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El Centro de Surf de Somo es el punto de partida y el mar el medio necesario donde niños con necesidades educativas especiales o algún tipo de discapacidad, se mueven como pez en el agua junto al resto de pequeños de su edad. El 'Pequesurf' ... es un campamento de día inclusivo que se desarrolla durante todo el verano en la capital de este deporte en Cantabria. Allí no se hacen distinciones, sino que sus participantes se adaptan a la diversidad que presentan estos chicos. De esta forma, también ellos pueden disfrutar de esta iniciativa en igualdad de condiciones.
A las diez de la mañana ya están todos en fila india camino del vestuario. Con el neopreno puesto todos son iguales. Niños de entre 4 y 13 años de edad que participan en los campamentos de verano de surf que organiza el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar para todos ellos y que incluye la adaptación a este deporte a pequeños con algún tipo de discapacidad física o sensorial.
Son siete semanas de campamento, pero cada grupo convive sólo una a lo largo de ocho horas diarias en las que surfean, nadan, ríen, juegan, comen, meriendan y realizan actividades con sus monitores. La única diferencia entre otra convivencia cualquiera es que la de Somo no hace distinción en aceptar a estos pequeños y pone a su disposición todos los medios para que aprendan y se diviertan junto al resto de niños participantes.
«Es un aprendizaje, porque aquí todos aprenden de todos», explica Sonia de la Fuente, una de las madres de El Astillero que repite experiencia todos los años con su hijo, Juanjo Mena. El pequeño, de nueve años, tiene trastorno del espectro autista (TEA) y se comunica con el mundo que le rodea a través de una enorme sonrisa y una tabla de pictogramas que «es su voz». Hoy le toca ir al agua con su monitor y está contento. Su madre explica que lo lleva a Somo porque «el mar lo relaja y las olas lo calman». Al campamento del Pequesurf no solo va su hijo Juanjo, también lo acompaña su hermano pequeño Adrián que, con casi seis años, siempre está «muy pendiente de él» dice su madre con orgullo. Y es que Adrián es el mejor ejemplo de lo que puede pasar si se normaliza la interacción entre pequeños con y sin discapacidad. «Es sobreprotector con su hermano y es muy cuidadoso con estos niños porque se ha criado junto a uno, y si están más con ellos van a saber cómo tratarlos», resume.
Un poco más tarde llega desde Colindres Noelia Morán y su hijo Mateo Negrete, de 13 años. También es un llamado niño TEA como Juanjo y empezó a venir a Somo en 2018. Según afirma su madre acuden porque «le encanta el agua» y en el Pequesurf puede «interactuar y socializar» con otros chicos, por lo que las ventajas son increíbles para ellos. Noelia explica «las dificultades» que tienen para hacer una actividad deportiva con él en otros lugares y, por eso agradece más la oportunidad que les brindan aquí. «De verdad que estoy súper agradecida, tenemos muchos problemas para encontrar cosas para él». Y es que Mateo, como el resto de niños de su edad, necesita estar con gente y aprender a vivir en la sociedad que lo rodea. «Se integra bien» y no rechaza a sus compañeros. Su madre describe que el alma de Mateo es pura y empatiza siempre con el lado bonito de los sentimientos. «Está en su mundo dentro de otro mundo riquísimo, porque es un niño que está siempre feliz, no le gusta la tristeza», dice añadiendo que cuando alguien llora, él pinta una sonrisa con sus manos en su cara. En Ribamontán al Mar, al igual que Sonia, han encontrado un campamento en el que están «en igualdad de condiciones» y pueden hacer un deporte como el resto donde «pagamos igual que cualquier otro», apuntan.
Y es que para adaptarse a los niños, según explica el responsable de la actividad de agua del Pequesurf Pedro Gutiérrez, se pone a disposición de estos pequeños monitores individualizados para practicar el surf. Reconoce que no hay muchas oportunidades para ellos fuera de iniciativas como la del Ayuntamiento de Ribamontán al Mar «donde todos los niños están juntos y pagan lo mismo». Y el programa funciona bien. «Al final las barreras las tenemos los adultos, porque los niños interactúan bien entre ellos», resume.
Ribamontán al Mar es el exponente máximo en el testeo de métodos de aprendizaje y formación sobre surf adaptado, gracias al liderazgo del proyecto europeo 'Inclusea (IN=SEA)', a través del programa Erasmus + Sports, que apoya la promoción del deporte en la Unión Europea. La puesta en marcha de la iniciativa supuso la llegada a Cantabria de 130.000 euros de los 364.460 con los que está dotado este proyecto. De esta cantidad, se destinan 68.260 euros al Ayuntamiento de Ribamontán al Mar. Según explica Pedro, que es también director de formación de la Federación Cántabra de Surf , el proyecto termina el año que viene y, mediante el mismo, se está incidiendo en la formación de personas con discapacidad física y sensorial «que vienen aquí a practicar todo el año». De hecho el centro tiene todo tipo de material adaptado para la práctica de este deporte. El objetivo es mejorar las competencias de formadores y profesionales en el ámbito del surf adaptado, para lo que desarrollar una metodología común e innovadora de aprendizaje para que la utilicen, además, como una herramienta de inclusión social.
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