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En el pueblo de Beranga no salen aún de su asombro. Este domingo varios feligreses de la parroquia de San Cipriano, ubicada en esta localidad de Hazas de Cesto, fueron testigos de un macabro hallazgo en el interior del cementerio que está junto al templo. ... Y es que, según su relato, tras acceder como de costumbre al camposanto a visitar las tumbas de sus familiares encontraron varios nichos con las lápidas «destrozadas a porrazos» y, en algún caso, con la sepultura parcialmente abierta, llegándose a ver el interior del nicho. Según explican las fuentes consultadas por El Diario Montañés, el objetivo, esta vez, no parece haber sido el vandalismo o la profanación de las tumbas, sino el simple robo de las imágenes religiosas de bronce que sirven de decoración para venderlas a «algún chatarrero». Hay alrededor de una docena de enterramientos afectados y, aunque de momento, no hay culpables ni denuncia oficial, las sospechas son varias y están ya abiertas al debate en la pequeña localidad trasmerana.
«Muchos vamos a visitar las tumbas de los familiares antes de la misa, que es cuando vimos los destrozos», relataba con una mezcla de tristeza e indignación este lunes uno de los afectados por el asalto a una docena de nichos del cementerio local de Beranga, durante el fin de semana.
Se trata de un lugar «aislado» dentro del pueblo junto al templo de San Cipriano (XVII). Un espacio donde probablemente este sábado, de madrugada, los ladrones cometieron impunemente y sin testigos la fechoría que causó más daños sentimentales y materiales que beneficios para ellos mismos. Y es que, según algunos de los testigos que descubrieron lo sucedido al día siguiente, lo que se llevaron apenas tenía valor económico aunque sí sentimental para las familias. De hecho, los cacos destrozaron sólo las lápidas de mármol que tenían alguna imagen de la Virgen, cruces o Cristos incrustados o en las repisas de las tumbas al objeto de llevarse el metal, en su mayor parte bronce. Una acción que, según los expertos legales, no puede considerarse como profanación, dado que el ánimo no es el daño moral que se hace al fallecido, sino el simple robo para el lucro o su venta posterior a los receptores ilegales de este material «en alguna chatarrería, donde les van a dar 20 o 30 euros por ello», explicaban.
Enrique Lastra
Alcalde de Hazas
El alcalde de la localidad, el socialista Enrique Lastra, se mostraba este lunes «consternado» por la noticia. Afirmó que se enteró por los feligreses de este asunto y llamó al párroco para interesarse. Este le dijo que había avisado a la Guardia Civil para denunciar los hechos, dado que el camposanto es propiedad del Obispado de Santander. Al respecto, la Benemérita confirmaba ayer a éste periódico que sí que les «constaba» que se habían llevado «algunas figuras decorativas» de varias tumbas, pero que aún no se había formulado denuncia en el cuartelillo de referencia que es el de Beranga. De hecho, el párroco, Javier Moreno, confirmaba también ayer que pondrá hoy mismo esa denuncia en el cuartel, dado que es el día que se puede formalizar en Beranga. En referencia a los hechos en sí, el párroco lamentaba los mismos y opinaba que, aunque delictivamente se trate de un robo, en su opinión es también una «profanación», porque a parte del daño material o sentimental que han infligido estos individuos, «han violentado un lugar sagrado y ese es el concepto», dentro de la fe católica. Independientemente de la tipificación del delito, Moreno explicaba que, al margen de que sea un hecho reprobable, el deber de la Iglesia también es ahora « sin acritud es rezar por ellos», refiriéndose a las personas que han cometido el delito, pero también hacerlo «por las almas del cementerio y del purgatorio», subrayó.
Javier Moreno
Párroco de Beranga
A la denuncia a la autoridad militar del párroco, se sumarán probablemente estos días las de las familias afectadas para tratar de localizar a los culpables. Al respecto, hay varias teorías que circulan ya en el pueblo sobre quiénes pueden ser las 'almas perdidas' que menciona el sacerdote, sobre todo por el tipo de robo perpetrado en el cementerio, ya que los ladrones y los receptores de este tipo de material podrían estar «más cerca que lejos», opinan los vecinos.
Por su parte, el alcalde insistió ayer en manifestar su «solidaridad» con los afectados por este sombrío suceso, a la par que solicitó la «colaboración ciudadana» para dar con los responsables. «Todos los vecinos que tenemos a nuestros familiares en este cementerio nos sentimos muy consternados», insistió.
Lo material «duele», afirmaba ayer una de las personas que ha sufrido este macabro robo, pero la procesión y la rabia, esas «van por dentro». Quieren que se conozca el caso para que no vuelva a ocurrir algo similar. De hecho, uno de los nichos afectados ha quedado parcialmente abierto y ha habido que hacer un «apaño de urgencia» para proteger los restos del fallecido. «Es algo muy doloroso y repugnante», lamentaban.
Y es que los individuos que entraron este fin de semana en el camposanto de San Cipriano sólo consiguieron romper a «porrazos» los sentimientos de quienes acuden allí a ver a los suyos y honrar su recuerdo. Y, aunque el coraje por lo sucedido les afecte sobre todo al alma, también lo hará a sus bolsillos porque ahora toca reponer y rotular unas lápidas de mármol que tienen un elevado coste en el mercado no así el bronce sustraído.
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