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La titular del Juzgado de lo Penal Número 3 de Santander ha absuelto al joven de 28 años acusado de atropellar a un mendigo en el municipio de Villaescusa y darse a la fuga ... dejándolo gravemente herido. La sentencia considera que no hay pruebas que desvirtúen su presunción de inocencia, pone en tela de juicio la investigación del suceso llevada a cabo por la Guardia Civil y duda hasta de la misma realidad del atropello tal y como fue descrito.
En el fallo se duda de todo, ya que ni siquiera coincide el color y modelo del coche que arrolló al vagabundo con el que ese día conducía el acusado, Mario S. N., que, además, tiene testigos de que esa noche estaba durmiendo en la casa de su novia y no circulando. Esta sentencia, contra la que cabe recurso, lo absuelve ahora cuando «nuestro cliente, que es un buen chaval, lleva más de un año juzgado y condenado por su pueblo», según han valorado desde el despacho BBM Abogados, que ejerció la defensa.
Los hechos juzgados hace unos días ocurrieron a las cinco de la madrugada del 20 de junio de 2020 en el barrio Merecía de Villanueva de Villaescusa. A esas horas de la noche, Antonio L., un mendigo muy conocido en la localidad, rebuscaba en un contenedor de basura y arrastraba un carrito con sus pertenencias. Él mismo contó desde el principio que un coche «de color oscuro» lo atropelló «por detrás». Llegó como pudo al consultorio de El Astillero, con una brecha en la cabeza y parte de un dedo amputado. Entonces la Guardia Civil comenzó una investigación, que, según la sentencia, «estuvo dirigida contra Mario», que finalmente fue detenido tres meses después (en septiembre). Así se hizo, según indicó en el juicio el agente que llevó el peso de las pesquisas, «porque una persona lo señaló a él y a su vehículo (un Land Rover blanco) como autor sin ninguna duda». Esa 'persona' ni era testigo presencial ni se recogió su identidad. Es más, según la sentencia había otras personas que señalaban a otro coche distinto (un Nissan) como causante, «al que curiosamente se le cambia el color a verde en fechas próximas». A pesar de esto, la autoría se atribuyó a Mario y a su Land Rover (que es blanco, no oscuro).
En el juicio se visionaron unas imágenes grabadas por la cámara de una casa cercana. Aun siendo de muy mala calidad, se ve al mendigo y se percibe el paso un coche grande y otro pequeño, que uno frena y otro no se sabe. Según los investigadores, fue el grande el que lo atropelló «de costado» (aunque el interesado siempre dijo que le dieron «por detrás») y también hay contradicciones sobre el lugar exacto en el que ocurrió. En cuanto a las lesiones de Antonio L. «no son compatibles con un atropello por detrás», el dedo amputado no apareció por allí y los peritos apuntaron que, de ser arrollado por un coche circulando a entre 67 y 86 km/h, «habría muerto con alto grado de probabilidad».
En la prueba de las antenas se constata que el móvil de Mario S. N. estuvo desde las doce de la noche hasta las nueve de la mañana en un barrio cerca del lugar, sin fugarse a su casa «como hubiera sido lo lógico». Y es porque fue con su novia a la casa de los padres de ella (por cierto, no en el Land Rover blanco, sino en un Renault Laguna) y se quedaron a dormir en el ático. Sus suegros declararon que Mario no salió de allí. Que de haberse levantado en plena noche al menos habrían escuchado el suelo de madera crujir.
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