado de los diestros que él tanto admiraba, como Enrique Ponce, muy inmensamente feliz.

Una de las personas que más se ha volcado con Pepe en todos estos años ha sido el relaciones públicas de la peña taurina local, Francisco Pérez, que estaba con él todos los días en el coso y que le ha organizado varios homenajes durante la tradicional cena que celebra la peña cada navidad. En estos actos, entre amigos, Durán se animaba a coger el micrófono y cantar. Era el miembro más entrañable y querido de la peña.

Además de por su estrecha vinculación a la plaza de toros, son muchos los que hoy también rememoran que Pepe, en su juventud, se dedicó a vender golosinas en un carro que llevaba a las puertas de los colegios y por El Pasaje. Los niños y sus familias se acercaban a él para comprar pipas, caramelos y todo tipo de dulces.

Su marcha deja un recuerdo imborrable en el municipio por su bondad y generosidad. «Era una gran persona», es hoy la frase más repetida en Santoña. Su entierro será este sábado, a las 16.00 horas, en la iglesia de Santa María del Puerto