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Eva Sánchez, ayer, descansando en una de las cápsulas del Aloha Surf Hostel, en Somo. Daniel Pedriza

Dormir en una cápsula en Somo

Aloha Surf Hostel. La Escuela Cántabra de Surf abrió a principios de agosto el primer hospedaje de la región inspirado en el modelo japonés

Candela Gordovil

Santander

Sábado, 26 de agosto 2023

La idea de los hoteles cápsula nació de un invento japonés pensado para los oficinistas de Tokio. Por sus horarios de trabajo, tenían que pasar las noches lejos de sus casas y necesitaban un alojamiento asequible al bolsillo y práctico. Es decir, dormir e ir a trabajar al día siguiente. Una modalidad de alojamiento que triunfa en España y que, desde el pasado 11 de agosto, también lo hace en Cantabria. La Escuela Cántabra de Surf de Somo abrió las puertas de Aloha Surf Hostel, un lugar «muy familiar y cómodo» en el que conviven la diversión y el surf. Por 30 euros la noche, estas cápsulas de no más de tres metros cuadrados disponen de lo básico para descansar. Interruptor para la luz, enchufe, dos tomas de USB y unas cortinas fabricadas de tal forma que no permiten que pase la luz.

La prueba del éxito en estos casos es fácil de comprobar: el número de reservas. «El primer día que abrimos llegamos al 100% de ocupación. Y estas dos semanas al 90%», cuenta Silvia Gago, responsable del departamento de reservas del hostel. A su juicio, esta gran acogida pasa por los cambios que ha sufrido el turismo. «Cada vez más gente opta por viajar sola y encuentran en estos espacios un lugar tranquilo en el que entablar amistades», comenta. Allí, «hacen piña». Y es que, la gran mayoría también contrata los cursillos de surf por lo que pasan mucho tiempo juntos. Por ejemplo, Eva Sánchez, que ha viajado desde Barcelona hasta Somo sola. «La experiencia es muy guay», comenta mientras descansa en su cápsula. Básicamente lo que será su dormitorio para los próximos días.

Un grupo de jóvenes conversa en las zonas comunes del hostel. D. Pedriza

El funcionamiento del primer hostel cápsula de la región es diferente al del resto de alojamientos turísticos. De hecho, hay dos opciones para acceder al hostel. Si llega a una hora en la que ya no hay servicio, se le facilita un código que le permitirá entrar a cada una de las estancias. La otra alternativa es una pulsera con la que también puedes entrar tanto a las habitaciones como a los baños compartidos, a la cocina y a las zonas comunes para comer, teletrabajar, ver la televisión o charlar. Además, la pulsera está asignada a cada número de habitación y a cada nicho. «Todas las camas están numeradas y asociadas a una taquilla a la que el cliente puede acceder con un código».

La convivencia de los clientes es un punto crucial para los creadores de este proyecto. Y así se lo transmitieron a Salcines y Gruber Arquitectos, los encargados de ejecutar la obra. «Buscamos un espacio enfocado en la convivencia de todos nuestros huéspedes porque la gran mayoría vienen solos». De hecho, ayer por la mañana un grupo de jóvenes de diferentes nacionalidades, que se han conocido esta misma semana, hablaban sobre el plan que iban a hacer por la noche. «Un viaje único. Para repetir», comentó una de ellas en alto. Justo al lado de ellos, en la cocina, otro de los clientes se preparaba la comida. «Disponemos de una pequeña cocina con nevera, microondas, un fregadero pequeño, menaje y un armario donde pueden guardar su comida», explica Gago. Pero el elemento estrella son las cápsulas, diferentes a las literas de un hostel común ya que están separadas del resto de zonas.

Imagen de una de las habitaciones del alojamiento turístico. D. Pedriza

Con el vértigo lógico que supone embarcarse en un proyecto innovador, pero con las ganas y la ilusión del primer día. David García 'Capi', director de la Escuela Cántabra de Surf y del hostel de cápsulas –además de un referente del surf en la región– reconoce estar «feliz» con la gran acogida que ha tenido el alojamiento turístico. Un proyecto, cuyos primeras pinceladas surgieron tras la pandemia, pero que «por una cosa u otra» no se ha podido formalizar hasta este verano. «El surf va muy ligado a la convivencia. Yo me he dedicado toda la vida a la competición en este deporte y siempre he querido enseñar lo que sabía para que los alumnos superen al maestro», comenta el director. «Viajar por el mundo me hizo reflexionar y, junto a mi hermano y mi socio José Luis Salcines, pensamos en montar el alojamiento más cercano a la playa de Somo. En definitiva, un lugar de convivencia».

Pero no queda ahí la cosa. También buscan que este espacio sirva para potenciar el 'surf clinic'. Es decir, cursos o campamentos de surf de perfeccionamiento que imparten desde la escuela. «Esto nos sirve para formar y conocer mejor a todos los chavales que quieran competir y poder crear una conexión mayor entre todos», añade el director del alojamiento.

Desestacionalizar el turismo

A pesar del éxito de las últimas semanas, la ambición de 'Capi' y su equipo va más allá. Con este nuevo proyecto, «y con nuestro surf», también buscan desestacionalizar el turismo en la zona de Ribamontán al Mar. «El surf es un deporte que se puede practicar todo el año y obviamente no vamos a estar siempre como en agosto, pero nos gustaría estar a un 50% o un 60% de ocupación durante los meses venideros. Esa es nuestra pretensión», concluye.

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