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. El puerto de Santoña es uno de los más codiciados por los barcos del Cantábrico para dar salida a sus capturas. Las cifras dan ... buena fe de ello. A punto de despedir el año 2023, la Cofradía de Pescadores Nuestra Señora del Puerto hace un balance «muy positivo» de las cantidades de pescado subastado. «Ha vuelto a ser otro año de récord», certifica el patrón mayor, Miguel Fernández.
Por la báscula de la lonja han pasado este ejercicio 15 millones de kilos de pescado, que suponen una facturación de 33 millones de euros. «Somos el puerto más importante de Cantabria. La suma de todas las cofradías de la región no llega al volumen de ventas que registra el puerto de Santoña», apunta Fernández. Y es que, tanto el año pasado como el actual se han obtenido arqueos históricos. Bien es cierto, que, luego, cada embarcación tiene su propio cómputo. Así, mientras la flota de cerco puede lanzar cohetes, la de artes menores deja atrás un año pésimo. «Es un sector que lo está pasando muy mal y es mi mayor preocupación», reconoce.
La costera del bocarte es nuevamente la que eleva el resultado final de las cuentas. El cabildo local ha subastado casi 9 millones de kilos de anchoa, que se traducen en 19 millones de euros. Más de la mitad de la facturación total. Se ha vendido a una media de 2,15 euros, cuando en la campaña pasada se pagaron a 1,45 euros. «Han venido a descargar muchos barcos y el precio ha sido muy bueno porque se ha capturado bocarte grande».
Por contra, apunta Fernández, el precio medio del kilo del bonito se ha desplomado casi un 25%. En 2022, llegó a los 3,15 euros y esta campaña se ha quedado en dos euros y pico. Este descenso, el patrón mayor lo achaca a que las conserveras no han entrado a comprar –la mayoría ha ido para fresco –, ya que se han decantado por el bonito pelágico, que es de «muy mala calidad y a un precio mucho más bajo». En total, se han subastado 1,8 millones de kilos con unos ingresos de siete millones de euros. La cuota, como ya ocurrió el pasado ejercicio, no se llegó a agotar. «Han quedado por pescar 800.000 kilos». Lo que ocurre es que este año el volumen era mayor al no existir ya una sanción que se arrastraba por sobrepesca de Irlanda.
La costera de verdel ha perdido fuerza en los últimos tiempos. En Cantabria, los barcos de anzuelo solo han consumido el 56% y en otras provincias el casillero ha quedado a cero. En Santoña el precio se ha hundido pagándose a una media de un euro.
El patrón mayor destaca el incremento que ha experimentado la merluza, que de ser una especie residual en esta Cofradía, ha pasado a ocupar un lugar destacado dentro del variado. «Ofrecemos precios muy competitivos y están entrando cada vez más barcos». Se han descargado 303.000 kilos de merluza que han supuesto 1,6 millones. Son cifras que duplican las de 2022. También el pulpo crece hasta llegar a los 15.500 kilos subastados. Se compensa así la desaparición del chicharro, del que solo se permite su captura accidental. En líneas generales, el patrón mayor asegura que el precio global de todas las especies ha descendido un 10% debido a la crisis y a que la población consume menos pescado.
De cara al 2024, el puerto de Santoña hará realidad uno de sus proyecto más ansiados. Recientemente, el Gobierno regional ha licitado la obra para adecuar la cara oeste de los diques del muelle para su utilización como machina. Una actuación que permitirá el atraque de más barcos. «Estoy muy contento porque se viene gestionando desde hace cinco años. Es algo muy necesario porque en los últimos tres años hemos recibido una cantidad de barcos superior a la capacidad de acogida que tenemos. Con esta obra vamos a solucionar esta problemática».
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