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Santoña vuelve el miércoles a la normalidad

Santoña vuelve el miércoles a la normalidad

Desconfinamiento ·

El Gobierno de Cantabria publica hoy en el BOC el anuncio del levantamiento del 'cordón sanitario' en el municipio para esta medianoche

Ana Cobo

Santoña

Martes, 15 de septiembre 2020, 07:33

Milagros López | Librería Lápices

«Para el comercio el cierre del municipio ha supuesto la ruina»

Milagros lamenta que no se hagan pruebas PCR a los vecinos. Dani Pedriza

«Lo estamos deseando, pero no tengo todas conmigo de que el confinamiento se levante mañana(por el miércoles)». La duda que expresa en voz alta Milagros López estaba este lunes en los corrillos de todas las conversaciones en Santoña. Hay ganas de que el pueblo recupere la 'nueva normalidad', aunque nadie se atreve a dar por hecho que será este miércoles. No quieren hacerse ilusiones hasta que las autoridades regionales anuncien que se retira el 'cordón sanitario' impuesto en la localidad.

Milagros está al frente de la librería Lápices. Como comerciante asegura que el cierre del municipio para el sector ha supuesto «ruina», porque «no se mueve nada». Y como vecina, estos días se están viviendo con «mucha pena y mucha tristeza». Que la villa marinera encare las que pueden ser sus últimas horas en la fase dos estricta no significa que la indignación de los primeros días se haya rebajado. «Es muy injusto que Revilla cierre Santoña y el pasado domingo haya celebrado un triatlón en Santander con 300 personas». La imagen del presidente de Cantabria dando salida a los participantes en esta prueba deportiva ha despertado aún más el malestar de los santoñeses. López se mantiene en la teoría –muy extendida entre los vecinos– de que el Gobierno regional ha utilizado a Santoña de «chivo expiatorio». Y aún no se ha olvidado de que las restricciones se implantaron como «un atraco». «De ahora para ahora. No hubo tiempo ni para mentalizarse».

La librera muestra su total apoyo al sector de la hostelería que ha tenido que echar la persiana. «Ha sido una sinvergonzonería. Sin haber ningún positivo en los bares les han dejado con todas las reservas de la Virgen del Puerto y toda la comida. Son pérdidas muy grandes y eso repercute en todo el pueblo». A ella esta clausura también le toca porque «no se vende la prensa a los bares». Y aunque los colegios han abierto, la mayoría de los padres sigue sin mandar a sus hijos a clase. «Poco a poco van viniendo a la librería las familias con las listas del material escolar que tienen que comprar». López, que tiene una nieta en la guardería pública que lleva un «buen» protocolo covid, tilda de «contradicción muy grande» el enviar a los alumnos a los centros cuando Santoña está confinada.

A los comerciantes de La Inmobiliaria les manda «ánimos y fuerza para que no decaigan» y, comparando, no entiende que en Torrelavega estén haciendo pruebas PCR a los vecinos y en la villa no. «Aquí nos han dejado abandonados». «Si nos tenían que cerrar que cierren, pues lo primero es la salud, pero que lo hagan bien. No jorobes a unos y a otros les des manga ancha». López lamenta, además, que Revilla gaste el dinero en el faro de Ajo cuando hay cosas más importantes. «Refuerzos para los médicos, para los docentes y para los geriátricos , que están dejando morir a la generación que ha levantado España».

Pablo Álvarez | Pablo's Cake & food

«La hostelería tendrá restricciones como en la desescalada nacional»

Pablo Álvarez estos días vende únicamente pan y café para llevar. Dani Pedriza

Como hostelero, Pablo Álvarez reconoce que no tiene «nada claro» que se vaya a volver a la situación anterior al confinamiento «tan fácilmente» en Santoña. Su temor lo comparte todo el gremio. Y es que nadie les avisó de que tenían que clausurar sus bares y restaurantes de un día para otro y, ahora, tampoco nadie les ha indicado en qué condiciones podrán reabrir sus puertas y recibir a los clientes.

