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Cientos de santoñeses se han echado hoy a la calle para exigir al Gobierno de Cantabria que retrase el inicio del curso escolar hasta que se levante el cordón sanitario impuesto en la localidad. Padres, vecinos, profesores y la Corporación municipal -excepto los concejales del ... PRC- se han concentrado en la plaza de San Antonio para mostrar su indignación por la «ilógica y contradictoria» decisión de las Consejerías de Educación y de Sanidad de abrir mañana, lunes, las aulas en el municipio cuando este se encuentra confinado por su alta tasa de contagios.
La protesta, que ha sido convocada de forma espontánea por la ciudadanía, se desarrolló respetando las distancias de seguridad y portando todos mascarillas. Los asistentes, que acudieron sin los menores, permanecieron diez minutos en un absoluto silencio que solo se rompió al final con un sonoro aplauso.
Algunos de los presentes levantaron las brazos sujetando bolígrafos en las manos y otros exhibieron pancartas que rezaban 'con la salud de mi hijo no se juega', 'exigimos mayor seguridad a los colegios o 'apoyamos el cierre de las aulas'. Además, en la rotonda de la carretera de Berria hubo también medio centenar de padres de alumnos que, el no poder acceder a la plaza de convocatoria, se reunieron allí.
La manifestación ha sido un clamor unánime para exigir a las autoridades regionales que, en las horas que aún restan para el arranque del curso escolar, reconsideren la postura adoptada y no inicien las clases presenciales lectivas para «garantizar la salud del alumnado, los profesores y sus familias».
Pero sobre todo, ha querido ser un símbolo de apoyo y respaldo a los directores de los cinco centros educativos públicos de Santoña (Juan de la Cosa, Macías Picavea, CEPA de Santoña, IES Marismas e IES Marqués de Manzanedo), que el viernes acordaron de forma unilateral no abrir las aulas hasta que se levantaran las restricciones de movilidad en la villa.
Sin embargo, a última hora de ayer, los directores emitieron un comunicado, en que el que explicaron que han recibido un escrito de la consejera de Educación, Marina Lombó, «en el que se nos obliga, como empleados públicos, a abrir los centros educativos del municipio el 7 de septiembre para garantizar el derecho de la educación del alumnado».
Una orden, señalaron, que «nos vemos obligados a acatar como funcionarios, a pesar no estar de acuerdo». La decisión final de llevar o no a los menores a las clases la dejan en «la responsabilidad y el sentido común» de las familias valorando la actual situación de emergencia.
Los padres presentes en la manifestación les agradecen la «valiente» decisión que tomaron «pensando en la salud de lo niños» aún estando en juego su puesto de trabajo. «Estamos aquí para que vean que el pueblo está con ellos. Sabemos que han estado agobiados y desbordados. Entre la Consejería de Educación y la Consejería de Sanidad tendría que haber una Consejería de sentido común que es lo que les falta a los políticos», apuntan Lourdes, Raquel y Laura. Son madres y una de ellas profesora. «Los que hacen las normas en los despachos no están en Santoña viendo los problemas que hay en aulas». Y es que muchas familias denuncian que las clases no tienen espacio suficiente para poder guardarse las distancias de seguridad . «Nos están utilizando como cobayas».
En la plaza de San Antonio, no había solo padres concentrados sino cientos vecinos que no entienden este «contrasentido». «Con la decisión de abrir los centros, están demostrando que no les importa absolutamente nada la salud de los niños ni los profesores ni los santoñeses. ¿Qué queremos que se contagien lo críos y que contagien luego a los abuelos, a las familias...y acabe pasando una desgracia mayor», comenta un grupo de madres de alumnos de Primaria del Juan de la Cosa que tienen claro que mañana sus hijos no irán al colegio.
Las familias ven «totalmente contradictorio» que una de las medidas impuestas por Salud Pública en el confinamiento de Santoña sea la prohibición de reunirse más de 10 personas y «vayan a meter en las clases a grupos de 20 o más alumnos».
«Los bares están cerrados y el acceso el pueblo restringido, no se entiende haya que llevar a los niños a los colegio si hay tantos contagios», cuestiona Arancha Bilbao. «El coronavirus es para todos. Y si está confinado Santoña, está confinado todo. Lo que están haciendo es incoherente y una vergüenza. Ni les importa ni les ha importado nunca nuestra salud. En verano ha estado todo abierto y han perjudicado a los cántabros para beneficiar al turismo», crítica Noelia de Miguel.
Entre los asistentes también hubo bastantes profesores. Vanesa Pechero es madre, profesora y jefe de estudios del colegio Macías Picavea. «Teníamos todo preparado para empezar el día 7 y solo pedimos que se retrase el curso hasta que acabe el confinamiento». Asegura que la decisión de Educación es «incoherente e impuesta» , ya que «no se ha escuchado al profesorado ni a nadie».
Al Marcías Picavea acuden 500 alumnos que son llevados por otros 500 padres. «En total se van a juntar 1000 personas, cuando está prohibido reunirse más de diez en Santoña. ¿Cómo lo hacemos?». La docente agradece la respuesta del pueblo en estos últimos días. «Nos hemos sentido muy arropados».
En la concentración también estuvo presente el alcalde de Santoña, Sergio Abascal. Desde el Ayuntamiento también se ha remitido un escrito a la Consejería de Sanidad solicitando el aplazamiento del curso escolar. «Hemos venido a respaldar esta iniciativa popular y que pide algo razonable para Santoña. Comprendemos que el Gobierno de Cantabria tenga que mantener una posición de apertura del curso escolar con normalidad, pero la villa está ahora mismo en una situación excepcional». Además, el regidor recordó que «más de 300 niños de otros municipios cercanos vienen en autobús a nuestros centros escolares».
También son partidarios de retrasar el curso escolar en Santoña los sindicatos, la Asociación de Directores de Institutos de Educación Secundaria de Cantabria (Adiscan), las cinco ampas de los centro educativos y el colegio concertado de la villa, Sagrado Corazón, que, igualmente, rechaza el comienzo de la actividad lectiva por el «riesgo para la salud», aunque también se ve obligado a acatar la orden de la Consejería de Educación.
Ahora, solo resta ver si en las próximas horas el Gobierno de Cantabria atiende el clamor popular y reconsidera su postura.
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