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Penagos está cerca de ver cumplida una de sus reivindicaciones más antiguas: la ampliación del Colegio Público Ambrosio Díez Gómez. Estos últimos días el alcalde anunciaba el fin de los trabajos en el nuevo edificio que ha construido educación, y fijaba para «después de Reyes» su puesta en funcionamiento. Una imagen que contrasta con la realidad del municipio vecino, Villaescusa, donde todavía están pendientes de que salga adelante la reclamada ampliación de su respectivo centro escolar, el CEIP Marcial Solana. No obstante, es un proyecto que parece que finalmente, tras años de trabas, da muestras de fructificar, puesto que se está liberando el terreno para las obras y la Consejería de Educación ha publicado que en su Presupuesto del próximo año hay una partida consignada de 1,3 millones de euros para tal fin.
Tanto a Villaescusa como a Penagos les aqueja el mismo problema: que el aumento de la población infantil los últimos años en ambos términos municipales hace mucho que dejó pequeños sus respectivos centros escolares. Por eso desde los ayuntamientos vienen demandando desde hace más de un lustro las ampliaciones de los colegios, el CEI (Colegio de Educación Infantil) Ambrosío Díez en el caso de Penagos y el CEIP (Colegio de Educación Infantil y Primaria) Marcial Solana en el de Villaescusa.
Ese déficit de espacio en los últimos cursos ha acarreado problemas. En el caso de Penagos, la presión por sus crecientes matriculaciones era tal que en 2019 se optó por adecuar provisionalmente el Centro Cultural Ramiro Mora de Sobarzo como aula de dos años. Una actuación que sirvió de parche en lo que se sacaba adelante la ampliación de las instalaciones escolares. En el colegio del municipio colindante también se sorteó la situación como se pudo: renunciando a dotaciones como la biblioteca escolar o el aula de ordenadores para adecuar esas estancias, e incluso almacenes, como clases. Los profesores tuvieron que ir renunciando a sus despachos y sus mesas de trabajo terminaron reubicadas en los pasillos.
En el primer caso, el de Penagos, la ampliación del colegio comenzó a cobrar forma en mayo de este año, momento en el que arrancaron las obras que esta semana, según trasladó el regidor, José Carlos Lavín, han tocado a su fin. Con 400.000 euros, Educación ha sufragado la construcción de un nuevo edificio de 300 metros cuadrados dotada de dos aulas para Infantil; dos aulas de desdoble; una zona de usos múltiples; aseos; y almacén. Ahora queda pendiente equipar las nuevas instalaciones y que finalice la reforma del edificio preexistente, que sufraga el Consistorio. Con todo, los alumnos -que fueron desplazados a otros espacios municipales en lo que duraban las labores- podrían regresar tras las vacaciones de Navidad, según cálculos del regidor.
En Villaescusa falta más camino por recorrer, pero al menos parece que la iniciativa ha echado a andar después de superar muchos escollos. A finales del pasado mes se iniciaron las obras para trasladar el parque que se encuentra en la parte trasera de la Casa Consistorial, una actuación que ejecuta Obras Públicas para dejar libre la parcela y emplazar ahí el nuevo edificio de Infantil que sufragará Educación. Pese a que los obreros y las maquinarias entraron a trabajar, la intranquilidad de los padres del Marcial Solana no se apaciguó y han liderado una recogida de firmas para reclamar que esta vez nada paralice el proceso y el nuevo espacio sea ya una realidad.
El proyecto empieza a coger ritmo, ya que al comienzo de la primera fase hay que añadir que la Consejería de Educación hizo públicos la pasada semana sus Presupuestos para 2022 y en ellos consta una partida de 1,3 millones para esta construcción. Falta, eso sí, adjudicar la obra a una de las dos empresas que concurrieron en la licitación, algo que el alcalde de Villaescusa, Constantino Fernández, confía en que, según le trasladaron desde el Gobierno regional, pueda estar solventado «antes de que finalice el mes».
La desconfianza en el proyecto por parte de padres no parece injustificada, teniendo en cuenta que se empezó a demandar al Gobierno regional formalmente la ampliación del centro en 2014. A lo largo de estos años, mucho se ha hablado del inminente inicio del proyecto, pero varias cuestiones lo han ido postergando. Uno de los inconvenientes fue la incapacidad de decantarse por una parcela para levantar el nuevo edificio, ya que a lo largo de los cursos se han fijado hasta tres emplazamientos. Fue en 2019 cuando finalmente se acordó construir en donde se sitúa el parque infantil que ahora se está trasladando, y se comenzó con el proceso de licitación, que se vio interrumpido por el inicio de la pandemia. Un trámite que se malogró una vez más, y que ahora da muestras de que podría tener un mejor final.
La falta de espacio para el Marcial Solana es acuciante desde hace años, pero en el presente curso el problema se ha agudizado. La gran cantidad de matriculaciones, que ha superado las 280, ha implicado hacer desdobles en tres cursos y adecuar más aulas en espacios no preparados para ello. Además, la comunidad educativa echa en falta especialmente la biblioteca, que desapareció hace más de seis años y es «un espacio esencial de convivencia», sobre todo para aquellos escolares que no son tan dados a los deportes, dicen en el centro.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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