![Consejería y cazadores ahuyentan con perros a los jabalíes del núcleo de Loredo](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/05/14/94375892-k0cC--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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La Consejería de Desarrollo Rural está intentando ahuyentar con perros -práctica que se denomina perreo- a los jabalíes que alteran la vida de los residentes en las zonas urbanas de Loredo (Ribamontán al Mar). La medida, habitual cuando los cerdos salvajes se cuelan en ... entornos urbanos y causan molestias, ha sido implementada con el acuerdo y la colaboración de los cazadores, el Ayuntamiento y la Policía Local, que se encarga de alertar a los ciudadanos sobre el desplazamiento de los animales y el consiguiente peligro para la circulación por carretera.
El objetivo es que los suidos huyan hacia zonas montañosas y paulatinamente, vayan abandonando las áreas residenciales de Ribamontán, donde los vecinos han tenido que lidiar con la presencia incómoda de estos animales. Los jabalíes, que hasta hace poco no solían frecuentar los núcleos poblacionales, campan ahora a sus anchas destrozando a su paso prados, terrenos, setos, árboles y demás elementos ornamentales. Dando, también, algún que otro susto a los residentes. Que se lo digan a María Luz Calvillo, propietaria de la Posada La Merced -aparece en la foto-, que en más de una ocasión se ha topado con un jabalí en la puerta de su vivienda-hospedaje. A ver quién normaliza que un cerdo salvaje te dé los buenos días. O las buenas noches, porque los suidos también han recibido a Mari Luz de madrugada.
La superpoblación de jabalíes en Loredo y en otros puntos de la costa oriental, como Noja, Escalante o Ampuero, llevó a la Consejería a plantearse la posibilidad de autorizar batidas controladas. ¿El problema? Que los jabalíes se encuentran en zonas residenciales, fuera de los cotos de caza, donde no se puede disparar tan a la ligera. Después de reunirse con la Federación Cántabra de Caza -tras anunciar la intención de activar esta medida, los cazadores exigieron a la Consejería que se contara con ellos-, Desarrollo Rural decidió optar por la prudencia e intentar, primero, espantar a los jabalíes mediante el perreo, una práctica que ya se ha llevado a cabo en Loredo hasta en tres ocasiones en las últimas semanas. Así esperan que los cerdos salvajes huyan despavoridos hacia otras zonas donde no causen daños ni alarma social. En caso de que no dé resultado y los perros no asusten a los cerdos, «se estudiará si realizar batidas», explicó a su vez el presidente de la Federación de Caza, Ignacio Valle.
Serían los agentes del Medio Natural los encargados de ejecutar los controles poblacionales, contando siempre con los cazadores. Y sería una excepción, porque hasta ahora, fuera de los cotos de caza, tan solo se autorizan las batidas en las denominadas zonas de seguridad, como en los aledaños de las autovías. El método es el siguiente: «los guardas avistan ejemplares, se lo comunican a la dirección y ésta decide cómo y cuándo abatirlos». Aunque se resume en tres frases, el protocolo para llevar a cabo este tipo de controles es más complicado y exigente de lo que parece.
El perreo permite además a los agentes estimar la población de jabalí que puede haber en una determinada zona. A este respecto, el agente de la Policía Local de Ribamontán al Mar, Ismael Meneses, cree que en Loredo se ha creado cierta alarma social. «La gente cuando viene a quejarse afirma que hay varias piaras, pero lo cierto es que al final no vemos tantos jabalíes como pensamos en un primer momento», asegura el agente. Meneses dice también que las dinámicas de perreo que se han implementado hasta ahora en Loredo, «ya han provocado el desplazamiento de algunos cerdos salvajes que estaban asentados en determinados lugares». A la vez, advierte a los conductores de que «tengan cuidado al atravesar la carretera y conduzcan más despacio para evitar accidentes si de repente se les cruza un jabalí». Al hijo de la vecina de María Luz, la posadera, le sucedió; que su coche impactó contra un suido en la recta de Loredo. El animal murió pero al conductor no le pasó nada.
De lo efectiva que resulte esta medida, dependerá que la Consejería decida realizar perreos en otros núcleos con el mismo problema. Seguramente todavía es pronto para valorar los efectos de haber sacado a los perros, pero no olvidemos que los jabalíes, como apuntan los estudiosos de la especie, «no se amilanan ante nada». Ni ante nadie.
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