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La decisión del Ayuntamiento de Noja de prohibir la presencia de perros en la playa de Helgueras este verano ha generado una oleada de críticas. Representantes y defensores del turismo con mascotas, – en la villa hay varias posadas y casonas que admiten estos animales –, así como vecinos y turistas con canes han alzado la voz en redes sociales manifestando su rotundo malestar con esta medida.
Lamentan que por el incumplimiento de las normas por parte de algunos dueños de perros, el Consistorio no vaya a habilitar el último tramo del arenal de Helgueras para disfrutar con las mascotas, tal y como se venía haciendo desde 2018. Con el objetivo de que el Ayuntamiento reconsidere su postura, los responsables de la Casona del Carmen – premiado como mejor establecimiento ‘petfriendley’ de España en dos ocasiones– ha promovido una recogida de firmas que ayer sobrepasaba los 6300 apoyos.
En el escrito piden al Consistorio que permita «nuevamente el acceso de los perros durante el verano a esta zona de la playa», que «llevaba siendo un éxito y lugar de referencia en España desde hace seis años». Describen que se trata de una superficie «de poco más de unos 300 metros al final de una playa de 4 kilómetros de longitud, en una zona alejada y casi sin accesos».
La prohibición de acudir con los perros, sostienen los impulsores de la iniciativa, «no solo afecta a los residentes locales como nosotros, sino también a los turistas que visitan nuestro municipio con sus amigos peludos». Y, tienen claro que «tendrá un impacto negativo en el turismo y economía locales».
Recuerdan que la nueva Ley de Protección y Bienestar Animal, «insta a los ayuntamientos a promover espacios en las playas para el esparcimiento de los animales de compañía», y defienden que «el turismo ‘petfriendly’ es una realidad en alza en España, y las playas para perros son un componente vital de esta tendencia».
Ante esta controversia, el Ayuntamiento de Noja manifiesta que la decisión se ha tomado «ante las consecuencias generadas por las continuas infracciones de los dueños de los animales en las normas establecidas en esta zona de la playa: la obligación de llevar a los perros atados, el uso del bozal en las razas peligrosas, permanecer a seis metros de la orilla y la recogida de excrementos».
El Consistorio señala que ha tenido que dar respuesta al «contundente» informe de la Policía Local que recoge que «durante julio y agosto de 2023 se han recibido una media de unas 50 llamadas diarias por quejas de perros en las playas y este volumen ha hecho imposible que se prestara un servicio adecuado a las necesidades de los denunciantes». En el escrito, el Cuerpo estima que se hayan podido atender «tan solo un 10% de estas llamadas, ya que en periodo estival la Policía realiza en torno a 70 intervenciones de todo tipo al día». Ante esta magnitud de avisos, «los agentes no pudieron atender llamadas más importantes y que sí requerían de su urgente presencia causando un grave perjuicio para la ciudadanía». En vista del «grave deterioro» causado en el servicio policial», el Ayuntamiento alega que «no ha tenido más remedio que optar por la solución más adecuada para la totalidad de los vecinos».
También se han tenido «muy en cuenta» los informes remitidos desde el Instituto de Calidad Turística Española, en los que «desde 2018 vienen alertando de las continuas infracciones detectadas por la presencia de perros sueltos en la zona de playa habilitada para ellos, perros potencialmente peligrosos sin correas y sin bozal y perros sueltos fuera de la zona acotada». Estos reiterados informes «hacen peligrar el mantenimiento de distinciones de calidad de las playas como las Banderas Azules y la Q de Calidad, que supondrían un enorme perjuicio para la villa y sus visitantes».
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