El robot submarino ya está en la zona de búsqueda donde se hundió el Maremi

El ROV Comanche -nombre técnico del aparato- se suma así al operativo de rescate justo cuando se cumple una semana del accidente en el que desapareció el pescador de 54 años.

Estos días previos, los trabajos se han centrado en instalar el ROV a bordo del buque Don Inda de Salvamento Marítimo y ayer, antes de partir a media mañana desde Ferrol -donde tiene su base estratégica-, se estuvo probando el vehículo en las «mismas» condiciones de profundidad en las que tendrá que trabajar en Santander para verificar que todo funcionaba correctamente antes de emprender el desplazamiento. Quiñones incidió en que el traslado de este vehículo es algo «complejo», pues se trata de un aparato «grande» que hay que montar en un barco, haciendo para ello una serie de instalaciones.

Una vez que esta ya en Santander, se determinará en qué radio va a poder trabajar el dispositivo. Y, de inmediato, se lanzará al agua con el objetivo de que localice el pecio del Maremi, hundido a 180 metros de profundidad, e ir aproximándose para comprobar si el cuerpo de Solano está en el barco.

El ROV, equipado con sensores, tres cámaras de alta definición y brazos manipuladores, revisará visualmente el exterior del pecio, pero dadas sus dimensiones no puede acceder al interior del barco. Además, el director general de la Marina Mercante, Benito Núñez, ya indicó que se espera encontrar junto al Maremi las redes, cabos y material de pesca que llevaba a bordo, lo que puede dificultar algo el proceso.

El buque Don Inda será la plataforma de operaciones desde donde se manejará por control remoto el ROV. En su cubierta se ha instalado una cabina de control y desde ella los técnicos supervisarán todas las operaciones y controlarán los movimientos submarinas de búsqueda del tripulante desaparecido. Asimismo, se inspeccionará la zona por posible contaminación procedente del pesquero hundido.

El ROV Comanche está diseñado para operaciones de rescate submarinas de gran complejidad. En los últimos 17 años ha liderado gran parte de los salvamentos marítimos de España, accediendo a donde no puede llegar el ser humano.

El aparato ofrece «una alta capacidad de intervención en difíciles condiciones de mar y corriente». Así, es capaz de trabajar hasta los 1.000 metros de profundidad en unas condiciones meteorológicas que no superen los 25 nudos de viento. Este robot es uno de los equipos «más potentes del mercado». Tiene un sonar de búsqueda con un alcance máximo de 300 metros, un sónar-altímetro con un alcance de 50 metros, un profundímetro y una baliza de destellos para su localización en superficie. Es sumergido dentro de una jaula que lo une al buque mediante un cable umbilical. La energía y las órdenes se envían mediante un mando a distancia a través del cable al ROV. Y, a través de dicho cable, se transmiten también los datos de las cámaras de vídeo del ROV, los datos de los sensores y de los sónares al centro de control del buque en superficie. Las cámaras de alta definición serán claves para comprobar si el pescador está o no en el barco.

Este aparato se usó para rescatar dos pesqueros perdidos en Galicia en 2004, en el naufragio del Nueva Pepita Aurora (2007), en la búsqueda de dos pescadores de El Fairell (2017) o para la localización del cadáver de uno de los tripulantes del Rúa Mar a raíz de la borrasca Gloria (2020).

La familia de Solano ha clamado durante toda la semana porque se trajera «cuanto antes» este robot, ya que tienen «muchas certezas» de que el cuerpo puede estar en el pesquero. Todo apunta a que el ROV podrá comprobarlo a lo largo de la jornada de hoy.