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Pasajeros a bordo del Villa Fuica, en el transcurso de la travesía tras dejar atrás el Faro del Caballo. AC.
Una travesía cultural por la bahía de Santoña

Una travesía cultural por la bahía de Santoña

Ana Cobo

Santoña

Sábado, 6 de agosto 2022, 07:46

Desde la cubierta de la embarcación Villa Fuica la panorámica que se obtiene de Santoña queda grabada en las retinas. La perspectiva que ofrece la mar de los escarpados acantilados del monte Buciero, de las imponentes fortificaciones napoleónicas, del mágico Faro del Caballo... embelesa se mire donde se mire. Por eso, no es de extrañar que este paseo marítimo por las aguas del Cantábrico sea considerado como uno de los diez planes imprescindibles si se visita Cantabria.

La ruta entrelaza los paisajes únicos con datos culturales e históricos, de navegación y curiosidades que enriquecen la hora de travesía. Estas explicaciones, apunta el gerente del Villa Fuica, Alberto Gómez, son lo «más valorado» de esta excursión que, por momentos, no quieres que acabe nunca. Lo dice él y los viajeros que definen el trayecto por la bahía de Santoña como «muy ameno».

La experiencia arranca en el embarcadero de la villa desde donde salen los paseos cada hora. Los turistas suben a bordo del barco y si resplandece el sol la mejor alternativa es ocupar los asientos de la planta superior. Para sentir la brisa marina y mirar al lejano horizonte. Tras dar la bienvenida a los pasajeros, Gómez, que hace de Cicerone, les cuenta que van a navegar por un estuario en el que desemboca el río Asón y, al fondo, señala las montañas en las que nace.

La ruta permite contemplar el Faro del Caballo sin necesidad de subir y bajar sus 700 escalones

La embarcación emprende la travesía por la bahía. A un lado, se contempla Santoña. Al otro, Laredo con «su alargada playa La Salvé de cinco kilómetros». También conocida como playa de niños al estar protegida del oleaje. «Es como una piscina». El estrecho que separa las dos localidades es surcado por más de 20.000 peregrinos europeos al año en su camino hacia Santiago de Compostela. Lo hacen a bordo de otra barca de menor tamaño que también gestiona Gómez. Como datos históricos, les descubre que Juana La Loca, acompañada de su madre, la reina Isabel la Católica, visitó el puerto pejino - en aquella época era el más importante de Castilla - cuando se embarcó en un viaje a Flandes para desposarse con Felipe El Hermoso. «También desembarcó Catalina de Aragón, que fue reina de Inglaterra. Para nosotros es un orgullo que navegara por estas aguas». Los pasajeros escuchan atentos. Les invita a divisar a lo lejos. A unos ocho kilómetros de distancia. «Se ve una roca que sobresale del agua en forma de ballena. Justo detrás está Castro Urdiales. Y más al fondo la costa vasca». Sin darse cuenta, reciben una breve lección de geografía cántabra. Después aprenden dónde está la proa y la popa del barco. Ahora toca mirar a babor. Al lado de Santoña. El barco se balancea algo más. Ha dejado la bahía y se adentra en mar abierto. En el mar Cantábrico. El Villa Fuica gira y se dirige al punto más fotografiado de la ruta. El famoso Faro del Caballo. «Una de las maravillas de la costa del norte». Los turistas se levantan para tomar mil y una fotografías con el móvil.

La postal de la torre erigida en los acantilados del monte es única. No les ha hecho falta bajar ni subir los 700 escalones para disfrutar de este privilegiado entorno y sus aguas turquesas. «Data de mediados del siglo XIX y ahí vivió el farero con su familia. La escalera fue construida por los reclusos del presidio de Santoña. «¡Mira, mira, mira!», dice una turista a su acompañante para que no pierda detalle de las cuevas próximas al faro. «Es precioso», sentencia.

De regreso a Santoña contemplan la peña del Fraile, los fuertes de San Carlos y San Martín levantados en la época napoleónica, la enorme escultura de la Virgen del Puerto, el patronato militar, el monumento a Juan de la Cosa, el ilustre cartógrafo santoñés de Colón que elaboró el primer mapa mundo, la plaza de toros... Al alcanzar el puerto de Santoña, Gómez destaca que es el que más pescado subasta de Cantabria. «Los barcos en los que se ven las cañas en alto están ahora en plena costera del bonito». Y les habla de las anchoas justo al pasar a la altura de las antiguas fábricas del muelle.... Para concluir el dato más importante: «Navegan por el principal humedal del norte de España, una zona protegida para las aves». Antes de volver a tierra saborean un vino y un sobao. «Nos ha encantado la excursión. Es todo precioso y se nos ha hecho corto», valoran Pilar y José, de Cuenca. «Es fundamental que salgan con un buen recuerdo y les hablen a su entorno del viaje en barco. Las redes sociales y el boca a boca son la mejor promoción», sostiene Gómez.

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