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La veterana maestra ante el mural que realizó la artista Mamen Restegui H. Ruiz
«Me emociono cuando cuento que han puesto mi nombre a la Biblioteca de Liérganes»

«Me emociono cuando cuento que han puesto mi nombre a la Biblioteca de Liérganes»

Tras 43 años en las aulas, Laureana Gómez ha visto reconocida su carrera con la decisión del Ayuntamiento de Liérganes de que la biblioteca lleve su nombre

Héctor Ruiz

Liérganes

Martes, 8 de junio 2021, 12:05

No lo dice una vez, ni dos, sino hasta en tres ocasiones. «No soy merecedora de este homenaje», apunta con modestia Laureana Gómez (Liérganes, 1955). Pero la realidad es que tras 32 años en el CEIP Eugenio Perojo la veterana maestra es toda una institución en el centro. Tanto que aún ahora, casi un año después de su marcha, todavía los alumnos más pequeños se acuerdan de ella y la saludan cuando va de visita al colegio. «¡Hola, Lauri!», le dice tras la valla una niña. Incluso los maestros que se han incorporado este curso, y que no coincidieron con ella, saben quién es. No es para menos, porque la mayor parte de su carrera la ha ejercido ahí, y ha dejado una huella que ahora se ha plasmado con el bautizo de la biblioteca municipal bajo su nombre. Todo un reconocimiento que recuerda la gran labor que ha desempeñado.

–¿Su objetivo siempre fue el de venir a trabajar aquí a Liérganes?

–Sí, estuve fuera 12 años, pero siempre cerca de Liérganes. Empecé en Villaverde de Pontones, también estuve, por ejemplo, en Mirones y San Roque, y seis años en Santoña.

–¿Ese primer destino en Villaverde de Pontones cómo fue?

–Yo tenía 25 años y esa era una escuela unitaria, había un maestro, José Emilio Rivas, que era muy conocido ahí, y muchas cosas le preguntaba a él porque cuando uno empieza, y pese a tener la carrera, necesita que le echen una mano. Mi clase tenía agrupados desde los tres años hasta una chiquita de 16 años. Había de todo.

–Las escuelas unitarias eran muy distintas…

–Eran un mundo aparte, porque ahí teníamos los ocho cursos juntos y había que atender a unos y a otros. Era complicado, pero los niños estaban acostumbrados a esa dinámica. Claro, yo tenía que llevarlo todo muy bien preparado y sacar adelante una materia para cada uno de los niveles.

–Era de sacarte las castañas del fuego sola, ¿no?

–Si, eso es. Todo estaba a nuestro cargo, hasta la limpieza de la escuela. Y no sólo eso, dábamos educación física, música y todas las materias.

–Tras esos destinos, terminó en Liérganes...

–Eso es, he estado 32 años en el CEIP Eugenio Perojo. Esto era muy diferente, había unas clases muy numerosas y funcionaba muy bien con compañeros de mucha trayectoria. Además, era muy numeroso, cuando entré había 700 niños, y ahora hay 300, porque la natalidad ha disminuido mucho, con familias de uno o dos hijos y no más como había antes de cuatro, cinco y hasta doce hijos.

–Entiendo que prefiere el sistema actual de cursos por edades...

–Desde luego, sobre todo porque es muy beneficioso para los niños, además hay educación especial, logopedia... hay de todo.

–El adaptarse a las nuevas tecnologías fue el mayor reto de su carrera?

–Los de mi generación estamos lejos de ser nativos digitales, así que tuvimos que aprenderlo todo desde cero. Los primeros ordenadores se introdujeron en las aulas cuando yo estaba en Santoña, y yo tendría treinta y pico años. Lo que pasa que utilizar esas herramientas tal y como se hace ahora no se comenzó hasta hace algo más de diez años. Ahora ya tenemos hasta pizarras digitales, y la verdad que es una maravilla una vez que uno se familiariza con ello.

–Además vosotros en este colegio no tenéis ya ni los libros de textos tradicionales al haber adoptado hace unos cursos el sistema Amara Berri...

–Eso es, el sistema Amara Berri no tiene libros, sino que se hace por medio de fichas y trabajos. El libro sólo es una cierta guía.

–¿Cómo fue enfrentarse a esa nueva metodología?

–Un cambio, yo lo he utilizado muy poco, porque se comenzó implantando de los cursos inferiores a los superiores y ya cuando me tocó a mí, que impartía tercer ciclo, estaba en mi último curso. Es un método globalizado que aboga mucho por la autonomía de los chavales y que se basa en las experiencias cotidianas, al tiempo que utiliza los medios de comunicación (prensa, radio y tele)que tenemos en el centro para asentar los conocimientos.

–Se fue hace un año y le siguen saludando los escolares...

–Eso de verdad que es algo maravilloso, hay que vivirlo para saber lo que es. Cuando uno acaba y piensa «yo aquí ya no tengo mi 'poder'», como si dijésemos entre comillas, y sin embargo los niños te siguen mostrando su cariño. Es indescriptible.

–El centro debe haber notado su ausencia este curso sin ti...

–No, qué va... Aquí hay gente muy buena y siguen entrando otros que yo he conocido y que son magníficos.

«Las clases online se me hacían tristes, la falta de trato directo con los niños y el poder estar en su día a día»

–Se despidió con un último reto, que fue enfrentarse a las clases online por la pandemia.

–Eso al principio costó un poco, a mí me gusta mucho el trato directo con los niños. Se me hacía muy triste, los alumnos respondieron muy bien, pero el no poder estar con un niño viendo cómo trabaja y saber qué es lo que le pasa en su día a día... Yo también creo que los chavales echaron mucho en falta el venir al colegio.

–Supongo que le habría gustado despedirse de otra manera...

–Sí, desde luego que sí, pero las cosas vinieron así, y no se puede hacer nada. Terminé todo el curso, hasta el día 31 de junio, al pedir la prorroga porque no quería dejarlo a medias y me encontraba bien.

–¿Cómo llega la jubilación?

–Bien, es otra etapa de la vida, y yo creo que ninguna etapa se debe pretender alargar. Hay que vivir cada uno la que le toca. Yo obviamente me acuerdo mucho de la enseñanza, es algo completamente ineludible, pero estoy muy contenta haciendo cosas que no hacía antes como leer, pasear... La jardinería y los animales también me gustan mucho. Ahora estoy ilusionada de que nazca a últimos de junio mi primera nieta, y esperando verla crecer.

–¿Cómo le llegó la noticia de que iban a bautizar la biblioteca municipal con su nombre?

–Los niños y los profesores me hicieron un vídeo en el que me lo comunicaban. Estoy encantada, no soy merecedora de esto ni mucho menos. El acto que hizo el Ayuntamiento fue entrañable, con los niños aplaudiendo, me emociona hasta el contarlo.

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