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LUCÍA ALCOLEA
Entrambasaguas.
Domingo, 14 de enero 2024, 01:00
La restauración del Palacio de los Acevedo de Hoznayo (Entrambasaguas) ya ha sido, ahora sí, completada. El traslado al emblemático edificio del siglo XVII de las cuatro esculturas orantes que representan a Fernando de Acevedo y sus hermanos ha supuesto la culminación de un ... proceso que comenzó hace casi cuarenta años. Fue entonces cuando se decidió sacar las figuras de la capilla del edificio -hoy rehabilitado-, víctima del abandono y la desidia, con el objetivo de salvar las imágenes funerarias, de alto valor artístico y patrimonial.
Las figuras de piedra de alabastro, obra del escultor Gabriel de Pinedo -las concluyó en 1617-, fueron trasladadas al Palacio de los Hornillos de Las Fraguas (Arenas de Iguña), propiedad de los duques de Santo Mauro, y allí permanecieron al asubio hasta el año 2020. Después, la Fundación Medinaceli, propietaria del inmueble palaciego y encargada de custodiar las obras de arte, las trasladó a un segundo local en Hoznayo. El periplo de las esculturas terminó el pasado mes de diciembre, cuando fueron devueltas al lugar que ocuparon originariamente y para el que fueron concebidas, bajo los arcosolios de la capilla-panteón del 'resucitado' palacio, que es Bien de Interés Cultural (BIC).
«Ahí están después de cuarenta años», señala Aurelio González-Riancho, delegado de Hispania Nostra en Cantabria, que habla del incuestionable valor de estas obras de arte: «Los hermanos Acevedo destacaron en el ámbito social y económico de la zona a lo largo del siglo XVII». Fue Fernando Acevedo, obispo de Osma, arzobispo de Burgos y presidente del Consejo de Castilla, quien encargó las esculturas, que, contrariamente a lo que se pueda pensar, se han conservado «muy bien», asegura el responsable de Hispania Nostra. Las imágenes a tamaño real de los Acevedo fueron cubiertas con sábanas y trasladadas con sumo cuidado y delicadeza -el que requiere una pieza de arte de semejante calibre y tamaño- de un edificio señorial -en decadencia- a otro.
Familia Las imágenes artísticas de alabastro representan a los hermanos Acevedo ante un reclinatorio
Bien conservadas Según los expertos, las figuras se encuentran en buen estado y apenas se han tenido que restaurar
Hostelería El palacio es ahora un hotel gestionado por los hermanos Diego, que financiaron las obras
Según González Riancho, «las figuras han estado perfectamente en Las Fraguas las últimas cuatro décadas». El representante de Hispania Nostra da por sentado que los orantes «han recibido los mejores cuidados», por lo que, supone, «no ha habido que realizar grandes labores de restauración, salvo reparar quizá alguna pequeña rotura». El proceso para trasladarlas de un sitio a otro sin que resulten afectadas ha sido, eso sí, arduo. La delegada en Cantabria de la Fundación Medinaceli, Rosa Argos, se ha encargado de gestionar el 'último viaje' -y los anteriores- de las estatuas. «No sé lo que pesarán, porque hemos tenido que dividir cada figura en dos piezas y después, para cargarlas, nos hemos ayudado de una transpaleta y un camión grúa». No fue fácil recorrer el camino de grava hasta el interior del palacio con las obras de arte a cuestas. «Pero mereció la pena y menos mal que hemos logrado salvarlas, porque hablamos de la historia de Cantabria», recuerda Argos. Sin ellas el Palacio de los Acevedo estaba incompleto.
La restauración del inmueble se pudo llevar a cabo gracias al interés que mostraron los hermanos Miguel y Elías Diego, dedicados al sector de la restauración en la zona, propietarios de varios establecimientos de hospedaje y de un obrador, con el que fundaron el grupo Los Pasiegos. Los Diego asumieron la rehabilitación del palacio y firmaron un convenio con la Fundación Medinaceli para gestionar el edificio durante 35 años. Por eso, el espacioso palacete, que llegó incluso a estar en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra por su lamentable estado de conservación, es hoy un elegante hotel con una docena de habitaciones y restaurante, preparado para la celebración de bodas, comuniones, bautizos y demás eventos. Así que todo el que lo desee puede ver las esculturas in situ. La capilla, de estilo herreriano, permanece abierta al público. La intervención que se llevó a cabo en el templo se basó en recuperar su aspecto original y en instalar un moderno sistema de luces y sonido para la celebración de eventos. Las luces apuntan ahora directamente a las cuatro esculturas de los orantes, que un día estuvieron a punto de perecer y que atesoran cuatro siglos de historia. Piensen en todas las vidas que caben dentro de cuatrocientos años. «Estamos muy contentos porque queríamos salvar las figuras y lo hemos conseguido», admite González-Riancho.
Las figuras que oran ante un reclinatorio «constituyen uno de los mejores monumentos funerarios de Cantabria», especifica. La sobriedad de las creaciones de alabastro «recuerda el estilo oficial impuesto por los Leoni y reclamado por una clientela de rango», destaca a su vez la doctora en Historia del Arte Celestina Losada en su tesis sobre 'La arquitectura en el otoño del Renacimiento, Juan de Naveda', donde da a conocer importante documentación sobre el proceso constructivo del Palacio de los Acevedo.
Con «clientela de rango», Losada se refiere a las esculturas de Carlos V y de Felipe II, en el palacio de Yuste y el monasterio de El Escorial, respectivamente. Un estilo que más tarde replicaría el escultor soriano en Cantabria. «Forma parte de nuestro patrimonio, aunque se trate de un bien privado», insiste la representante de la Fundación Medinaceli. Precisamente, el edificio de Hoznayo ha vuelto a cobrar vida gracias a la iniciativa privada de los dos hermanos y empresarios. Tras encajar la última pieza, ya se puede decir que la restauración del conjunto histórico de los Acevedo ha finalizado con éxito.
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