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Imagínese que, siendo todavía niño, una mañana va a su escuela y se topa con el recreo repleto de animales salvajes. En la cancha pacen los majestuosos elefantes, junto a la canasta una jirafa, colgados de las vallas los simpáticos chimpancés, a la sombra de los árboles se tumban los osos y bajo la escalera se forma una cueva poblada por murciélagos. No es el comienzo de ningún cuento, sino lo que durante tres días ha tenido lugar en el patio del Colegio Nuestra Señora de Latas, cuyo recinto ha dejado de ser un recreo para convertirse en un enorme parque de recuperación animal. ¿Las especies que ha albergado? Más de 30, todos especímenes creados por los alumnos de 2º de Primaria en un proyecto de aprendizaje con el que, además, se ha recaudado fondos para la lucha contra el cáncer infantil.
'Latas Animal Park', así se ha llamado la iniciativa desarrollada en el centro y que ha convertido en auténticos expertos en su animal favorito a los alumnos de 2º de primaria; y así lo han demostrado al resto de compañeros del colegio. Para ello se organizaron una serie de visitas guiadas, como si de un parque real se tratase, en la que explicaron a los compañeros del resto de cursos todo lo que han aprendido en los últimos meses sobre cada especie.
La entrada tenía un precio simbólico de un euro. Con ello se accedía al parque, cuya primera parada era el recinto de los elefantes y las jirafas. Ahí te esperaban los pequeños cuidadores de 2º, que micrófono en mano desentrañaban a los visitantes distintas peculiaridades de los animales. Cuestiones como su peso, cómo se catalogan o cuantos años pueden vivir. A partir de ahí comenzaba un recorrido por un total de 14 paradas más, en el que se podía conocer de cerca a la fauna ibérica, a simios, insectos, cocodrilos, leones, así hasta la última parada. Ahí los guías pedían al grupo que se pusieran sus aletas y buzos imaginarios, porque se adentraban en un enorme acuario, repleto de delfines, leones marinos, ballenas, peces y corales.
Todo ello, desde la más pequeña mariposa hasta el mamífero más enorme, se ha creado a partir de materiales reciclados y con mucha originalidad. Con esa receta, por ejemplo, unas medias se convirtieron en enormes serpientes, mientras que en unos discos antiguos vieron la perfecta base para crear los peces y los tapones de botellas fueron idóneos para fabricar bichos. «Sobre todo lo que más hemos utilizado es cartón», dice Inma Burgos, una de las tutoras de 2º de Primaria.
'Latas Animal Park' abrió sus puertas las jornadas previas a las fiestas de Semana Santa y los animales ya han encontrado un nuevo hogar. Con la intención de recaudar fondos para Amara Cantabria y su lucha contra el cáncer infantil, se dio la oportunidad a las familias de, o bien apadrinar un animal dando una aportación o, en su lugar, adoptarlo para llevárselo a casa. «Ha habido mucha participación, y todos los grandes como los elefantes o incluso la ballena han sido acogidos», explica Burgos. En total, junto con el euro por entrada, se han recaudado 3.600 euros para la asociación que les fueron entregados esta semana.
El proyecto ha ido más allá del parque que se ha visto en los últimos días. Se trata de un trabajo que ha ocupado tres meses, y que comenzó como una forma de conocer a los animales, pero que fue ampliando horizontes y pasó a ser una iniciativa más transversal. «Además de la investigación sobre las especies y la memorización sobre ellos, también han trabajado con ese material en Lengua, creando cuentos sobre el animal que le tocó a cada uno, además de fabricarlo en plástica», explica la profesora, al tiempo que recalca que «al ser una iniciativa con fin benéfico también hemos abordado el área de los valores».
Por su parte, Javier Montejo, el otro tutor de segundo, remarca que «la idea ha mantenido la atención de los niños, desde un principio les atrajo la idea y las familias también han colaborado mucho y nos han felicitado por la propuesta». Además, ha sido una inciativa genuina dentro de está época desabrida pandémica, y todo se ha coordenado para no romper los grupos burbuja. Así que una vez más se confirma que el juego es el mejor catalizador para el aprendizaje.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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