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Miércoles, 13 de septiembre 2017, 07:13
Manuel Aja Fernández es uno de los danzantes más veteranos del Barrio de Arriba en Riotuerto. A sus 81 años aún recuerda con nitidez una tradición que pasa de padres a hijos desde tiempos inmemoriales en esta localidad cercana a La Cavada y que consiste ... en danzar por las casas el baile de los palos y las varas los días 15 y 16 de septiembre, coincidiendo con la festividad de San Cipriano. Una cita con las tradiciones que, este año, tiene un sabor especial ya que el Barrio de Arriba ha sido elegido para albergar, el próximo domingo, 17 de septiembre, el V encuentro de Danzantes de Trasmiera.
Los danzantes del Barrio de Arriba en Riotuerto existen desde que los mayores del pueblo tienen memoria, aunque no se haya podido datar el año de su fundación. Hoy domingo la iglesia local del Sagrado Corazón de Jesús cumple su centenario y se estima que ya entonces existía la costumbre arraigada de bailar casa por casa la víspera de la procesión de San Cipriano y el propio día de la fiesta.
La tradición, según explican los actuales integrantes, es que los mozos solteros bailen los palos y las varas, previamente adornadas y ataviados con el traje típico en blanco, adornado con cintas de colores cruzadas al pecho y en los brazos. En este caso, son los colores del escudo del municipio, el rojo y el azul, pero el danzante más veterano, Manolo Aja, recuerda que hubo otros colores antes.
Manolo bailó por primera vez a los catorce años y no paró hasta los sesenta y cuatro, cuando le dejó el testigo a los más jóvenes. «Entonces era diferente ahora, comenzábamos a bailar a las nueve de la mañana y no parábamos hasta las once, e íbamos andando, ahora van en coche», explica. Junto a Vitoriano Arronte, recientemente fallecido, Manolo Aja ha sido todo un ejemplo de tesón a la hora de mantener viva la tradición. «Lo disfruta como un niño, ha bailado hasta más de los setenta años y lo hacía muy bien, levantando los pies con mucha alegría, casi tocar el suelo», valora Javier Abascal, uno de los integrantes del grupo.
La costumbre manda que sean los solteros los que bailen los tres primeros años, ya que el bisiesto es el turno de los casados. Desde principios de septiembre los danzantes se preparan para bailar en el Bar de la Mina o antigua Casa Ángel, un lugar de encuentro donde su dueño, Jesús Ángel Gómez, ha visto pasar a generaciones y generaciones de danzantes en los ensayos y las celebraciones. Su bolera sirve para el baile y el adorno de las varas, los días previos a la fiesta. También el viejo bar tienda ha sido testigo junto a Jesús de muchas anécdotas divertidas. Por ello, Jesús guarda como un tesoro las fotos antiguas de los danzantes hasta que le alcanza la memoria. «Tengo sesenta años y desde que nací conozco la tradición y les he visto bailar aquí», explica. Sus padres fueron fundadores del negocio en el que él nació y que continúa regentando, manteniendo la costumbre de dar refugio de parada y fonda a los mozos.
Este año la novedad es que se va a proceder a la inauguración de una exposición fotográfica de la historia de la fiesta y los danzantes, el día 17. Unas cuarenta instantáneas que recogen en imágenes la dilatada trayectoria de esta costumbre, desde 1922, fecha de la fotografía más antigua que se conserva de ellos. Una tarea que ha llevado a cabo Avelina Canales con ayuda de todo el grupo.
Ahora son un grupo de nueve jóvenes pero, hace años, había mucho aspirante y se hacían sorteos para entrar en el reducido grupo de danzantes. «Cuando uno lo dejaba, si había más de uno para cubrir el puesto se echaba a sorteo», inciden. «En los ensayos los danzantes veteranos enseñan a bailar a los nuevos que entran», manifiesta Ricardo Canales, otro vecino que participa de la costumbre.
El premio de ser danzante es el buen sabor que deja la tradición cuando se consigue mantener viva por tanto tiempo, además de la diversión e ilusión que se pone en los preparativos previos. Cada 15 de septiembre los mozos comienzan a bailar a una hora temprana y pasan casa por casa, tocando puertas, y pidiendo la voluntad. «Les bailamos los palillos, echamos el viva y que suelten la gallina», bromea Canales.
El dinero está destinado a los gastos de la fiesta en sí misma, ya que los danzantes bailan durante toda la jornada previa a San Cipriano y el día de la Procesión, 16 de septiembre. Ahí no solo danzan con los palos sino que también lo hacen con las varas, que adornan con cintas de colores que se adhieren mediante un engrudo de «harina y agua». Un pegamento tradicional que aún hoy en día se sigue utilizando para su elaboración. «Algunos vecinos vienen a ayudarnos a adornar las varas unos días antes y les ofrecemos también un aperitivo», relatan.
Este año el Barrio de Arriba celebra una edición especial de la fiesta, y es que coincide con el V Encuentro de Danzantes de Trasmiera. Una celebración comprometida en la conservación de las tradiciones populares y folclóricas organizada, en esta ocasión, por los danzantes locales, con la colaboración del Ayuntamiento de Riotuerto.
El Barrio de Arriba ha sido seleccionado mediante sorteo como sede del V Encuentro de Danzantes de Trasmiera. Un evento que se celebra el próximo 17 de septiembre y que reunirá a más de una docena de grupos de danzantes de Trasmiera. Los actos darán comienzo a partir de las 12.00 horas del próximo domingo en la Iglesia con la recepción de los danzantes. A la par, a las 12.30 horas, habrá un pasacalles de los grupos por el pueblo y, con posterioridad, se compartirá una paella con los participantes en el Encuentro.
Por la tarde, a las 16.30 horas, el investigador y folclorista Txomin Echevarría ofrecerá una charla sobre la historia de los danzantes. A la par, también se inaugurará la muestra fotográfica de los Danzantes del Barrio de Arriba. En concreto, se han recopilado más de 40 instantáneas desde 1922 hasta nuestros días. El Encuentro de Danzantes de Trasmiera nació en el año 2012 y ahora cumple cinco ediciones con el objetivo de mantener vivas las tradiciones del folclore y sus características en los distintos pueblos. En esta ocasión, participan más de una docena de grupos de Trasmiera y, además, acudirá como invitado el grupo de danzantes del pueblo de Lamestosa del País Vasco.
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