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sFue más que un pregón. Fue un espectáculo en el que se revivieron los momentos más históricos y emblemáticos del Carnaval de Santoña. El veterano murguista, Fran Montes, inauguró de forma oficial el festejo, demostrando que lo suyo con el carnaval marinero es un amor ... eterno.
Los santoñeses viajaron al compás de su guitarra y sus anécdotas a los orígenes de esta fiesta. Una mirada atrás a 40 años de disfraces y coplas. Ataviado con un chaqué de oro, el flamante pregonero pisó el escenario para vivir uno de los días «más especiales de su vida». Inició un nostálgico recorrido evocando aquellas primeras murgas en las que únicamente se cantaban esos chascarrillos locales que a él tanto le gustan. Integrantes de los Tronzacamas aparecieron en escena para interpretar aquellas estrofas.
Montes puso en valor el mérito de los más de 3.000 vecinos que se echaron la calle en febrero de 1981 para «hacer una locura de Carnaval». Entonces, todo era diferente. «Las murgas cantaban sin instrumentos y lo tradicional era meterse con Laredo». Más que sentidas fueron sus palabras de reconocimiento para aquellos que, a principios de los noventa comenzaron a trabajar con los niños para dar forma a las murgas infantiles. Para garantizar el futuro. Él fue uno de ellos. Y apuntó que prácticamente todos los integrantes de la Chirigota de Santoña, que triunfó el año pasado en Cádiz, se habían forjado en esa cantera. De ahí, su importancia. Los Majaretas cantaron aquellos primeros pasodobles infantiles.
En su relato, el pregonero hizo hincapié en el auge que alcanzaron las murgas, que fueron a cantar en 1994 al Palacio de Festivales de Santander, colgando el cartel de completo. «¡Qué día tan bonito!. Sus queridas Marchosas, la murga femenina que dirige, recordaron la letra de su pasodoble de 2016, que fue «un auténtico momentazo». Lamentó que algunas agrupaciones hayan sufrido denuncias y destacó que el Carnaval es cachondeo. Por las tablas pasó hasta la Banda de Cartón con su modalidad de cuarteto.
Montes hizo mención al gran desfile homenajeando aquellos vecinos que antaño se pasaban dos meses cosiendo sus disfraces para «hacer el mejor desfile de España, que duraba hasta tres horas». Emplazó a todos a cuidarlo. No se olvidó del Juicio en el Fondo del mar con sus coplillas y del día del Aldeano. «La mejor fiesta de los carnavales», dijo. Cerró su historia con un agradecimiento a Cholo, antiguo concejal de Festejos, que tuvo la «bonita idea» de que dieran el pregón los vecinos que «con ansía e ilusión han sacado el carnaval adelante». Antes de recibir la capa de pregonero cantó, acompañado de sus tres hijos - también murguistas- y del público, el himno del Carnaval.
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