Aparte de tener sus dudas de que mañana se alcance la ansiada libertad, el hostelero cree que si se levanta el 'cordón sanitario' «será con restricciones muy similares a las que hubo en la desescalada nacional». Es decir, aunque puedan volver a trabajar teme que tendrán que hacer frente a las limitaciones propias de las diferentes fases. «Aquí han confinado a todo el pueblo, dejando abiertas unas cosas y otras las cierran. El ocio lo han cerrado y lo puedo llegar a entender, pero tienen que dar también soluciones a los afectados. No puede ser cerrar y venga, ¡hasta luego y ahí te mueras!». En su caso, el establecimiento Pablo's Cake&food ha seguido funcionando, aunque únicamente para vender pan y café para llevar. «Y doy gracias de que he podido seguir abierto».

En estas jornadas de 'cordón sanitario' dice que el pueblo se ha quedado en suspenso. «Parece que ha cogido encefalograma plano. Sigue vivo, pero en coma. Los vecinos quieren que pasen ya estos catorce días y volver a la normalidad».

El daño a la hostelería ha sido doble al coincidir las restricciones con las fechas en las que se celebrarían las festejos patronales. Y aunque estaba asumido que no se iban a desarrollar actos, los vecinos hubieran salido a tomar algo y disfrutar en las calles y plazas. «Las fiestas no dejan de ser un impulso de ingresos para poder llegar al siguiente puente. Una vez que pasa el 15 de septiembre el turismo cae por completo y te limitas al viernes, sábado y domingo al mediodía, siempre y cuando haga bueno».

A Álvarez también le invade una sensación de «injusticia» con Santoña. Cuenta que cuando «vas por El Pasaje y miras hacia la playa de Laredo, completamente llena y masificada, no puedes entender que eso esté permitido y aquí estemos completamente tabicados». Además, echa en falta más control a los botellones que «los ha habido y los hay».

Para el hostelero lo más certero, si se sabe dónde está el foco y sus raíces, es que hubieran confinado eso y «no al pueblo entero». «Que dejen funcionar al resto de las cosas». A lo que más teme es a que esta situación vuelva a repetirse. «Si con este parón van a cerrar muchos, con otro más yo me sumo». «Si hay otro repunte y vuelven a hacer la misma jugada, con lo duro que es el invierno será el estoque definitivo». Y es que, asegura, «no hemos aprendido la lección. Si no te toca directamente, cuesta asimilar que esto es una realidad».

Gloria Rocillo | Mercería Yedra

«Hay ganas de que se levante el cordón, pero veo muchas injusticias»

Gloria Rocillo dice que subsiste gracias a la venta de mascarillas. Dani Pedriza

A Gloria Rocillo el anuncio del confinamiento le pilló con toda la indumentaria marinera de las fiestas patronales confeccionada y lista para vender en su mercería Yedra. «El cierre nos ha hecho mucho daño porque tenía toda la ropa preparada y no se ha vendido absolutamente nada», dice.

La responsable del comercio comenta que en Santoña está muy arraigada la tradición de vestirse durante sus distintos festejos. «En mi caso levantamos el año con carnaval y fiestas patronales que este año nada. Y mira cómo nos vienen los próximos carnavales», lamenta presagiando su más que posible suspensión si no llega antes de febrero la vacuna del covid.

¿Y hay ganas de que se levante el confinamiento? «Las hay, pero es que hemos hecho 'plof' y ya como que todo me da igual. Veo muchas injusticias», señala esta vecina, también indignada con la fotografía en la que ha visto a Revilla dando la salida a la prueba de triatlón de Santander con cientos de corredores «Es vergonzoso».

Otra injusticia, prosigue, es que «en Torrelavega les han cerrado y les están haciendo pruebas PCR a los vecinos para saber si están contagiados y a nosotros no nos han hecho absolutamente nada. Hemos sido los conejillos de indias». Rocillo no rechaza el 'cordón sanitario' si es necesario por cuestión de salud, pero si lo aplican «a todos por igual. ¿Por qué no han cerrado Torrelavega entera», se pregunta. «No hay derecho».

Antes del bajón de ventas en estos días de cuarentena en el municipio, «he aprovechado para cerrar por las tardes y descansar un poco del verano». Reconoce que desde que se levantó el anterior confinamiento la marcha del negocio está siendo complicada. «Estoy subsistiendo gracias a que coso mascarillas y a la venta de todo el material que se necesita para su confección». Y es que las tiene de todos los tamaños, colores y estampados para que lucir este complemento obligatorio sea más llevadero.

