Triple vuelta al monte Buciero

Lo hicieron por mar, sobre dos ruedas y a zancadas. A la meta, ubicada en la zona del barco de la playa de Berria, llegaron exhaustos y felices. Mas aún, cuando recuperaron fuerzas con un sabroso marmite que les supo a gloria.

Fue el broche de oro a una intensa jornada que arrancó a las diez de la mañana en la playa de San Martín. A esa hora se dio el pistoletazo de salida a la modalidad de piragüistas que 'tomaron' la bahía a golpe de paladas.

Como su propio nombre indica, el Triple Circuito al Monte Buciero consiste en dar tres vueltas a este espectacular paraje, cada una de ellas de una manera diferente: en piragua, en bicicleta de montaña y carrera a pie. Cerca de 80 personas se inscribieron en este reto que se pudo realizar por equipos de 2 o 3 componentes, que se fueron dando el relevo, y a nivel individual. 16 valientes asumieron el triple desafío ellos solos y fueron incluso más rápidos que algunos equipos. Además, hubo una modalidad exclusiva para andarines, que se estrenó en 2019, con motivo del 20 aniversario, y que se ha mantenido este año por su buena acogida. En este caso, fueron otros 80 caminantes los que se colgaron el dorsal.

El coordinador de la prueba y miembro de Espeleo- Montañera Trasmiera, Juanjo Laguardia, hace un balance satisfactorio del regreso de este popular triatlón, que ha alcanzado ya su 21 edición. «Después de tres año sin poder organizarse, pensábamos que íbamos a estar un poco oxidados, pero todo ha funcionado bastante bien, la aceptación ha sido buena y todos hemos acabado contentos».

Aunque la participación ha descendido ligeramente respecto a otros años, hay deportistas fieles de Santoña, del resto de Cantabria y de fuera de la comunidad, que desde hace ya meses estaban preguntando si se iba a organizar y que, además, se preparan a conciencia su presencia en el Buciero para batir su mejor marca personal. «Como se celebra a finales de agosto, hay gente que para esa fecha ya no está aquí de vacaciones o que justo acaba de venir de un tiempo de descanso y no se ven listos para participar». Los que sí lo hacen, valora Laguardia, entrenan las semanas previas a destajo porque es una prueba que los inscritos se toman «muy en serio».

No es para menos. Aunque, de primeras, puede parecer que 13 kilómetros es un recorrido corto comparándolo con otras competiciones, el circuito a pie es «exigente y duro», al contemplar la bajada y subida a las escaleras del Faro del Caballo, no apta, desde luego, para principiantes. «Hay mucha gente que viene a hacer su mejor marca en las escalera del faro y que les vemos entrenando las semanas previas por allí». Actualmente, cuenta el coordinador, a nadie le extraña lo de bajar y subir los 763 escalones del faro porque se ha convertido en un lugar de notable fama, masivamente transitado. Sin embargo, dice, cuando se empezó a organizar este evento deportiva, allá por el año 2000, y se incluyó este duro tramo «nos tildaban de locos». «Hace 20 años nadie se planteaba subir las escalera del faro corriendo y ahora es, sin duda, el punto más atractivo para los que acuden a la prueba». Algunos participantes se «enganchan» y han estado prácticamente en todas las ediciones. Vienen del resto de Cantabria, de Valladolid, País Vasco...

En este 2022 la inscripción ha incluido un chip de control de tiempo, tanto para los diferentes recorridos como para las escaleras. «No es algo completamente nuevo porque nosotros siempre tirábamos de cronómetro y proporcionamos los tiempos al alcanzar la meta. Este año lo ha gestionado una empresa y nosotros no hemos tenido que estar pendientes». Lo que sí ha sido nuevo es la retransmisión en directo del circuito a través de Youtube. Gracias a los integrantes de Carnaval del Norte y otros voluntarios de la asociación se instalaron cámaras en distintos puntos del recorrido para seguir el paso de los participantes.

Tras llegar los piragüistas a la zona del barco, en Berria, los ciclista tomaron el relevo. Estos subieron al monte por el barrio de El Dueso dirigiéndose hacia el Fuerte de Napoleón, para bajar a San Martín, volver a dar la vuelta al monte y regresar a la playa por la carretera del faro del Pescador. Este mismo recorrido, incluyendo las escaleras, hicieron los corredores del triatlón y los que participaron como andarines. «Lo que menos hay son piragüistas. A veces hay gente que quiere participar en la prueba, pero no conoce nadie para la piragua. Nosotros hacemos un poco de coordinadores y les unimos con otros para formar el grupo. No se conocen de nada pero, al cabo de los años, forjan una amistad, y acaban haciendo equipo».

Al final, todos los participantes se juntaron en la playa de Berria para reponer la energía gastada con un suculento plato de marmite cocinado por la propia organización. Una comida popular, a la que también asistieron familiares de los inscritos, y que sirvió para compartir impresiones del recorrido. «Es un rato de convivencia en el que nos gusta hacer piña. Charlamos con la gente y recogemos sus sensaciones. Si comentan algo que se puede mejorar, lo estudiamos para aplicarlo de cara a futuras ediciones». La jornada también incluyó la entrega de trofeos sin dotación económica. «Es el orgullo personal de ganar. Nunca hemos pensado en dar dinero porque se perdería el sentido y la esencia de esta prueba». Y es que se tratar de disfrutar de una jornada de hermandad con el deporte como excusa perfecta.

Para llevar a cabo este proyecto, Laguardia agradece la colaboración de empresas y colectivos que aportan su grano de arena para sacarlo adelante como son el Ayuntamiento de Santoña, Conservas El Capricho, Conservas Hoya, Conservas Pali, Conservas Emilia, Buciero Natura, Bar 7 villas, Cruz Roja, Bar 2boca2 Susimar, NaviPro Videos, Readapta Fisioestela, Café Dromedario, Ordenadores PC Santoña, Peña Los Rayitos, Autoescuela Asón y Carnaval del Norte.