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Han pasado cien años desde que sus bisabuelos abandonaron Cantabria en busca de una nueva vida en Le Havre, Francia. Quien sabe si eran conscientes ... de que jamás regresarían a Villaescusa, la tierra en la que crecieron y en la que se casaron. En el país vecino, Francisco y Gregoria tuvieron hijos y nietos. Con el paso de los años, el matrimonio murió y sus raíces se han ido disipando. Pero Sylvia, una de las bisnietas de aquellos emigrantes, no está dispuesta a que se borre la línea que la une con la región y se decidió, hace pocos días, a contactar con la localidad para buscar a los posibles parientes que pudieran quedar allí.
El Ayuntamiento de Villaescusa recibió esta semana una carta inesperada entre la correspondencia habitual. El remitente ubicaba su origen en el país galo y el alcalde, Constantino Fernández, la abrió con curiosidad. Dentro encontró un texto, escrito en un castellano con algunos errores que hacían pensar que quien la había redactado no dominaba el idioma, y una foto en blanco y negro que retrataba a una pareja. Era de Sylvia, que explicaba su intención de encontrar a algún miembro de su familia. En las líneas da todo lujo de detalles. Cuenta cómo Francisco Vega pasó unos años en Los Ángeles (EE UU), cómo volvió a Cantabria en 1913 y se casó con Gregoria García dos años después. Y cómo se mudaron a Le Havre en 1919. El matrimonio tuvo cuatro hijos, dos en Villaescusa, Joaquín y Felipa, y dos en Francia, Pierre y François Richard. Sylvia es nieta de Pierre.
También cuenta que los hermanos de su bisabuelo, Modesto y Margarita, tenían una tienda en Villaescusa. Modesto tuvo un hijo con Soledad Ruiz, Paco Vega, que murió en 1992. «Y si no me equivoco, para resumir, aquel Paco en realidad era el primo de mi abuelo», escribe en una de las últimas líneas. Termina con una dirección de email para que «si estos apellidos te suenan», puedan contactar con ella y pueda venir a Cantabria a conocer sus raíces. La fotografía que incluye es de Francisco y Gregoria (a la derecha), de cuando ya vivían en Francia.
Tras leer la carta, Fernández no dudó en compartirla a través de las redes sociales del Ayuntamiento y también en las suyas personales, con el afán de encontrar rápidamente a algún familiar de Sylvia. «En cuanto llegó la escaneé y la colgué. Algunos vecinos aseguran que conocen a personas en común con ella. La chica ha dado muchos datos y nombres, por lo que no es complicado encontrar algo», expresa el alcalde. Acompañó la publicación con un mensaje personal en el que explicaba que «una joven francesa nos pide ayuda para localizar a descendientes de su familia española». Efectivamente, la publicación tiene varios mensajes de vecinos de la zona. Algunos dan ánimos a Sylvia en su búsqueda y otros aseguran que conocen algunas anécdotas que involucran a la familia. Uno de ellos es el de Tamara Correa, que asegura que tiene algunos lazos lejanos con la de Francia.
Los conocimientos de Sylvia sobre su familia cántabra terminan en 1992 con la muerte de Paco Vega. A partir de ahí, no hace referencia en su carta a más descendientes. Probablemente desconozca, incluso, si los hay. «Mi abuela es prima de Soles Vega, la hija de Paco», escribía Correa en la red social. Su abuela y su madre ya fallecieron, por lo que lamenta no poder acceder a información de primera mano. Sólo puede recordar algunas historias que las dos mujeres le contaron hace años. Soledad Vega se casó con Paco Navamuel (suegro y yerno se llamaban igual) y juntos continuaron trabajando en la tienda-bar que habían regentado antes sus abuelos. La prima de Soles Vega se llamaba Soledad Solana -era la abuela de Correa- y también trabajó allí. Además, cuidó a los hijos del matrimonio antes de que nacieran los suyos propios.
«Nuestras familias estaban bastante unidas. Todos hemos ido a las bodas de los demás», cuenta Correa. «Aunque lo mejor sería que Sylvia pudiera contactar con familiares más directos, como los dos hijos de Soles Vega y Paco Navamuel». Por el momento, el contacto entre unos y otros no se ha producido, pero todo hace indicar que la mujer francesa que se niega a perder sus orígenes y que sueña con conocer Villaescusa, la tierra de sus antepasados, podrá cumplir su objetivo.
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