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Vanessa Lodoño quería estudiar algo relacionado con animales, y al no toparse con nada que le gustase en Murcia −donde vivía hasta hace unos meses− decidió otear qué le ofrecía Cantabria, una región que «siempre» le había encantado. Fue entonces cuando, internet mediante, fue a dar con el Ciclo Medio de Técnico en Actividades Ecuestres que se imparte en el Centro Integrado de Formación Profesional La Granja, en Heras. Dichos estudios se implantaron hace tres cursos, convirtiéndose en unas instalaciones pioneras en el país tanto en la enseñanza pública como privada en integrar esta formación.
Para las yeguas Mora, Angelines y Rubí junto a los dos potros de las dos últimas, la jornada empieza entre semana a las 07.30 horas, cuando se les da de desayunar. Sin embargo, la vida en las instalaciones de hípica del Centro no bulle del todo hasta las 08.30 horas, es entonces cuando los alumnos sacan a los caballos y comienzan las prácticas. Los limpian, trenzan, montan, comprueban su estado, e incluso los hierran si hace falta. «Aquí los chavales son muy autosuficientes, prácticamente no hay que decirles nada, a veces parece que los profesores no hacemos falta», reconoce Iratxe Zubiria, una de los seis docentes del Ciclo Medio de Técnico en Actividades Ecuestres.
Y eso que el perfil de los 40 alumnos que actualmente están matriculados en los dos cursos que completan el Ciclo es muy diverso. «De edades van de los 16 a los 30 años, algunos tienen algo de experiencia con caballos y otros nunca han estado en contacto con ellos», explica Zubiria, quien también descubre cuál es su técnica de enseñanza para los neófitos. «Les animo pronto a ponerse de pie y hacer equilibrios a caballo para que cojan confianza», señala. Un ejercicio que conlleva caídas, pero «es algo que hay que asumir cuando entrenas con caballos» dice la profesora, con lo que los traspiés no deben socavar las ganas de aprender.
Tras finalizar la formación en el ciclo, que tiene una duración de dos cursos, se abren varias vías para los titulados. Entre las opciones está trabajar como ayudante de herrador, domador de caballos, cuidador, mozo de concurso y guía ecuestre (para rutas). Aunque hay demanda de esos trabajos, la recomendación del centro es seguir los estudios para especilizarse, por ejemplo, pasando al Ciclo Superior en Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal, que también oferta Heras.
Hacer ese recorrido es el fin de Vanessa, que una vez superado el ciclo medio y el superior tiene como objetivo acceder a la carrera de Veterinaria. «Sé que son muchos años por delante, pero estoy motivada», explica la alumna, que también reconoce que «de adolescente era muy vaga y creía que no valía, pero me he dado cuenta de que si me gusta sí que puedo», dice la joven, de 20 años.
El Ciclo Medio en Actividades Ecuestres es de nueva formación, el Ministerio de Educación sacó la titulación en 2018, y La Granja fue de los primeros del país en solicitarlo. «Formamos, salvando las distancias, mozos de cuadra cualificados, que hasta ahora aprendían trabajando y ahora que el caballo está cogiendo volumen a nivel deportivo, turístico y de granja se demandan especialistas», detalla Sergio Silva, director del Centro Integrado de Formación Profesional de Heras.
De hecho, al ser pioneros y prácticamente no localizarse otros lugares públicos y privados en España que impartan estos estudios, reciben matriculaciones de toda España. «Tenemos más de cien solicitudes, con lo que hay gente que se queda fuera», comenta el director. Tanto es así que se han planteado ampliar plazas, pero por el momento con la situación covid no es posible. Entre otros lugares, sus alumnos actuales provienen de Valencia, País Vasco, Navarra, Murcia y Galicia.
Al principio, acudían a una hípica privada para las prácticas, pero poco a poco fueron integrando sus propias yeguas: Mora, Angelines y Rubí junto a las crías de las dos últimas, que nacieron en el Centro de Formación a través inseminación artificial. A esa familia se unen otros cinco caballos cedidos por una hípica de Laredo, que sólo los utiliza para rutas guiadas en verano, con lo que el resto del tiempo mediante un convenio pasan a manos del Centro de Heras, que se encarga de su manutención.
A lo largo de estos tres últimos cursos −el año pasado se graduó la primera promoción− se ha trabajado en implantar y mejorar las instalaciones para los caballos. Para ello se ha reacondicionado un antiguo campo de fútbol municipal, que se ha reconvertido en pistas. Además se han creado aulas en los vestuarios y se ha levantado una nave para los caballos.
En las labores de desarrollo del espacio colaboran los propios alumnos. Hace unas semanas se colocó en la pista un suelo de material g-tech en la pista de hípica para amortiguar las caídas de los jinetes y evitar impacto a los animales. En la labor de instalación del suelo, parecido al de los parques infantiles, colaboraron los alumnos de tres de los siete estudios formativos que ofrece La Granja, cada uno con cuestiones relativas a sus estudios. En esa filosofía de reaprovechamiento, también hacen otras acciones como la reutilización de los desechos de los animales para hacer compost que utilizar en los campos del centro y para el aprendizaje de otros ciclos, estableciendo una especie de economía circular dentro del centro de Heras.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Mada Martínez | Santander
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