El Pleno de Santoña aprueba de forma definitiva la modificación de la ordenanza de terrazas

El Pleno de Santoña ha aprobado de forma definitiva la modificación de la ordenanza reguladora de terrazas con el apoyo unánime de todos los grupos políticos de la Corporación municipal. El alcalde Sergio Abascal informó que el grueso de las alegaciones presentadas al documento por la Asociación de Empresarios de Santoña (Asemsan) así como de algunos titulares particulares de bares se han desestimado en base a los informes de los servicios técnicos municipales, teniéndose en cuenta aspectos de carácter menor.

El regidor agradeció la participación activa de todos los partidos en la elaboración del nuevo texto normativo así como en la resolución de las diversas alegaciones.

La modificación de la ordenanza tras su aprobación inicial el pasado mayo fue calificada por los hosteleros de la villa de «restrictiva» ya que, denunciaron públicamente, limita la ocupación de terrazas en calzada a seis metros lineales, sea cual sea la longitud de la fachada del bar; y en cuanto a la colocación de los cerramientos, no permite solapar toldos o estructuras móviles para proteger al cliente de la lluvia y el viento.

Desde la Corporación, sin embargo, defendieron en el Pleno que el documento es fruto de un trabajo «consensuado» durante meses y piden al sector de la hostelería que dé una oportunidad a la nueva normativa para que vean su aplicación y cómo evoluciona. El portavoz de Santoñeses, Jesús Gullart, manifestó que la ordenanza se sustenta «en intentar conciliar lo mejor posible los intereses de los hosteleros con el derecho de los ciudadanos de Santoña». Aseguró que la mesa de trabajo ha buscado que «nadie salga perdiendo» y apeló a los hosteleros para que comprendan que «la situación de la pandemia en cuanto a ocupación de vía pública ha cambiado». Desde el PP, Ricardo Fernández, incidió en que se ha partido de una situación «peculiar» ya que durante los dos años de pandemia se ha permitido, para facilitar la labor de la hostelería, la extensión de sus terrazas en una superficie mucho mayor de la que disfrutaban en origen. «En consecuencia la comparación de lo que se deja hacer en esta ordenanza y lo que ellos tenían en pandemia les ha producido cierto desasosiego, pero deben entender que hay gente con problemas de movilidad y vecinos con viviendas próximas a establecimientos que deben convivir con ello».

El alcalde lamentó que el camino seguido con este nuevo texto se haya visto «manchado injustamente» por informaciones «sesgadas» de los representantes de la hostelería que «mandaban al sector una información distinta a lo que se les comentaba, causando un daño y malestar». Abascal negó que la ordenanza sea más restrictiva que la anterior y recordó que durante la pandemia y pospandemia «ha habido una flexibilidad y tolerancia enorme» en cuento a la ocupación de mesas y sillas. «Cuando se parte de una posición de cierta libertad, cualquier limitación la ves como algo dañino, pero estamos para regular y conciliar posiciones e intereses y las calles, vías, espacios públicos y plazas son de todos».

El regidor rechaza que haya habido ningún interés en perjudicar a nadie y la muestra, dice, es que «es un texto consensuado por todos los grupos que lo hemos intentado hacer lo mejor posible». Además, concluye, en algunos aspectos «es una normativa mucho más abierta ya que se autoriza la colocación de estructura de terrazas siguiendo unos requisitos, cuando en el anterior texto estaban prohibidas».

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