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Los programas de Formación Profesional (FP) orientados a la electrónica y a la carpintería en el instituto Ricardo Bernardo, en Solares, cuentan con una demanda razonable de alumnos todos los años; pero este curso que está cerca de comenzar es una excepción. Para el plan ... docente de FP básica de trabajo con la madera figuran sólo tres matrículas cuando el mínimo para su puesta en marcha son cinco. El centro puso en marcha hace unos días una campaña en redes sociales para captar a esos dos alumnos que faltan y se ha popularizado de tal manera que ha llegado a oídos de la Consejería de Educación, que ayer resolvió que el curso comenzará con esos tres estudiantes. «Lo bueno que tenemos es que probablemente el número irá creciendo a lo largo del año», concreta Francisco Javier Botanz, profesor de este programa. «Sobre todo porque es un itinerario que siguen los alumnos que no han superado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), y que pueden encontrar en este programa la forma de homologarla al tiempo que adquieren unas habilidades con un oficio muy demandado», asegura el docente.
El IES Ricardo Bernardo se puso en contacto con el Centro Integrado de Formación Profesional La Granja (Heras), donde también se imparte un programa de FP básica, pero orientado a jardinería, «por si alguien quería optar por esta línea educativa pero enfocada hacia la carpintería», informa Patricia Corral, jefa de Estudios de Formación Profesional. «Lo que ocurre es que este año, con los 1.000 alumnos que tenemos en Solares, no lo hemos cubierto; por eso estamos buscando fuera, pero claro, no es fácil que un estudiante pueda trasladarse hasta Solares desde la periferia», indica. Además de los talleres donde aprenden el oficio, los tres alumnos que el día 9 comenzarán a abordar en las aulas este ciclo estudiarán Lengua, Matemáticas e Inglés. «Son materias esenciales que tienen que superar para poder alcanzar el título, que es homologable a la ESO», matiza Corral.
En todo caso, la notificación de la Consejería para dar luz verde al curso llegó ayer por la tarde y calmó los ánimos. «Es una tranquilidad saber que vamos a poder trabajar. Es una pena si llega a quedarse en el aire porque habríamos perdido también el segundo curso del año que viene, pues el programa es de dos años». ¿Por qué esta escasez de demanda? «Porque socialmente este tipo de itinerarios carga con un estigma social. Parece que quien accede a ellos es porque no ha podido ir por la vía ordinaria de la ESO, pero no hay que verlo así. Tememos que tiene que ver con eso y es un error pensar así», asegura Corral.
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