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Fue «un día memorable para la historia de la villa marinera de Santoña». Así comienza la crónica que publicó El Diario Montañés sobre los actos de la coronación de la Virgen del Puerto. Aquel 3 de agosto de 1949 se vivió como una gran fiesta. « ... El pueblo vibró de entusiasmo haciendo patente su fe en la Virgen Poderosa, a la que tributó el más emocionante homenaje, que tuvo su punto culminante en el grandioso desfile marítimo ante la imagen, mientras las sirenas de los barcos atronaban el espacio y se asomaban las lágrimas en los ojos de aquellas sencillas gentes marineras, aclamando a la Virgen».
Se cumplen ahora 75 años de aquel solemne acto religioso. Y, como entonces, los santoñeses se echarán de nuevo a las calles el próximo sábado para arropar a su patrona, con motivo de esta especial efemérides. En esta ocasión, serán los integrantes de las peñas y asociaciones locales los que portarán a la Morenuca en un procesión que partirá, a las 17.00 horas, de la iglesia parroquial y tendrá tres paradas ambientadas con actuaciones musicales.
La primera tendrá lugar en el Ayuntamiento, donde la imagen será recibida por las autoridades locales y sonarán las canciones del coro Virgen del Puerto. De ahí, a la plaza de San Antonio para escuchar al coro Salve Rociera, y tras dirigir los pasos a la Plaza del Peralvillo, serán los Amigos de la Canción los que entonen sus gargantas en este rincón. De vuelta al templo, se oficiará una misa en honor a la patrona cantada por la coral Portus Victoriae.
Los fieles a la Morenuca la escoltarán por el casco urbano en un reencuentro único que, tradicionalmente, solo se vive cada 7 de septiembre, con la emotiva procesión marinera de las fiestas patronales. Este aniversario concederá a los santoñeses el regalo de verla brillar antes de tiempo por sus calles y evocar aquel 3 de agosto en el que se celebró la coronación canónica de la Virgen del Puerto.
La víspera de aquella gloriosa jornada, la villa ya exhibía una imagen engalanada con todas sus avenidas y fachadas adornadas con la colaboración de los vecinos. Lo cuenta el historiador local ya desaparecido José Luis Gutiérrez Bicarregui en uno de sus libros dedicado a la Virgen del Puerto. El acontecimiento de la coronación fue organizado por los sacerdotes Manuel Calvo (párroco local), Cirilo García, Jesús Moreno y Anselmo Ruiz, y los padrinos del evento fueron Francisco Albo y su esposa María Luisa Toca.
Aquella mañana, los vecinos se despertaron con una diana de bandas de cornetas y tambores, de danzantes y de gigantes y cabezudos para alegrar el ambiente. A las 11.00 horas, en la iglesia parroquial, se celebró una solemne misa pontifical que ofició el Nuncio de Su Santidad, el cardenal italiano Amleto Giovanni Cicognani. Posteriormente, arrancó una multitudinaria procesión para trasladar la imagen de la Virgen al paseo marítimo junto al monumento a Juan de la Cosa, que se inauguró también aquel día. La patrona recorrió las calles de la villa sobre una carroza, sin corona (tampoco el niño Jesús), y escoltada por un piquete de marinos, del buque de guerra 'Hernán Cortés', anclado a la entrada de la bahía, según describe Bicarregui en su libro, y tal y como quedó plasmado en el documento gráfico del Nodo.
Un grupo de danzantes con sus arcos encabezaban la comitiva al son de dos piteros con tamboril. Al llegar al Pasaje, la imagen fue colocada en una tribuna. En el momento de la coronación, que llevó a cabo el Nuncio de Su Santidad, el manto bordado en oro, fue sustituido por el llamado manto de la Coronación y, seguidamente, se colocó a la Virgen del Puerto la corona de oro regalada por el duque de Santoña y otra corona de oro al niño.
Entre las miles de personas congregadas, se produjo entonces «un entusiasmo indescriptible, mientras los barcos pesqueros hacían sonar sus sirenas y el buque de guerra Hernán Cortés, disparaba sus cañones en honor de la Virgen y se lanzaban al aire centenares de cohetes y bombas».
Como curiosidad el manto de la Coronación, que lució la patrona, había llegado a Santoña, junto a otro, desde Argentina, en la valija de Eva Duarte de Perón, la que fuera primera dama de aquel país, que había visitado España dos años antes, en junio de 1947. Los mantos habían sido bordados y donados por María Teresa y Carmen Concejo Quintana, dos hermanas, hijas de santoñesas residentes en dicho país.
Verificada la coronación y tras los discursos oficiales, entre ellos los del gobernador civil, Joaquín Reguera Sevilla, y del ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, que presidió el acto, se cantó la Salve Popular y se llevó a la Virgen al entorno de la escollera.
El gentío agolpado disfrutó de un impresionante desfile de embarcaciones de vapor por la bahía con decenas de vecinos a bordo, que agitaban sus pañuelos blancos al pasar por delante de la patrona en señal de alegría. «Fue uno de los espectáculos más vistosos y emocionantes de todos los celebrados». Finalmente, la procesión tomó rumbo a la iglesia para devolver la imagen a su casa tras un día inolvidable.
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