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Los chicos ya están preparados: los actores maquillados y en sus posiciones, la técnico de sonido colocada con el micrófono y el director, sentado ante una pantalla de televisión, se asegura de que todo marcha según lo previsto para comenzar a rodar un corto al estilo de 'El resplandor', con gemelas terroríficas incluidas. «Silencio, cámara, grabando, claqueta», son las órdenes que dicta Víctor Sánchez, de 13 años. Junto a él está el actor Javier Cifrián que, con su Laboratorio Creativo Audiovisual, es el encargado de organizar y sacar adelante el campamento de cine que desde el pasado 17 de julio hasta este martes 31 se ha desarrollado en el Albergue Juvenil Gerardo Diego de Solórzano.
La experiencia la comparten diez jóvenes cántabros con otros diez valencianos y 20 gallegos. En total 40 chicos y chicas de entre 12 y 14 años que en Solórzano están experimentado todos y cada uno de los roles artísticos y técnicos de un rodaje cinematográfico. Un objetivo que va unido a otro tipo de actividades que se llevan a cabo a lo largo del día, muchas de ellas también relacionadas con el cine como una excursión a una filmoteca, la visita del actor Chema Muñóz o una mesa redonda sobre el análisis técnico y artístico de una película juvenil. El programa se complementa con deportes multiaventura como rafting y juegos de piscina, gymkhanas y talleres.
Javier Cifrián, Actor
El fin que persigue este campamento, al igual que otras propuestas del Laboratorio Creativo Audiovisual, es que los integrantes experimenten activamente el mundo que contemplan todos los días a través de sus pantallas como espectadores. Para ello, se comenzaron las jornadas la pasada semana con una serie de clases teóricas con cuestiones referentes, por ejemplo, al uso de las cámaras y los planos.
A continuación, se realizaron ejercicios de improvisación que, tal y como explica Cifrián, sirven para que «suelten sus miedos, se relajen y dejen volar su creatividad». De este modo, se potencia que el primer contacto con el rodaje no resulte tan complicado. «El poner a un chaval de repente delante de una cámara con focos, claquetas y gente atenta a los monitores es algo que da mucho respeto», destaca Cifrián basándose en su propia experiencia como actor en series de televisión y películas.
Una vez que se dieron las clases teóricas y se realizó ese primer contacto con la cámara, se dividió a los 40 participantes en cuatro grupos de 10 personas. A cada uno de los equipos se le encomendó la realización de un cortometraje desde la primera idea hasta el resultado final. Eso implica que deberían responsabilizarse de la escritura de un guión y su estructura. «Nosotros no les hemos dado ninguna premisa, las decisiones son todas suyas», incide el director del campamento.
Francisco Fernández Mañanes, Consejero de Educación
Las ideas tenían que pasar del papel a la pantalla, para lo que comenzaron con la producción. Cada uno de los grupos realizaron un casting para seleccionar entre sus compañeros cuál de ellos se adaptaba mejor a las características de los personajes creados. Además, se asignaron otra serie de roles como un operador de cámara, un claqueta, un encargado de sonido y un ayudante de director.
A su vez, se realizó un taller de maquillaje cinematográfico de la mano de la especialista Isabel Salgado. «La mayoría de grupos han decidido incluir esos aprendizajes en sus cortos», así que para ello se maquillan como zombies, se simulan cicatrices e, incluso, un disparo entre ceja y ceja. «En este campamento están tocando todas las fases de la creación de un cortometraje», recalca Cifrián.
Una vez que tengan todo el material grabado, la siguiente fase será la edición y montaje. «Esa parte la haremos nosotros porque no creo que ellos sepan hacerlo, pero igual nos sorprenden». Por último, se hará una valoración entre todos del resultado de los cuatro cortometrajes y se explicará «cuáles son las carencias y las virtudes de cada uno de los trabajos».
El de Solórzano es uno de los 13 campamentos de verano que se han puesto en marcha desde el Gobierno de Cantabria. «Este es especial porque es una oferta cultural, artística y creativa, mientras que el resto que se ofrecen están más vinculados a la multiaventura y al deporte», explicó el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Francisco Fernández Mañanes, durante su visita esta semana al albergue juvenil de Solórzano.
Hace dos años ya se realizó conjuntamente con el Laboratorio Creativo Audiovisual una experiencia piloto de campamento de cine. En esa ocasión tuvo lugar en Alto Campoo y, por el contrario, estaba dirigido a integrantes de 7 a 14 años. «Dado que ahora son más mayores hemos podido profundizar más en lo que es realmente hacer cine», reflexiona Cifrián.
En vistas al resultado que están obteniendo, no se descarta repetir la propuesta el año que viene. «Los chavales me llaman siete veces para proponerme algo, eso significa que tienen interés», comenta el actor, que destaca que «es en esta edad en la que empiezas a descubrir que el cine es falso, y todo lo que sale en una película es una imaginación literaria creada por una persona para montar una historia plano por plano».
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Abel Verano y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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