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«Mis hijos se bañaron en el riachuelo de la playa de Ajo y 24 horas después estaban vomitando y con síntomas similares a una gastroenteritis. He hablado con gente que también ha estado en esa zona y me han comentado que sus niños igualmente ... se han puesto malos tras el baño». Es el testimonio de Marta Canales, vecina de Santander, que ha tenido que acudir dos veces en una semana a Urgencias Pediátricas del Hospital Valdecilla porque su hijo más pequeño, de tres años, no levantaba cabeza desde que pasó el día en Cuberris.
Aunque la Guardia Civil no tiene constancia de denuncias por este asunto en el cuartel de la zona, en el Ayuntamiento de Bareyo «varios turistas» sí han registrado quejas por la calidad del agua. El alcalde, Pedro Manuel Prieto, ha reconocido a este periódico estar al tanto del asunto. Explica que «hace 15 días» las bombas de la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Ajo «se pararon y se arrojó un vertido, pero el mismo día se solucionó». Cuenta Prieto que ocurrió un sábado y que distintas personas, no residentes en el municipio, se acercaron hasta el consistorio para formular una reclamación: «Un señor se quejó porque bajaba el agua negra». «Es un problema de la depuradora, estamos haciendo un estudio para intentar integrarnos en el saneamiento general de Castillo, en Arnuero, para dejar de verter al río de la playa», señala el regidor.
Pedro Manuel Prieto
Alcalde de Bareyo
No es la primera vez que esta depuradora -cuya responsabilidad es de MARE aunque actualmente está encomendada a Aqualia- provoca problemas en el arenal de Cuberris. Según fuentes del Gobierno de Cantabria, la estación es «antigua, da un servicio limitado y no tiene tratamiento terciario para eliminar e.coli (escherichia coli)». Es decir, que en verano, cuando la población en los municipios costeros como Ajo se triplica, no tiene capacidad para limpiar toda el agua de bacterias. «Es un problema heredado, histórico, pasa todos los veranos cuando hay sobrecarga de capacidad, sobre todo en agosto. Además, en esta ocasión falló también la bomba y eso hizo que se haya aliviado el agua sin depurar», explican las mismas fuentes.
Por eso, el Gobierno de Cantabria ha dado ya la orden de realizar un estudio «de forma rápida» para conducir las aguas fecales a la depuradora de San Pantaleón y cerrar definitivamente la estación de Ajo, «que genera problemas desde hace años».
Desde el centro de salud de Meruelo, a siete kilómetros de la playa de Cuberris, explican que, «como todos los veranos», este año también están viendo numerosos casos de niños con gastroenteritis. «Sigo pasando consultas de este tipo a día de hoy. Vienen con febrícula, diarrea y vómitos, pero al ser leve no se pide cultivo, por lo que no podemos decir a ciencia cierta que haya sido por el baño en la playa, aunque todos vienen después de haberse bañado en arenales y en piscinas», señala una médico del ambulatorio.
A pesar de la avería en las bombas, el Ayuntamiento de Bareyo no decidió prohibir el baño en la zona, como sí ha ocurrido en otras playas de la región por razones semejantes. Hace tiempo, en Arenillas (Castro Urdiales) se restringió el acceso al agua por restos fecales y recientemente también se tuvo que tomar la misma medida en la playa de la Virgen del Mar, en Santander, así como en Usil (Miengo), en la que igualmente se cerró el acceso.
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