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Francisco Asón (PRC) lleva toda una vida siendo alcalde de Ribamontán al Mar. A sus 71 años (se inició en política con solo 26) ... se enfrenta a su duodécima y «última» -eso dice- legislatura. Lo hace en minoría y sabe que el diálogo con la oposición va a ser crucial por y para el buen futuro del municipio. Por si alguien tiene alguna duda, él promete que así será y hablará con todos. Es, junto con el alcalde de Meruelo, Evaristo Domínguez (PP), uno de los alcaldes más veteranos de toda España. Llegó en 1979 por «casualidad» a la política y su pueblo le ha sido fiel. Asón se presentó a las elecciones por primera vez de la mano de UCD, más tarde como independiente y, desde hace muchos años, ya bajo el paraguas del PRC, partido con el que acaba de ganar las elecciones.
-Año 1979, ¿qué es lo que le lleva entonces a entrar en política de la mano de UCD?
-Fue un cúmulo de cosas, había tres grupos políticos que se presentaban y a mí me tocaron los tres para ir con ellos. Al final elegí a la que entonces era la fuerza política mayoritaria, la UCD. ¿Y qué pasó? Pues que yo iba de número tres, pero el primero y el segundo riñeron, se marcharon tras una reunión y me pusieron a mí. ¡Yo no la había visto más gorda en mi vida, con 26 años ya me contarás! Me fui a Santander a dimitir, allí me convencieron de lo contrario y así salió la cosa.
-Es decir, que llegó usted por casualidad a la política y se quedó toda una vida
-Sí, la verdad es que sí, porque ya le digo, fui a dimitir y me convencieron para quedarme.
-¿Cómo fueron esas primeras legislaturas?
-En Ribamontán al Mar no había nada. Sí es verdad que teníamos una cosa muy importante, una traída de aguas que pocos municipios tenían entonces. Aunque luego ha habido que ampliarla y renovarla, la teníamos. Entonces, tampoco había saneamientos y hoy lo tienen todos los pueblos. Me acuerdo incluso que había un teléfono en cada pueblo y conseguimos llevar la línea a todos los núcleos más importantes. Alumbrados tampoco existían casi, solo algunas bombillas. Lo cierto es que estaba casi todo por hacer. También hicimos el colegio para sustituir a las escuelas unitarias.
-¿Cuál es su secreto para gobernar 44 años en un municipio y sacar tantas mayorías absolutas?
-El secreto es estar muy cercano al vecino, y yo creo que los ciudadanos han visto la voluntad que le hemos puesto trabajando siempre y cumpliendo lo que se les había dicho. También quiero decir que los principios no fueron nada fáciles, porque no había ni técnico jurídico, pero llegó un joven secretario, José Manuel Gómez, y gracias a esa juventud que teníamos los dos nos trataron de maravilla en el Gobierno regional. Todavía me acuerdo del primer presidente, José Antonio Rodríguez, cómo nos decía a los dos que no había visto nunca un alcalde y un secretario tan jóvenes. Nuestra juventud nos ayudó mucho porque todos los consejeros se fijaban en nosotros y nos ayudaban. En aquella época, en cada pueblo hicimos una pista de deporte.
-¿Cómo ha cambiado turisticamente Ribamontán al Mar en estas cuatro décadas?
-Ha sido una transformación total. Es más, hoy Ribamontán al Mar es un referente turístico a nivel nacional e internacional. La idea de impulsar el turismo del surf nos ha ayudado mucho. Hace años pensamos que teníamos unos arenales magníficos y que aquí están y estaban muchos de los más renombrados surferos del país. Fue entonces cuando nos dijimos que había que poner orden a todo esto y sacamos adelante el proyecto del surf. Pasado el tiempo creo que nos ha ido de maravilla.
-En estos años habrá habido momentos buenos y malos, vamos a empezar por los buenos....
-Yo he tenido momentos muy buenos aquí, pero si tengo que elegir uno para mí sería cuando hicimos las primeras de las 127 viviendas sociales que hemos hecho. Para mí, el momento de entregar las llaves a esa gente, que sin en ellas no hubiese tenido la oportunidad de quedarse aquí, fue una satisfacción enorme. Hoy puedo decir que es una de las mayores alegrías que me llevo de mi carrera política.
-Y el peor momento...
-Ha habido bastantes, pero prefiero no nombrarlos, porque hay momentos que se pasa realmente mal, así que me quedo con lo bueno.
-Cambiando de tercio y volviendo a la actualidad electoral, tras muchos años con mayorías absolutas ha vuelto a ganar, pero en minoría. Eso le obligó a mandar un mensaje de conciliación a la oposición en el Pleno de su investidura, ¿está ya en ello?
- Sí, sí, claro, y aunque he visto que alguien del PP ha dicho que lo dudaba, yo digo que ya se verá. Yo he tendido la mano a todos y así pienso seguir. Quiero reunirme ya la semana que viene, si puede ser, con los grupos municipales y sentarme a ver qué proyecto quieren para Ribamontán al Mar y yo ver hasta dónde puedo llegar. Porque yo tengo también limitaciones y tengo que hablarlo con mi equipo, pero mi idea es efectivamente contar con todos.
-¿Y qué proyectos del programa del PRC le gustaría que estén en esa mesa del diálogo?
-Tenemos varios proyectos. Por poner varios ejemplos, uno es el aparcamiento de Somo, otro las viviendas sociales de alquiler, también cubrir la pista del colegio para que los niños puedan salir y no mojarse o la ampliación del Ayuntamiento con un edificio anexo. Esto último es pura necesidad para centralizar aquí todos los servicios y que no estén desperdigados. Tenemos bastantes más ideas, pero, para mí, esas son las más prioritarias porque lo tenemos ya plasmado en proyectos, a parte de un sinfín de obras públicas, carreteras, puentes...
-El color del Gobierno en Cantabria ha cambiado y usted siempre se ha reivindicado como amigo personal del expresidente Miguel Ángel Revilla. ¿Cree que le va a ir bien ahora que le toca tocar otra puerta de color diferente?
-(Se encoge de hombros y responde). Sí, claro, qué le vamos a hacer. No sé si los que estaban antes atendieron o dejaron de atender a alguien, pero yo ya he tocado ya otras veces esa puerta. Cuando se necesite acudir allí, iremos, y creo que tendrán que atender a todo el mundo. En política no hay que ser sectario.
-¿Va a volver a presentarse a unas elecciones en su pueblo?
-(Sonríe) Esta va a ser la última por narices. Si es que yo esta vez tampoco quería ir, ni mi familia, pero me convencieron.
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