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Vecinos del barrio Rasillo de Ajo (Bareyo) han denunciado el abandono de una docena de vacas muertas desde hace unas dos semanas junto a una estabulación ganadera. El mal olor procedente de la finca hizo saltar las alarmas entre los habitantes de viviendas próximas ... que, para su asombro, comprobaron que en un lateral de la instalación yacían apilados los cadáveres de doce reses en «estado de putrefacción».
La situación, según el relato de los vecinos, se comunicó el día 26 de diciembre al Seprona que, dicen, acudió el pasado 4 de enero a la explotación donde tomó constancia de la escena. Sin embargo, este miércoles, los residentes de los alrededores lamentaban que los cuerpos de los animales seguían abandonados a la intemperie generando - especialmente los días de viento sur - un olor «nauseabundo insoportable» y una situación «totalmente insalubre».
Este periódico se puso este miércoles en contacto con el propietario de la explotación, que indicó que los animales serán retirados, finalmente, este jueves, a las diez de la mañana. El ganadero explicó que los cadáveres de las vacas están desde hace unos «diez o doce días» y que «se cubrieron con unos plásticos y residuos vegetales para evitar los olores, tal y como nos habían indicado los veterinarios de Ganadería, pero el viento se los ha llevado».
El propietario de la estabulación señaló que al morir las vacas «por causas de accidentes y enfermedades», de inmediato, se iniciaron los trámites administrativos para la retirada. «Se dio aviso al servicio de veterinarios de la oficina comarcal de la consejería de Ganadería para proceder a su retirada y lo podemos demostrar con las actas que se han emitido», defiende.
Según explica el titular, para estos casos hay un seguro que se encarga de la retirada de los animales. «Dicho seguro se puede formalizar de manera voluntaria o cada vez que tengas una baja en la explotación abonas previamente el importe que declare la empresa Tragsa, que se encarga de realizar el servicio de recogida».
El ganadero reconoce que debido a la situación económica de la empresa actualmente «no es posible hacer frente al pago del seguro ni del servicio público de retirada por lo que hemos contactado con Ganadería y hemos llegado a un acuerdo». La retirada de los cuerpos de las reses está previsto que se lleve a cabo en este jueves por la mañanay. «Debido a las fechas navideñas en la que ha ocurrido todo, entre Nochebuena y Nochevieja, se ha dilatado más en el tiempo».
En cualquier caso, añade, todo se ha debido a una «situación anómala» y «desgraciadamente para nosotros no es plato de gusto tenerlos ahí en esta zona, porque es una molestia para los vecinos y para mi abuela, que vive en la casa más cercana a la explotación». Respecto al estado de los animales, que algunos vecinos especulan con que «no es el adecuado», el ganadero sostiene que «en ningún caso se han dejado morir de inanición».
Por su parte, desde la Consejería de Ganadería aseguraron este miércoles que el procedimiento para la retirada de los cadáveres de las vacas se empezó a gestionar antes de que el Seprona les trasladará la denuncia vecinal. Según fuentes de este departamento, nada más tener conocimiento de los hechos, se abrió un expediente y un inspector acudió el 29 de diciembre a la finca para levantar acta de la situación. En dicho informe no se hizo constar nada sobre el estado de los animales.
El ganadero, explican fuentes de Consejería, les dice que no tiene seguro y que no puede afrontar económicamente la retirada. La Consejería para solucionar la situación dicta una resolución de ejecución subsidiaria de recogida y destrucción de cadáveres por la cual la Administración se hace cargo del coste y posteriormente, el ganadero, cuando pueda, devuelve la cantidad. «Conforme al procedimiento administrativo se le da al responsable de la explotación un plazo de 48 horas para alegaciones». La resolución se firmó el 3 de enero, dándose la orden a la empresa de recogida para que contactara con el ganadero. «La retirada se llevará a cabo en próximas horas». El acta del Seprona se remitió a la Consejería el 9 de enero comunicando que «había una serie de animales muertos en la finca generando mal olor, pero les dijimos que ya estábamos trabajando en ello».
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