Otra de las tareas propia de estas fechas y que ha visto retrasada es el bordado de los babis que los más pequeños llevan al colegio durante los cursos de Educación Infantil. «Los padres han estado muy indecisos y me los han traído deprisa y corriendo a última hora, y todavía hay muchos que lo tienen pendiente».

Y es que las familias de Santoña se han mantenido firmes en su postura de no llevar a los niños a los centros educativos hasta el fin del confinamiento en Santoña. En concreto, este lunes sólo asistieron 69 alumnos de los 800 matriculados en los dos colegios públicos de la villa. «Cómo se entiende que la gente de fuera no pueda entrar porque estamos cerrados y que a los 300 niños que vienen a las centros de otros pueblos de alrededor sí se les deje pasar». En este sentido, alaba la unión de las familias. «No tenía que haber ido ni un solo alumno a clase».

Marce Martínez | Bar Donde Marce

«El final del confinamiento lo vivo con mucha incertidumbre»

Para Marce, este confinamiento ha sido un golpe tanto psicológico como económico. Dani Pedriza

«El final de este confinamiento lo estoy viviendo con mucha incertidumbre». Marce Martínez, como el resto de hosteleros de la villa, no sabe en qué condiciones podrá volver a trabajar cuando se levante esta medianoche el cordón sanitario en Santoña. «Ninguna de las autoridades competentes se ha reunido con nosotros para decirnos qué es lo se supone que podemos hacer, cómo vamos a poder abrir: si en la primera fase, en la segunda... Estamos desamparados».

A este hostelero, responsable del bar Donde Marce, el confinamiento le ha «hundido psicológicamente». «Ha sido volver a vivir los peores meses de la pandemia cuando justo estábamos remontando y volvíamos a tener ilusión». A este daño hay que sumar el económico. «Al coincidir con las fiestas es un dinero que dejas de ingresar. En mi caso, es menor que los compañeros que tienen restaurantes». Como otros muchos santoñeses tiene claro que «nos han cerrado para no tener vida social durante los festejos y que esto no vaya más». Aún así, denuncia que «los locales de los chavales y no chavales han estado estos días llenos. Ha habido botellones en El Pasaje y en los parques, que imagino que es lo que querían evitar, pero no se ha conseguido porque en Santoña no hay Policía por las noches. No tienen medios suficientes». A ello suma que este verano no ha habido ningún control «ni en las playas, ni en el faro del Caballo, ni cuando vinieron los reyes». «Revilla ha vendido Cantabria como un sitio sano, pero no ha habido ningún control ni gestión con la avalancha de turistas».

Con sinceridad confiesa que va abrir el bar, pero «ahora mismo no tengo ninguna gana. Lo hago porque tengo a mi familia que me apoya y hasta me obliga. Me encuentro sin motivación. Quizás cuando nos digan cuál es el punto de salida el 'chip' me cambie».

Como todos los santoñeses estos días mira a lo que está sucediendo en Torrelavega y cómo han actuado allí las autoridades regionales. «Les están haciendo a no se cuántos vecinos la prueba y aquí nadie se ha pasado. Si se hubieran gasto un dinero en hacer los test, el confinamiento quizás hubiera sido menor». Y es que por mucho que pasen los días y acabe la cuarentena en Santoña, Martínez sigue cuestionándose por qué se ha cerrado solo la hostelería en este 'cordón sanitario'. Los ánimos en el municipio, dice, siguen «muy encendidos» porque «no lo entendemos. Nadie nos ha explicado absolutamente nada». Solo tiene agradecimientos para el santoñés Íñigo Fernández, «que se quitó la capa de político en el Congreso para defender a su pueblo».

También está orgulloso de los vecinos que están yendo todos a una en este confinamiento, como por ejemplo con el tema de la apertura de los colegios: «Santoña tendrá muchos fallos pero cuando nos vienen mal dadas salimos todos a una a defender lo nuestro. Somos un pueblo muy unido».

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