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Darío Pérez tiene nueve años. Viene con sus padres desde Burgos hasta el barrio de San Bartolomé de Vierna, en Meruelo, para encontrarse con otros ... apasionados por las campanas y, aunque la diferencia de edad con sus compañeros es notable, hace repicar con destreza los instrumentos colocados en el jardín de la casa-taller del maestro campanero y fundidor Abel Portilla. Lo curioso, según detalla su madre, Yoli Ausín, es que el interés por las campanas no es herencia familiar, sino un gusto personal que Darío manifiesta desde que apenas tenía dos años. Y aunque es la primera vez que acude a la cita en Meruelo, lleva años tocando las campanas en la Asociación de Campaneros de Burgos y en la Parroquia Nuestra Señora de las Nieves. Como él, Alberto Llamero, de 16 años, también visita por primera vez la finca. Alberto es autodidacta. Gracias a internet ha aprendido a ejecutar diferentes toques que ahora, por primera vez, pone en práctica con instrumentos grandes en Meruelo.
Dos muestras de que el futuro de los maestros campaneros está asegurado y, aunque Portilla, el organizador del encuentro, opina que «en Cantabria somos más fríos con los oficios y las tradiciones», el relevo generacional está asegurado porque «hay cantidad de niños que han nacido con la vocación».
Desde hace 23 años, Vierna acoge este encuentro que pretende homenajear a quienes durante siglos se ganaron la vida haciendo campanas. Así, más de 200 personas se dieron cita este sábado en el jardín de la casona de Portilla. Los integrantes de la Asociación Cultural de Campaneros Zamoranos son de los fieles a la cita. Así lo aclara Miguel Ángel Andrés, uno de los miembros de la junta directiva de la asociación que cuenta con una cantera de 50 niños a los que enseñan viejos toques de campana para que no se pierdan. El del tentenublo, el ángelus o el toque de fiesta de Zamora, muy característico y complicado, fueron algunos de los sonidos que pudieron disfrutar los asistentes. No obstante, la lluvia impidió que se pudiera llevar a cabo la fundición de una gran campana de 500 Kilos.
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Ana del Castillo
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