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El prolongado viacrucis de la cruz de los caídos de Liérganes ya ha tocado a su fin. El epílogo se ha escrito estos últimos días, después de que el Ayuntamiento haya ubicado el polémico monolito en el cementerio municipal, cerrando una historia que comenzó hace ... más de dos años cuando el equipo de gobierno −ULP en coalición con PRC− decidió retirar del casco urbano la escultura en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Sin embargo, alguien −nunca se supo quién− se adelantó y en octubre de 2020, antes de que se hiciera efectivo el acuerdo plenario, sustrajo la cruz de su peana, abandonándola a las horas en un campo. El Consistorio recuperó entonces el elemento y lo resguardó en un almacén hasta la fecha, que ha sido instalado en el camposanto.
Así las cosas, la cruz ya descansa, libre de inscripción alguna que recuerde su pasado como símbolo franquista, en la necrópolis de Liérganes. Lo hace un lugar destacado, con vistas a la iglesia parroquial de San Pedro ad Víncula, y en una zona ajardinada en la que el Consistorio ha proyectado la ampliación de las instalaciones con nuevos nichos. El emplazamiento ha sido escogido tras barajar varias opciones en conversaciones entre el alcalde, el independiente Santiago Rego, y el párroco del municipio, Hilario Obregón. «Creemos que es la ubicación idónea porque se trata de un símbolo de tradición judeocristiana que merece el máximo de los respetos y el cementerio es un lugar que suele estar más libre de episodios vandálicos y demás ataques», valora el regidor.
El regidor confirma a preguntas de este periódico que con esta actuación se «saldan» todas las deudas pendientes que el Ayuntamiento tenía en lo que respecta al cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Todo ello después de que en 2020, junto a la retirada de cruz, el Pleno decidiera también invalidar los honores que el Consistorio otorgó al ministro de la Gobernación de Franco, el general Camilo Alonso Vega. Una toma de partido que reabrió viejas disputas tanto en la propia corporación municipal como en el pueblo, porque hubo quienes no apoyaban la decisión, que estuvo avalada por un informe del Gobierno regional. Asimismo, el pasado noviembre el Ayuntamiento también decidió ocultar la inscripción de otro monumento similar en Pámanes, una cruz que en este caso permanece en su emplazamiento. Ahora sólo queda esperar que las heridas hayan quedado bien suturadas.
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