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En el entorno de la antigua Iglesia Parroquial de Gajano, llama la atención la presencia de una estela funeraria protegida por una forja de hierro artística, seguramente para evitar que sea pasto de los vándalos. No es una pieza original pero si un ... testigo del pasado que muestra parte de la historia de la localidad. Un vestigio de la época alto medieval que se localizó en el entorno de la actual Iglesia de San Martín, cuando se investigaba una necrópolis que probablemente se asoció a un templo anterior.
Allá donde ahora hay industria, antaño estuvo poblado por todo aquel que encontraba en esta parte de la Bahía un lugar ideal para descansar. Un alto en el camino o bien un lugar que colonizar. Así lo creen los investigadores que localizan los primeros restos arqueológicos de Gajano en el paleolítico. De hecho, según refleja la historiadora Elena Gil Izaguirre, autora del Catálogo Monumental de Marina de Cudeyo, es en Gajano donde se localiza el llamado yacimiento de La Florida, en 1922, en el complejo industrial de la antigua factoría de Calatraba.
En la actualidad, el yacimiento se encuentra sepultado según indica Gil Izaguirre «y se estudiaron solo parcialmente algunos materiales que fueron atribuidos al achelense», o materiales líticos que se datan en el Paleolítico inferior.
Dentro del recinto de esta factoría (hoy Dynasol) se encuentra también la Cueva del Moro, donde también se hicieron algunos hallazgos desde la prehistoria a la época alto medieval en la que se data la estela de Gajano.
La misma, la original, hoy está custodiada en el Museo de Arqueología y Prehistoria de Cantabria. En su descripción física se trata de una estela «discoide labrada en piedra arenisca de 0,27 cm de diametro. Esta decorada con circunferencias concéntricas rellenas con dientes de lobo en el anillo exterior. El anverso tiene un pez y el reverso un tridente».
Según describe Gil Izaguirre, lo normal era que las estelas acompañasen a las tumbas de lajas «donde se disponen en las cabeceras o sobre el hombro izquierdo del difunto». «Estas piedras se relacionan con los enterramientos de las clases bajas de las sociedad medieval y, en el marco cronológico en el que aparecen, comprenden desde mediados del siglo X hasta mediados del XIII» concluye la autora.
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